u n o

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Papi

—Dilo bebé, quiero escucharlo.

—N-ni lo s-sueñes...

—Anda, déjame escucharlo.

—Kyungsoo s-sólo termina c-con e-eso.

—Entonces dilo.

—No lo voy a h-hacer.

—Pues se nota hinchado allí, ¿estás seguro que no quieres que ponga mi boca justo aquí? Mira, te puedo mostr...

—¡Ah, ah, K-Kyungsoo! ¡Joder, ¿por qué me haces esto?!

Buena pregunta para hacer; sonreí tratando de que la respuesta no sonara soez porque ya luego Jongin se ponía furioso con su «Lávate la boca con jabón, Kyungsoo, no seas tan cerdo». Pero es que él no me entendía, no en cierto modo, él no caía en cuenta de que yo adoraba tenerlo así, delante de mí, con el pantalón a medio muslo y la esfinge dura sólo para mí. Jongin se trataba de convencer que no estaba siendo lengüeteado por mí, a veces parecía que hablaba con dos personas distintas, y de acuerdo a sus quejidos, una de las partes se estaba quejando mucho, y la otra estaba disfrutando.

—Porque me gusta poner mi lengua sobre tu pene Jongin, por eso —le respondí y como pronostiqué, mi hermoso y sensual (aunque muy poco consciente de ello) novio se sonrojó hasta el cuello y comenzó a hacer berrinche.

Oh, yo adoraba cuando Jongin se atrevía a hacer berrinche cuando estaba medio desnudo y conmigo borrándole los datos importantes, cosas como cómo se llamaba, o en qué año estaba viviendo. Era adorable, él siempre hacía esto. No es que tuviésemos sexo siempre, es más, nosotros no teníamos sexo, no de la forma en que yo quería, pero en compensación, me encantaba hacer esto porque sabía que a él le gustaba aunque la mitad del tiempo se estaba haciendo el monje. Si él no deseara tanto mi boca sobre su intimidad, no estuviese balanceándose, con la palabra que yo quería escuchar peligrosamente en la punta de su lengua.

—Haz algo, Soo —Y era un manipulador de primera porque para estas cosas en la que él necesitaba liberación yo era Soo, para los efectos, simplemente era Kyungsoo. Había intentado que me dijera gatito pero fracasé miserablemente en el intento.

—No haré nada hasta que lo digas —espeté; ah, yo era un toro. Tenía el pene de mi novio muy cerca de mi boca, y tenía una carpa de circo en mis propios pantalones, pero aún así tenía la entereza para ponerme firme y exigir un poco más de él aunque me estuviese entumeciendo.

Jongin y yo estábamos en su casa, sus padres estaban en sus respectivas jornadas de trabajo, así que me invité a pasar, y más tarde me invité a sentarme sobre su pelvis y a mecerme como si Jonginnie fuera una cómoda hamaca. Oh, que lo era. Como siempre se había vuelto pudoroso diciendo que alguien podía llegar, pero me aseguré de que si eso pasaba, al menos nos diera tiempo de vestirnos con el seguro de la puerta completamente a mi favor. Jongin debía entender que ese pedazo de carne entre sus piernas me volvía loco, y no podía tenerme a pan y agua, que era lo mismo a manoseada caliente y besos.

Habíamos intentado tener sexo, la primera muy bien, estábamos bien entregados a la magia de besarnos y quitarnos las prendas pero entonces yo dije algo que sonó como «Abre las piernas, bebé» entonces mi bebé saltó de la cama y se tapó sus partes nobles con la almohada diciendo que él no sería el de abajo. Yo no sería el de abajo y pues allí encontramos nuestra primera conflictiva.

La verdad es que el problema de los dos era netamente por una sola razón, ninguno sabía el tema para hacer la cosa menos dolorosa, ambos asumimos que ser el de arriba era menos complicado por lo que ninguno quiso volverse el de abajo; uno de los dos debía ceder, pero ninguno estaba dispuesto a hacerlo. Yo personalmente quería hundirme en ese hermoso trasero moreno y plano, estoy seguro que él quería lo mismo puesto que yo tenía el trasero más esponjocito, hasta lo entendía, hasta yo mismo me quería follar.

Razones Por Las Que En Serio Te Amo → KaiSoo/Top!SooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora