Capítulo 8: La raíz cuadrada de dos.

Start from the beginning
                                    

Me encogí de hombros. Mis dientes empezaron a castañear.

—No es como si entabláramos una larga conversación... —comenté, llena de completa y plena decepción.

Ella resopló, y pasó su brazo por mis hombros de manera reconfortante.

—Adam buscará mi auto, los llevaremos a casa —Ryan se nos acercó—. Yo conduciré el Monza y él irá tras de mí en mi auto, ¿vale?

—N-No tienes por qué hacer eso —Me apresuré a decir—, ustedes deben quedarse, nosotras...

—Nina —Él me cortó al instante—, solo tienes que dar las gracias, enserio, no hay ningún problema.

Mis labios se alzaron levemente y el rubor se hizo presente en todo mi rostro.

—Gracias —le dije, sintiendo un revoltijo en el estómago.

—¿Puedo ir yo con Adam en tu auto y Nina contigo en el cacharro? —le preguntó Penny Lane, poniendo esa voz de “inocente” que hace que las personas cedan a lo que sea que ella quiera hacer—. Es que los chicos ocuparon todo el asiento trasero y no creo que quepa igual.

La miré con los ojos muy abiertos. ¿Qué trataba de hacer exactamente?

—Sí, sí, está bien —Le sonrió él ampliamente.

Tragué saliva con fuerza. Dios, solo quería esconder mi cabeza en algún agujero igual que un avestruz.

—¿Tienes frío? —La pregunta de Ryan me tomó desprevenida, ya que ni siquiera me había percatado de que se encontraba a mí lado.

No lo miré, sabía que moriría de vergüenza, como también sabía que él no me diría nada acerca de lo ocurrido, pero aun así, no dejaba de pensar en su rostro en el momento en el que Duckie se abalanzó sobre mí, diciendo cosas incoherentes sacadas de su extenso repertorio de Pretty in Pink, y luego, para el gran final, mientras me abrazaba con total torpeza, vomitó en mi blusa el sándwich de atún que se había comido en la cena.

—Puedo escuchar tus dientes castañear desde aquí —Volvió a hablarme, esta vez captando mi atención al notar por el rabillo de mi ojo cómo se comenzaba a quitar su chaqueta de los Guepardos.

En cuanto sentí el calor de esta colgándose sobre mis hombros, me aparté rápidamente.

—Estoy bien —murmuré bajando la cabeza—, se ensuciará de vómito, estoy bien...

—Vas a enfermarte —insistió, colocándomela de nuevo—, no importa si se ensucia, solo tómala.

—Gracias —Mi agradecimiento fue apenas audible, y fue opacado por el ronroneo de su auto siendo aparcado por Adam tras el Monza de Tessa.

Unos minutos más tarde, me encontraba en el asiento de copiloto, rodeada de un tormentoso silencio aunque Duckie se quejaba en la parte de atrás, y junto a la persona con la que menos esperé estar en un auto pasando por esta situación tan vergonzosa.

Penny Lane nos había dejado solos a propósito, eso me quedó bastante claro, pero hasta los momentos, su plan no estaba funcionando para nada, ninguno se atrevía a decir algo y yo temía que hubiera recapacitado y que se hubiese dado cuenta de que Nina Landfield era demasiado rara, con amigos aún más raros.

Sin embargo, el olor de su chaqueta me tranquilizaba, bizarramente hablando, me hacía sentir a gusto. No olía a rosas o algo parecido, era una peculiar mezcla entre su colonia, una suave fragancia a lavanda y un toque de sudor. No, no era desagradable, al menos para mí, la chaqueta olía a él.

XOXO, Blogger Girl ©Where stories live. Discover now