En otro aspecto de mi vida, más bien respecto a mi búsqueda de trabajo, todo iba de mal en peor, es más, parecía como si me hubiese resignado a morir siendo cesante. Mi entusiasmo por las entrevistas y audiciones se había visto sumamente desencantado, y pocas veces era que me atrevía a asistir a ellas. Estaba considerando seriamente buscar un trabajo alternativo y dedicarme a ello, bajar los brazos y rendirme. Lo iba a hacer hasta que, como si mis pensamientos hubiesen sido escuchados, llegó una llamada de una de las tantas agencias de modelos a las que había asistido a presentar mi currículum.

Anna Petrova, se presentaba ante mi como la representante de la reconocida marca "Versace", quien me había llamado nada más ni nada menos que para ofrecerme firmar un contrato de a lo menos seis meses para desfilar para las nuevas colecciones de la casa de modas italiana. "Seis meses. Versace. Contrato." Fueron esas las palabras claves que me hicieron aceptar en ese mismo instante, antes de partir a la oficina de la mujer para ver los detalles de mi contrato, durante aquella mañana de primavera en Nueva York.

Fue todo muy rápido, y antes de darme cuenta, ya me encontraba firmando un montón de papeles, leyendo las exigencias, los términos y condiciones con los que debería cumplir. Y si todo salía bien, y según mi desempeño, podría renovar mi contrato de seis meses por uno de un año.

Traté de mostrarme profesional, entusiasmada, pero no demasiado. Según lo que hablamos durante esas horas, el contrato comenzaría a regir dentro de la misma semana. Me querían ahí lo antes posible, pues según las palabras de la misma Petrova "Alyssa Evans pronto se convertiría en un éxito". No podía más con la emoción.

Con una enorme sonrisa, escuché todas las indicaciones de la mujer de cabellos grises ordenados en un peinado corto y elegante. Aparentemente, debería empezar asistiendo a unas pruebas de vestuario para mi primer desfile oficial, ya que este se aproximaba de manera peligrosa y realmente necesitaban contar conmigo como una modelo profesional y preparada. Así mismo, Petrova me confesó que sabían muy bien que contratarme era un riesgo al no ser una modelo del todo reconocida, mas era un riesgo que Versace estaba dispuesto a correr. Querían renovar la marca, y para ello necesitaban nuevos rostros, por lo que no solamente yo había sido la única seleccionada, sino que también una exclusiva serie de modelos emprendedoras serían llamadas para firmar el contrato con ellos.

Entre otros temas que estuvimos abarcando durante esas horas, llegamos a mi sueldo, el cual era simplemente sensacional. Mis ojos se abrieron de sobremanera al ver la cantidad de ceros que tenía la cifra, sería una amplia suma de dinero con la que podría mudarme sin problemas a los departamentos más caros de Manhattan si hubiese querido. ¡No podía creerlo! Estaba segura de que en cualquier minuto explotaría de felicidad, que despertaría y que todo eso sería un sueño, un maldito y perfecto sueño que estaba por cumplir.

Simultáneamente, el miedo aparecía en mi interior. Hacía mucho que no pisaba una pasarela, y es que por más que tuviese mi experiencia, no era tanta como para sentirme confiada frente a la marca que me había contratado. No obstante, no permitiría que eso fuese un impedimento para dar lo mejor de mí. Tenía muy claro que de este desfile saldrían dos opciones: o se hundía mi carrera como modelo, o me convertiría en un éxito total.

(...)

- ¡Felicidades, linda! Wow... No sabes cuanto me alegro de escuchar esta noticia.- Exclamaba una voz entusiasmada desde el otro lado de la línea. Acababa de salir del enorme edificio que albergaba las oficinas de Versace, y por tanto, de mi encuentro con Anna Petrova. De este modo, lo primero que había hecho luego de firmar ese montón de papeles, fue llamar a Niall para contarle la buena noticia. Ni siquiera había considerado llamar a Bradley, sabía que no le importaría o que posiblemente no me contestaría el teléfono.- Cuéntame, ¿Cuándo es el desfile?

- Gracias, Niall...- Dije sin molestarme en ocultar esa emoción que aún permanecía presente en mi interior. Quería saltar, reír y gritar de la dicha que me consumía. Era como si por fin mis esfuerzos estuviesen siendo recompensados.- Pues, es en dos semanas, el sábado veintiocho de Diciembre.- Expliqué, percatándome de que aquella fecha no sonaba muy lejana. Unos nervios que simulaban ser ansiedad invadieron mi estómago. O tal vez solo era hambre.

- Ahí estaré, me conseguiré entradas, cancelaré cualquier porquería que tenga que hacer ese día, pero ahí estaré.- Escuché que decía con gran determinación, la misma determinación que había tenido cuando prometió llamarme a diario luego de haberse marchado de Nueva York. ¿Sería posible que una vez más estuviese hablando en serio?

- ¿Estás bromeando?- Pregunté, incrédula, casi riendo, tratando de no sonar muy ansiosa con la idea. Por alguna estúpida razón no quería que se diera cuenta de lo mucho que me habría gustado que sus palabras fuesen reales, auténticas, y que verdaderamente pudiese ir a verme. Tenerlo ahí habría sido todo el apoyo que necesitaba en el mundo. No necesitaba de mi familia, de mis padres, o de Brad, sencillamente necesitaba a Niall ahí conmigo, demostrándome que sí le importaba.

- Por supuesto que sí, nunca había hablado tan en serio, nena... ¿Cómo podría perderme tu gran momento?- Replicó él, con un tono de obviedad que me causó gracia. Sonreí, extasiada con la mezcla de sentimientos que surgían en mi interior. Hacía mucho tiempo que no estaba tan feliz.

- En ese caso... Yo misma te conseguiré una entrada... Y...- Pronto recordé que con Niall tenía que aceptar el paquete completo, por tanto, tendría que aceptar la presencia de cierta persona non grata.- Y puedo conseguirle una a Eloise y a tus amigos, si es que les interesara venir.- Añadí, tratando de que pasara desapercibida la mención de la chica. No, de ninguna manera quería tener a Eloise ahí, pero si quería que Horan asistiera, tendría que aceptar su desagradable presencia.

- ¿De veras lo harías, Aly? Te lo agradecería millones.- La alegría parecía no abandonarlo, era como si le hubiesen dado el trabajo a él. Realmente estaba muy feliz por mí, lo sabía.

- No tienes porqué agradecer, yo te agradeceré a ti cuando te tenga acá conmigo.- Sonreí tímidamente, suplicándole a los cielos por que todo lo que me estaba sucediendo fuese real.

Little Things » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora