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Podía soportar muchas cosas en la vida... golpes; sangre; la pérdida de personas que amo no del todo, pero al menos lo sobrellevaba cono podia, ahora; viendo la foto que descansaba en la sala de estar, esa donde dos chicas se abrazaban y compartían créditos con otras tres personas sonrientes, pude notar una cosa: la traición es una hija de puta... y era algo que no podía soportar de la mejor manera...

Ahora esa foto tenía un hueco pues yo había quemado a alguien, a la persona que consideraba mi hermana... a Lissa, algo de esto me resultaba cómico sin serlo de verdad, cómicamente doloroso podría ser, sentí a mi hija jalándome el pantalón, frunció el ceño, la abrace fuerte pensando en las palabras de la traidora... "sé razonable, piensa en Irania" yo la protegería pero a mí modo, luchando, mire hacia el tercer piso de la casa, en ese piso mis padres estuvieron dispuestos a dejarme morir no por falta de cariño sino porque no podían arriesgar la seguridad de todos a cambio de la mía, ese día lo comprendí y aunque por dentro el dolor quemaba entendí que era correcto y que a veces por mucho que deseemos salvar a nuestros seres queridos... no siempre es correcto. Lissa y Christian seguro lo hacían con el fin de tener a Eric a salvo y con ellos, un acto de amor pero no era justificación... suspire, abrazando más fuerte a mi hija, subí con ella a mi habitación — mira — la senté en la cama mientras yo abría un repisa, saque una muñeca muy bonita de ojos chocolate y cabello castaño claro — esta muñeca me la regaló mi tía cuando yo tenía tres años, justo al siguiente día de que llegue aquí — se la entregue, ella la miro con una sonrisa — tiene una mordida en el pie... — recordé con una sonrisa, saque otra muñeca que me regalaron los papás de Lissa cuando cumplí siete, Lissa tenía una idéntica que estaba guardada en la otra habitación, la de ella, deje que jugara con ellas, de todos modos conociendo a mi hija se aburriría luego y las dejaría tiradas como todos los juguetes, excepto el perrito que Dimitri le dio cuando aún tenía meses...

— ¿Roza? — entró sentándose a mi lado sin decir más, observamos a la niña jugar hasta que se durmió, abrazó fuerte a la muñeca de ojos chocolate — sé que esto es muy duro pero tal vez... —

— vamos al patio de atrás para practicar — acomode a la pequeña en medio, Sonya dejo también a Michael ahí para que no despertaran solitos, las hermanas de Dimitri se ofrecieron a cuidarlos así que fuimos, observe el columpio por el que en algún momento me pelee con Lissa, mire a mi marido con una sonrisa — ¿listo? — sonrío de lado asintiendo, levante una flama hacia él, respondió con aire dejando que ambos elementos trabajarán juntos, abrí los ojos al notar la fuerza que había en ellos, jugaban uno con otro, serpenteaban con poder, los mantuvimos juntos durante unos cuarenta y cinco minutos — ¡esto es genial! — salte a sus brazos — nos coordinamos bien — sonreí

— es sorprendente la facilidad con la que conviven — asentí al verlo con una sonrisa — Rose, ellos seguramente encontrarán el método de llegar a la corte o de avisar dónde estamos, necesitamos movernos, aquí no es seguro — lo bese para que quitara esa cara

— aquí estamos seguros, además nos moveremos pronto así podremos entrenar mejor y al fin reclutaremos dhampirs — lo abrace, le conté mi plan, me miro con esa sonrisa que decía lo orgulloso que estaba de mi — muero de hambre — corrí alejándome de él sentí una rama cubriéndome de la cintura, no pude saltar antes pues fue muy rápido, Dimitri camino hacia mi

— jamás le des la espalda a tu contrincante — dijo besándome el cuello — parece que sigo siendo el mentor — sonrío, yo lo imite sobre todo porque detrás de él ya había látigos de agua y no lo noto

— Dimitri no intentes enseñar el arte de nadar a un pez — lo cubrí con ellos, por supuesto le gane, me soltó retándome, me tomó nuevamente por la cintura cargándome, estuvimos jugando un rato, no sabía que mi hija estaba despierta hasta que la oí aplaudir, estaba con Yeva y aunque tratara disimular podía notar su sonrisa, estaba segura que ver a su nieto tan feliz era el motivo — gracias camarada — me miro con curiosidad — sé que estás tratando de hacerme olvidar lo de Lissa, y funciona muy bien — le dije cuando me bajo — pase lo que pase vamos a ganar esta batalla, los dhampirs no somos esclavos de los morois —

Academia de Vampiros - De las cenizasWhere stories live. Discover now