24/Dimitri

1K 52 7
                                    

Adoraba ver a mi Roza entre mis brazos mientras gemía perdida en la sensaciones que nos acompañaban, cada roce, cada embestida me enloquecía, no existía mujer más sensual, más suave, más importante que ella, podría quedarme así una vida y ser feliz solo con su presencia, mi idea de quedarnos aquí todo el fin de semana se había cumplido y no creía que fuera suficiente, necesitaba más, mucho más pero como todo ser vivo necesitábamos algo de comer así que a regañadientes bajamos a la cocina, por supuesto yo le cocine a mi esposa que jugaba con el banco en la barra, su cabello despeinado y su rostro aún sonrojado me distraían de mi trabajo, mi camisa transparentaba ciertas áreas de su cuerpo que sin importar cuantas veces lo viera no dejaba de sorprenderme — quemaras mi desayuno — dijo infantil, volví a mi trabajo mientras ella me observaba del mismo modo en que yo lo hacía, definitivamente éramos una medida perfecta

— aquí tiene princesa — le extendí el plato pero ella parecía perdida en otro lado, seguro el vínculo o eso me imaginaba por sus ojos — Roza... — la sostuve en mis brazos, me apretó en cuanto reaccionó, me miro antes de correr a cambiarse, la imite sin embargo salió rápido tomando el coche, apenas y logre subirme antes de que arrancara — ¿que sucede? —

— Sandra está en casa de Lissa y Christian — aceleró hasta llegar, no hablo de nada pero sus manos temblaban — Dimitri... — me miro triste — perdóname — no supe porqué tendría que hacerlo, corrió al interior de la propiedad tomando en brazos a la pequeña de Lissa, Eric estaba asustado recargado en el brazo de su padre que estaba inconsciente. Mire a la mujer dispuesta a atacar a mi esposa, la golpee atrayendo su atención pero como si fuera un novato me dio un par de golpes perfectos, no pude responder era como un felino, salto sobre mi, no supe cómo pero Rose me la quito de encima antes de recibir la misma cantidad de golpes que yo, la pequeña de Lissa comenzó a llorar, Rose intentó usar sus poderes sobre ella mas como si fuera un escudo no surtieron efecto, yo hice lo mismo con el mismo resultado, se alejó de nosotros

— vamos Rose, sabes que esto funcionará contra mi y tú eres la única culpable, condenaste a tu propia gente a la destrucción — Roza la miro dándole la razón — solo vine a advertirte una cosa: debes volver con nosotros porque cuando se enteren de todo lo que has hecho... bueno, aquí no tendrás lugar —

— ¿necesitabas lastimar a estos dos para decirme eso? — Rose sostenía su brazo adolorida — te lo hubieras ahorrado porque no lo haré —

— ya veremos, al final si no lo haces morirás —

— Alistair me necesita para continuar aquí, no me matará — sonrío de una manera que no había visto jamás, no era esa sonrisa altanera que usaba a veces para ocultar su miedo, está vez no era miedo sino verdadera sensación de superioridad, Rose estaba segura, me asusto — te lo advierto, tocas a alguien de mi familia y te cazaré como si fueras un animal rabioso —

— ya lo veremos niña — me miro sonriendo — ten cuidado porque no conoces realmente a esta mujer, tú Roza ya no existe — Rose le dio un golpe en el rostro logrando mantenerse durante otro momento, cuando Sandra se soltó volvió a reír — ¿les dirás sobre esto? No, claro que no porque estúpida no eres — se dio la vuelta marchándose como si nada, Rose la dejo ir enfocándose en Lissa y Christian, le ayude, cuando al fin despertaron Lissa le dijo algo por el vínculo y Rose respondió del mismo modo

— irán con nosotros a casa — me avisó sin mirarme

— estarán más seguros ahí — apremie, aún tenía que averiguar a qué se refería esa mujer sin embargo ya tendría tiempo porque a pesar de todo lo que rondaba mi cabeza era eso de que no conocía a mi esposa, claro que la conocía y confiaba en ella. Después de recoger unas cosas subimos cada quien a su auto — no entiendo porqué no funcionaron nuestros poderes contra ella —

Academia de Vampiros - De las cenizasWhere stories live. Discover now