Capitulo 5. Aquel que tiene un enemigo lo encontrara en todas partes

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Capítulo 5. Aquel que tiene un enemigo, lo encontrará en todas partes

Llegaron a la fiesta, era una mansión de un chico llamado Kevin Flynn, vivía a unas cuadras de la casa de su amiga. Había una gran multitud de adolescentes tanto afuera como adentro de la casa. Zoy le había dicho a Cara que los padres de Kevin estaban en un viaje de negocios y que tenía la casa para él solo. Se sorprendió al ver que reconocía a muchas de las personas que estaban ahí, la mayor parte del instituto, al parecer el tal Kevin formaba parte del instituto. Estaban en la hora feliz por lo que nadie les prestó atención cuando entraron, todos estaban o bien bailando, ligando o bebiendo como vacas. Había luces por todas partes, una gran cantidad de humo suspendido en el aire debido a los cigarrillos y el ensordecedor sonido de la música.

Entraron dirigiéndose de inmediato hacia las bebidas, había una barra enorme con tres barman detrás de ella, preparando las bebidas para todos. A un lado una mesa enorme llena de botanas y refrescos.

Se acercaron a la barra pidiendo cada quién una bebida diferente. Emma pidió un Daiquirí, Cara un Old Fashion y Zoy un White Russian.

Comenzaron a entrar en ambiente después de la 5ta. bebida, siguiendo el ritmo de la música, empezaron a bailar, paso una hora, dos horas, para cuando Cara se dio cuenta estaba bailando sobre la barra un tanto borracha, con la mirada de todos en ella. Sintió una en particular que le provocó escalofríos, no estaba en sus 5 sentidos por lo que se limito a ignorar esa sensación tan aterradora.  Una mano se extendió entre el tumulto de gente y sin dudarlo, la tomo para poder bajar de la barra, no sabía si quiera cuanto tiempo había estado bailando ahí arriba, lo consiguió al final algo torpe pero consiguió bajar, unas manos la rodearon, haciendo que Cara dedicara especial atención al chico que la sostenía, no lo conocía pero sin duda era muy apuesto, le sonrío de una manera lasciva y de un momento a otro recordó el trato que había hecho con sus amigas horas antes de la fiesta, sin duda esa era su oportunidad, no lo pensó mucho y entonces cuando estuvo lo suficientemente cerca de besar al chico, sintió unas manos en su espalda ,vio como su mundo se elevaba y sentía cierta presión en el pecho.

Se dio cuenta que estaba dejando atrás al chico que estuvo a punto de besar, en un momento de lucidez se percato que había dejado ir una oportunidad única en toda la noche, no iba a besar al primero que se le pusiera enfrente sin antes haberlo considerado y sólo para ganar una apuesta. Luego empezó a patalear y a golpear el cuerpo que la llevaba cargando.  La figura que la transportaba subió las escaleras hasta el segundo piso de la enorme mansión, luego se detuvo frente a una puerta para abrirla e introducirse en la habitación.

Sintió como la aventaban en una cama vacía, la verdad es que Cara no era muy consciente de su alrededor, estaba borracha hasta el tope. Entonces pudo verlo, comenzó a reír a carcajadas.

-Miren a qui…én tene…mos a…quí, al idio..ta de Ja..ce Rumsfeld –río de nuevo- de ha..ber sa..bi..do.. Que tu…  vendrí…as…
Pero no pudo terminar, Jace se posicionó encima de ella sujetando sus manos hacia los lados de la cama, Cara supuso que el también estaba borracho, le apestaba la boca a alcohol. No sentía nada, ni miedo, ni pena, ni impotencia, ni enojo, no sentía nada, sólo observaba lo que el chico hacía, con una sonrisa ida en su rostro en señal de lo pérdida que estaba.

-¿Crees que después de lo que me hiciste esta tarde lo dejaría pasar así como así? Estas en mis territorios Broggi, date por muerta– lo dijo en un tono amenazante para intimidarla.

Pero Cara se sentía de muchas maneras menos intimidada, sintió un poco de envidia al ver el control del chico con el alcohol, ella muy apenas podía hablar además que le costaba demasiado concentrarse en aquella situación.

-Fue como un regalo del cielo cuando te vi bailando en la barra, ¿sabes? me estaba empezando a aburrir – dijo el chico.

-¿De verdad?, ¿y qué tal?, ¿te gusto mi baile? – No supo lo que decía ni lo que hacía, que mas daba, en ese estado no se podía defender.  Tenía todas las defensas desactivadas, se acercó hasta quedar al alcance de su cabeza y le susurró al oído -¿Crees que no note como me mirabas?

Jace puso una cara de confusión, no se esperaba esa respuesta. Ante su desconcierto, no se dio cuenta que estaba dejando de sujetar a Cara de las manos con fuerza. Jace también estaba borracho, no era plenamente consciente de lo que hacía. Cara se liberó fácil y ágilmente, lo sujetó por la chaqueta de cuero que vestía con todas sus fuerzas para girar junto con él y quedar justamente sentada encima, acto seguido se encontraba agarrandolo por la nuca con una mano y con la otra entrelazó los dedos de su mano con su cabello rubio, acercándolo a su rostro hasta estar  las puntas de sus narices juntas, quedando los dos cuerpos suspendidos uno arriba del otro. Los ojos de los dos estaban clavados en el otro, hipnotizados. Trato de concentrarse con todas sus fuerzas en aquella escena, pero en aquel  momento recordó que tenía una apuesta que cumplir, y de un segundo a otro, se encontraba viendo sus labios, entonces retiró la mano que tenía en el cabello del chico para introducirla por debajo de su camisa blanca, y así explorar el abdomen de atleta que poseía Jace, palmeando toda la superficie tan firme, los cuadros, los pectorales, su cintura, sus hombros. Sin despegar en ningún momento sus ojos con un destello erótico de los de él. Cara retiró su mano de su abdomen para así volverla a colocar en su cabello sujetándolo con fuerza, y atrayéndolo hacía ella. Sus labios se acercaron a los de él y lo besó, no  fue correspondida de inmediato, pero a los pocos segundos  Jace se dejó llevar y le devolvió el beso de una manera violenta y fiera, la tomó por la cintura deslizando sus manos por todo su cuerpo. Ella jalaba de su cabello, el chico soltaba algunos gruñidos, el beso comenzó de una manera muy sencilla, convirtiéndose en algo feroz con salvajismo animal explotando en algo pasional y desesperado, sus lenguas se encontraban una y otra vez como si estuvieran en alguna especie de competencia, respiraban con dificultad, duraron unos cuantos minutos así. Entonces en ese momento alguien abrió la puerta y se separaron de inmediato, era un chico buscando los baños, estaba completamente ebrio.

-¡Oh... por Dios! Lo.. siewntwo chicows.

Cara se levantó de inmediato y salió corriendo por la puerta dejando a Jace tendido sobre la cama.

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Emma se encontraba sentada en un sillón tomando una bebida cuando un chico se sentó a un lado de ella, no lo suficientemente borracho como para poder hablar.

-Hola, ¿qué tal?

Emma conocía a ese chico era nada más y nada menos que Evan Fischer uno de los chicos que siempre seguía a Jace Rumsfeld. Ya habían transcurrido 5 horas desde que llegaron, Emma se sentía mareada y un poco ida, efectos de la alta cantidad de alcohol que había ingerido. Ya se quería ir pero no lo hacía, eso se debía a que no tenía ganas de cargar con las tareas de las demás. Maldita la hora en que aceptó entrar a esa jodida apuesta. No lo pensó, hizo un sencillo movimiento como acercar su cabeza a la de él, juntando sus labios con los suyos dando paso a un lento y dulce beso que el chico aceptó de inmediato. Acto seguido se despegó de él mirando un poco sus ojos, se levantó y se fue, dejando al chico algo perturbado y confuso.

Cara se encaminaba a la salida de la enorme mansión, no supo cómo diablos pudo bajar los escalones sin caer antes rodando, tuvo que quitarse sus altos tacones dorados para mantener el equilibrio,  en su recorrido pudo visualizar a muchas parejas comiéndose a besos, a personas tiradas en el suelo, personas gritando, bailando, cantando y una que otra follando en medio de todo el disturbio, ¿qué a caso no están las habitaciones para eso? Pensó  la chica un poco asqueada. La casa era un total desastre, eran las 4 de la madrugada y la fiesta no parecía tener fin, parecía una jungla de animales salvajes. 
Zoy bailaba en medio de la pista con tres chicos, Cara llegó y la jalo de un brazo.

Acumulo todas las fuerzas que tenía para poder decir -Tenemos que irnos, ahora –con un tono imperativo en su voz. Jalando a Zoy hacia su dirección, las dos estaban muy borrachas, Emma las vio a la distancia y se acercó para ayudarlas, era la más consciente de las tres y de esa forma ayudó a sus compañeras para volverse directo a casa de Zoy a descansar de esa ajetreada y loca noche.

¡Si quieres paz, prepárate para la guerra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora