Capítulo treinta

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Al estar todo oscuro estoy más nerviosa todavía, no veo nada y sólo sé que Jesús está a mi lado agarrándome la mano.
Mi madre pulsa el botón de emergencia pero no suena nada, menuda mierda.

-Pues nada, nos quedaremos aquí-Dice mi madre con una pequeña risa y se sienta en la pared de enfrente.

Suspiro y me deslizo por la pared hasta llegar al suelo, Jesús hace lo mismo y aprovechando que mi madre no está viéndonos pasa un brazo por mis hombros y besa mi mejilla.

Nota mis nervios y agarra mi mano bastante fuerte. Sonrío y apoya su cabeza contra la mía.

-Tranquila que no pasa nada-Susurra en mi oído con una pequeña risa y me río.

Sólo estoy deseando que salgamos de aquí, no pido más enserio.

Jesús

Entre que la madre de Mia está aquí y que nos hemos quedado encerrados en este ascensor, en nuestro ascensor, estoy más nervioso que nunca antes creo yo. A Mia le tiembla la mano y no deja de suspirar, yo intento calmarla pero que va, sigue igual. Aunque la madre de Mia ahora mismo no nos vea, estoy agobiado al saber que está aquí y en cualquier momento podrá ver algo. Me da la impresión de que sospecha algo su madre, me mira raro , casi ni me habla y las dos veces que he intentado sacarle conversación me ha ignorado completamente.
Mia se apoya en mi hombro y yo sonrío. Puede sonar muy cursi e incluso una locura pensar todo esto, aunque poneros en mi lugar: es ella, simplemente es ella. La he buscado mucho tiempo y aquí está, ha llegado tan rápido y tan de repente que casi ni me lo creo.

[...]

Llevamos cerca de media hora encerrados aquí y creo que nadie se ha dado cuenta de que estamos aquí dentro. Hace hasta frío aquí enserio y eso que estamos en verano.

-¿Estás bien?-Susurro en su oído y asiente con la cabeza, la pego más a mí y beso su mejilla.

La madre de Mia me mira y se ríe, aunque prácticamente me da igual si nos ve juntos o no. Creo que a Mia le da vergüenza besarme e incluso hasta ponerse a mi lado cuando su madre esté delante.

-Oye, ¿Estáis juntos?-Pregunta la madre de Mia y oigo un suspiro.

-No, ¿Otra vez me vas a preguntar?-Mia replica y me río.

-Os he visto mientras os besabáis, ¿Creéis que soy tonta?-Dice la madre de Mia con una risa y suspira.

-Nos estamos conociendo-Digo con una risa y Mia golpea mi hombro-Vale no, sólo somos amigos.

Miro a Mia, le tiembla de nuevo la mano y mira fijamente a su madre. Está nerviosa e intranquila.
Apoyo mi cabeza contra la suya y ella besa mi mejilla aprovechando que su madre no nos ve.

Las luces se encienden, provocando que Mia instantáneamente se separe de mí y su madre se ríe.
A continuación las puertas se abren y podemos salir, por fin.

Salimos del puto hotel de las narices y miro a Mia, su madre la ha pillado mientras estaba abrazándome y seguro que se muere de la vergüenza otra vez.

-Y dale mamá, que no-Mia suspira y cruza los brazos-Si has venido a dar por culo es mejor que te vayas.

-Jesús, si quieres puedes venirte un tiempo a nuestra casa. Hay habitaciones libres-Propone la madre de Mia y alzo una ceja. Mia mira mal a su madre y adelanta el paso.

En todo caso si yo fuese a su casa, trataría de ir por la noche a la habitación de Mia y obviamente intentaría que pasase algo.
De Todas maneras no podría ir, Francia está de por medio...

-Gracias por la invitación pero me voy a Francia durante mucho tiempo-Suspiro y Mia hace una mueca con la cara-Aunque podría escaparme.

-No digas tonterías-Dice Mia riendo.

-Lo digo enserio-Sonrío y ella encoge los hombros- Por ti cualquier cosa nena-Susurro en su oído y ella intenta sonreír tímida, me río y miro hacia su madre, que ladea la cabeza y se ríe.

Cuéntame al oídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora