Al finalizar los últimos estiramientos, la coach nos mandó a las bancas, donde por fin podríamos beber algo y relajarnos por unos minutos. 

"Jauregui," Alcé la mirada de mis brazos apoyados sobre mi regazo. "ven aquí." Asentí y me puse de pie, siguiendo a la entrenadora hasta los vestidores. 

Llegamos a la zona de los casilleros y ella abrió el suyo, retirando una caja de cartón cerrada con cinta de embalar. 

"¿Qué ocurre, coach?" No estaba entendiendo para qué me necesitaba ahí. Despegó la cinta y corrió las solapas de la caja, su mano señalando que husmeara dentro. 

"Hay algo para ti ahí dentro." Sonrió manteniendo su siempre serio ademán. 

"Uh, ¿no es ninguna broma, verdad?" Soltó una risa. 

"No, Lauren, he pedido esto desde mediados del campeonato, pero recién ahora han llegado." Alcé una ceja. 

¿De qué rayos está hablando?

Metí dudosamente la mano dentro de la caja y sentí algo mullido, envuelto en una bolsa de plástico. Tomé el borde de la bolsa y la saqué lentamente. 

"¡Santa mierda! ¿¡esto es en serio!?" 

"Consideralo un regalo del instituto, mandé a hacer los pantalones no tan ajustados

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"Consideralo un regalo del instituto, mandé a hacer los pantalones no tan ajustados." Me guiñó un ojo, su comentario hizo que un tono rojizo invadiera mis mejillas. 

"Vamos, no te avergüences, eso que tienes ahí abajo, te puedo asegurar que no es ninguna maldición." Sonreí a su intento por aumentar mi autoestima. 

"Gracias, pero yo no estaría tan segura." Agaché la vista a mi nuevo uniforme y pasé mi pulgar por el plástico de la bolsa. 

"No creo que este sea mi lugar para decirlo, pero ya tienes a muchas chicas desmayándose por ti, y no creo que eso les moleste." Dijo, refiriéndose a mi amiguito. 

"No sé si quiero que lo sepan, creo que prefiero mantenerlo como un secreto, al menos por ahora." Me encogí de hombros mientras rascaba mi nuca. 

"Es tu decisión, sólo quería darte mi opinión." Le sonreí en agradecimiento. Aunque no pareciera, sus palabras realmente me habían servido para sentirme mejor. 

"Gracias, coach, ahora me cambiaré y volveré al campo." Sonrió y pasó sus dedos por la ondulada visera de su gorra.

Me puse el uniforme con una enorme sonrisa, por fin me sentía completamente dentro del equipo. No es como si antes no lo hiciera, sólo que ahora era más... oficial. 

Tomé aire y salí a la cancha junto a las demás. Sonreí al ver a Camila en las gradas, agitando su mano con su siempre tímida y tierna sonrisa. 

 

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Sweet Hell (Camren G!P)Where stories live. Discover now