Challenger

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El cuerpo de Kanda se sentía pesado. Creyó que se trataba de esos bastardos cuervos, pero para su sorpresa no era así. Se puso frente al Moyashi para poder protegerlo de cualquier ataque directo. El humo que no terminaba de esparcirse le imposibilitaba ver con claridad, pero no dejó de observar a su alrededor. Pudo escuchar un pequeño sollozo de una mujer, mientras unos pasos se hacían notar, probocando un sonido pesado y fuerte.

Un Akuma.

Un Akuma dentro de la nueva Sede. Era increíble. Se suponía que estaban bajo protección por esos Terceros Exorcistas. Realmente eran unos inútiles, uh. Eso no impotaba en estos momentos, puesto que ya tenía al Akuma nivel 3 frente suyo y con el cuerpo de una enfermera entre sus brazos, impidiendo que pudiera respirar.

-¿Es ésta la habitación de Allen Walker?

-Che, ¿quién es ése?

-Jejeje. Ando buscando a un mocoso con un ojo maldito y un brazo deforme por su Inocencia. ¿Sabes dónde se encuentra?

-Ni idea.

Y BOOM. El Akuma se había acercado peligrosamente hacía Kanda, sosteniédolo del cuello. Había reaccionado, pero no fué rápido, pues su katana estaba siendo detenida con un cuarto brazo, ¿dónde rayos había salido eso?

-No te burles de mí. Sé que lo estás protegiendo. Jejeje detrás de ti.

-Che.

Kanda estaba tratando de safarse del agarre y distraer al Akuma. Apenas se había dado cuenta de las alarmas que se había activado por la intrusión. Maldito ruido, estaba perdiendo la concentración ahora por ese inútil detalle. Activó a Mugen y con Nigentou pudo alejar al Akuma unos cuantos metros.

-Ehhh~ Así que Allen Walker de verdad ya no tiene las memorias del Decimocuarto. Dime, ¿cómo fué que lo lograste, chico

A espaldas de Kanda, Red se encontraba aún en la camilla asustado. Él no podía defenderse como los demás. Escuchó a sus espaldas una voz varoníl, refiriéndose a él con una particularidad muy extraña. 

Ante aquellas palabras Kanda volteó sorprendido,¿quién rayos...? Pero en cuanto sus ojos vieron la figura humana, piel oscura, cabello rizado, los estigmas en su frente. Era aquél Noé de Edo, quién había desaparecido de su vista y no pudieron terminar su pelea. Se encontraba a un costado tomando el rostro del pequeño moyashi, y éste estaba paralizado. La figura estaba saliendo de la pared.

Tikky Mikk.

Pudo sentir con certeza, de los recientes rumores entre el Clan Noé, la desaparición instantánea del Decimocuarto. Pero, ¿cómo rayos había pasado eso? Una memoria de un Noé puede estar dormida pero muy difícilmente desaparecer. Como Skin Boric. Pero él era una excepción. La sensación de ahora era increíblemente diferente. Ya no estaba ahí, el Decimocuarto Noé no estaba en el interior del chico como la última vez que pudieron sentir su despertar. Por eso el Conde lo había mandado, para confirmarlo. Estaba completamente fuera de sus cabales ante la inesperada percepción.

No quería lidiar con los impulsos desastrozos del Conde así que se fué de inmediato.

Entonces se dió cuenta. Quién estaba sosteniendo era mucho más joven -¡un niño!- que Allen Walker. Pero sabía que era él. Por eso había llegado precisamente a esa habitación. Fue tal su desconcierto que pudo sentir un golpe veloz y fuerte desde arriba, logrando separarse del niño.

Un maldito niño

¿Acaso la Orden Oscura habrá hecho algo como para provocar un efecto secundario afectando al chico? Una posibilidad. De ser así, significa que la Orden puede eliminar el Noé que tienen en el interior. Como la espada del demonio blanco*. Pero no. Lo descartó inmediatamente porque era algo imposible de logar para los humanos. 

Pequeño Accidente - YullenWhere stories live. Discover now