Camila Cabello tiene dieciséis años, buenas calificaciones, y una familia típica de clase alta; un padre, una madre y una hermana pequeña. La misma historia todos los malditos días. Sentarse en clase, permanecer callada y sólo hablar cuando el profe...
Lo primero que vi al abrir los ojos fue el techo de madera de mi cuarto. Me revolví entre las sabanas, molesta y adormilada. Apagué la alarma de un manotazo y hundí el rostro en la almohada.
"Ughhh." Mi teléfono volvió a sonar. Esta vez era una llamada.
"¿Sí?" Una risita de voz fina hizo que mi sueño se desvaneciera.
"Buenos días. Tu voz por las mañanas es demasiado profunda." Me ruboricé ligeramente, no me gustaba mi voz.
"Sueno como un hombre."
"Para nada, a mí me gusta..." Un atisbo de sonrisa se formó en mi rostro y me senté sobre la cama.
"¿Por qué llamas? ¿Ocurrió algo?" Puse un pie en el piso y luego el otro, sintiendo un leve dolor de músculos.
"¿Te molesta? Puedo llamar en otro momento si quier-"
"¡No, no, no! Sólo me tomó por sorpresa." Caminé hasta el espejo y observé mi figura, tenía un look de zombie matutino.
"Ah, no es nada importante, sólo llamaba para avisar que no habrá clases, los profesores harán una reunión entre directivos para planear el próximo viaje de estudios." Coloqué los labios en forma de una 'O' y retiré algo de ropa del armario.
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"Oh, genial." Me tambaleé poniéndome los jeans e hice un extraño meneo de caderas para encajar mi trasero dentro de los mismos.
"Y... Me preguntaba si tal vez... ¿querrías ir a algún lado? Ya sabes, tenemos el día libre y no lo sé, pensé que-"
"Claro." La corté antes de que se pusiera más nerviosa de lo que ya estaba, sabía que Camila de vez en cuando podía ponerse así por cosas totalmente irrelevantes.
"Bien, uhm, ¿qué quieres hacer?" Entrecerré los ojos mientras pensaba.
Algún lugar tranquilo, donde podamos pasar el rato y charlar, quizás también pueda al fin tomar valor y avanzar en nuestra... ¿relación?
"Tú solo vístete, iré por ti en dos horas." Tomé las llaves del auto de mi mesita.
"Uh, okey, nos vemos." Incluso diciendo las cosas más simples su voz era tan bella, que apuesto a que si fuese tangible, sería tan suave como la seda.
"Nos vemos, Camz." Me lavé los dientes y bajé rápidamente las escaleras. Supe de inmediato que no había nadie en casa, Chris y Tay probablemente estaban en el colegio y mamá trabajando.
No tardé demasiado en desayunar y salir, ya que sólo agarré dos tostadas y las engullí como si fuese un maratón de 'A ver quién come más rápido'.
"Mierda." Maldije cuando noté que había olvidado la billetera dentro.
Al salir de nuevo, observé con más detalle mi coche. Necesitaba una lavada. Pronto.
