Pasado- Maldito- Presente

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Lo que más recordaba era el dolor.

Un dolor que había sido completamente desconocido para él hasta que lo vivió. Un dolor punsante que generaba gritos y lágrimas en sus ojos grises de las cuales ya no podía contener. Conocía otro tipo de dolor, el de rechazo, pero nunca el dolor físico.

Apenas habían pasado unos días -¿o acaso ya habían transcurrido semanas?-desde el tratamiento especial (la mayoría lo hacía ver como misión secreta) y sentía que no la libraría. Que el dolor que estaba sintiendo lo mataría en cualquier momento. 

Tenía las ropas blancas de la otra vez. Debía usarlo hasta que notaran los progresos de su tratamiento. Pero estaba ya desesperado. Quería que detuvieran el dolor que estaba sintiendo. No le permitían ver a nadie más que a los cuervos, a Komui y a Link. Incluso no podía ver a ese idiota que se hacía llamar su profesor. El lugar donde 'descansaba' y 'dormía' era en una celda con una cama y una mesita con dos sillas, siendo iluminada por las luces del exterior por el sol y la luna. Su apetito feroz había desaparecido siendo los mareos y náuseas sustituyendo esa necesidad de comer. 

Si se sentía un inútil con su brazo izquierdo, el sentimiento de ahora era peor. Sentía mayor desprecio por su estúpido brazo. Adolorido, ensagrentado, y lo desagradable era ver como esté, por tratar de activarlo forzosamente, se movía nerviosamente como un tic. Trataba de detener esa acción con su mano derecha, pero era imposible. Siempre que su brazo tenía contacto con cualquier cosa le dolía hasta el alma. Así que lo dejaba moverse así, esperando a que en algún momento dejara de doler. 

Al momento que sentía desprecio por su brazo, recordaba las imagenes de la proyección que Tim le había mostrado aquella ocasión, de cuando realmente lo había perdido. Se la habían arrancado. No quería su brazo pero tampoco se imaginaba un momento sin él. Por eso no sabía que hacer. No quería aceptar que ese sería su destino, pero no quería que le quitaran su brazo. Unas cuantas lágrimas volvían a surgir, sentía el recorrido que hacían por su rostro.  

¿Por qué su maldito brazo no se activaba? No lo entendía. 

Sus pensamientos fueron interrumpido por el sonido de la puerta de madera abrirse generando un escanadoloso ruido. Levantó la mirada y vió a esos dos enmascarados. Cuervos, como le hizo saber Lavi, el chico pelirrojo. Tenían la intención de levantarlo pero decidió pararse por sí mismo a que lo tocaran. Caminó hacía ellos colocándose en medio, mientras que varios sellos se acomodaron a su alrededor, ayudando un poco a mantener ambos brazos levantados. Agradecía que sólo así no sentía dolor. Una vez listos los tres, se encaminaron a la puerta.

No quería regresar a aquél lugar, no quería sentir ese dolor, no quería escuchar que habían fallado de nuevo. Regresar con Kanda, con los demás, eso quería. Poder dormir, hacer travesuras. Un niño no debería pasar por esto. Ah, pero no era solo un niño. Era un Elegido de Dios. Un Dios que le había dado un brazo deforme. Un Dios que lo quería ver sufrir. Por supuesto que él sabía que no era un niño normal. Nunca lo sería. 

En cuanto se aproximaron al lugar de pruebas se detuvieron. Antes de entrar le colocaron un tipo de venda que cubría sus ojos, su vista. Era algo ya rutinario. Para que no se asustara durante el proceso, para que no viera su brazo y evitar un shock emocional. Y sin más, fué cubierto. Se dejó guiar, caminaba inseguro a pesar de haber recorrido el lugar varías veces, pero era para su seguridad, los cuervos no era muy atentos hacia su persona. Le dieron la señal de haber llegado sin problemas y lo dejaron, saliendo silenciosamente. Sus pasos se perdían poco a poco en la profundidad del silencio. 

-Iniciaremos el proceso, Allen Walker.

Aquella voz retumbó por toda la habitación. Una luz blanca y grande lo envolvió completamente, adentrándose poco a poco en su brazo. ¡Detestaba esa sensación! ... Y volvió. Esa acción que provocaba en su brazo una reacción dolorosa, Y generaba movimientos bruscos y violentos que no podía detener. Evitando gritar por el susto y el terrible dolor.

Pequeño Accidente - YullenWhere stories live. Discover now