-Necesito otra copa.
-Me parece que ya has bebido y así no vas a solucionar nada. ¿Por qué no nos cuentas de una vez que pasa con Olga?- Dani creía que ya estaba bien de tanto darle vueltas al asunto. ¿Por qué no reconocía lo que sentía de verdad?
-Puede que no sepa que siento. Tengo la cabeza echa un lío.- se dejó caer en una silla a su lado.- Primero pienso que no quiero estropear lo que tenemos pero si me paro a pensar que quizá algún día encuentre a alguien a quien amar que no sea yo, me sobrepasa. No quiero ni imaginar en como sería todo si ella conociese a otro.
-Quizá eso te daría la respuesta que buscas. No es justo que la hagas sufrir de este modo.
-Tienes razón. No entiendo como he estado tan ciego hasta ahora. No sé si me entendéis.
-A lo mejor mirabas pero no te fijabas.
Raúl no era él único que había bebido de más.
Todos lo habían echo, y todos tenían algo que decir.
-¿Y tú que Dani? ¿Qué pasa con Lidia?
-No pasa nada. Me gusta desde el primer día y yo tan solo soy un amigo para ella. Solo un amigo- apuró su copa y miró a Luis.
Ya había pensado en ello otras veces y no podía evitar preguntarse el porque no había pasado nada entre Isa y él. Decidió preguntar.
Al fin y al cabo, todos se estaban sincerando.
-No ha surgido el momento. Ni siquiera me he planteado la posibilidad de que ocurra.
-¿Te gustaría?- preguntó Javier que hasta ahora solo había estado escuchando.
-Es posible. Lo cierto es que cuando pasó lo de Miranda y Mónica me puse mal e Isa no me dejó solo. Quiero decir que fue mi mayor apoyo entonces. Me encanta estar con ella. No voy a negarlo.
-Hola Javier.- dijo una voz a su lado.
-Claudia, ¿Qué haces aquí?- entreabrió los ojos para verla mejor.
Estaba mareado. No debió beber tanto pero los chicos insistieron y no pensó que podría hacerle sentir así.
-He salido con unas amigas- miró a los demás con una sonrisa pícara y también a su alrededor.- ¿Y tu novia?
-Tenía planes- cada vez se sentía peor y con más ganas de marcharse a casa.
-¿Sin ti?- aquello era genial. Su oportunidad.
-Si- se volvió hacia los chicos y se despidió. Estaba molido.- Me voy a casa. Nos vemos mañana.
Habían quedado para jugar un partido por la tarde. 
-Vale tío. Hasta mañana.
Se despidió también de Claudia quien rápidamente pensó en una alternativa.
-¿Quieres que te lleve?
-No hace falta. Cogeré un taxi.
-No me importa.
-Gracias entonces.
De camino al coche Claudia pensó como podía retenerle. Quizá no volvería a tener otra oportunidad como aquella.
Javier le había gustado desde que Miranda se convirtió en su paciente. Al oírla hablar de él había sentido tanta curiosidad…
Cuando le vio por fin en persona aquella tarde que le entregó su tarjeta no le decepcionó en absoluto.
Y cuando la llamó…
Sabía que aquello no estaba bien, que no era justo. Se estaba implicando demasiado, y no sabía dar marcha atrás.
-¿Te importa si pasamos un momento por mi casa? Tengo que dejar unas cosas. 
-No me importa- estaba tan cansado que creyó que se dormiría en el coche. Ni siquiera pensó en que Claudia tenía otros planes para él.
Llegaron a casa de Claudia diez minutos más tarde.
-Pasa. No tardaré mucho.
Entró sin rechistar y se dejó caer en el sofá.
Cuando cinco minutos más tarde Claudia fue a buscarle, le encontró profundamente dormido.
Se sentó sobre sus piernas y le besó al mismo tiempo que se quitaba la ropa.
Al intentar quitársela a él, se detuvo al oír que él murmuraba algo.

Nuestra fiesta se alargó hasta que salió el sol, pero durante ese tiempo nos pintamos las uñas, nos hicimos peinados divertidos, contamos historias y en un momento dado, Olga se confesó.
-Voy a darle una última oportunidad.
-¿A que te refieres?- preguntó Lidia mientras se estiraba a coger más patatas.
-Ese vestido que me he comprado- dijo señalando la bolsa que había sobre la silla.- lo cogí pensando en él, en que es lo que le gusta a Raúl. Quiero ser su chica.
-¿Y que pasará si no sale como esperas?
-No he pensado en esa variable.
Supongo que todas debimos preguntarnos que ocurriría en la fiesta y si Raúl daría por fin el gran paso.
Nada más apagar la luz, nos quedamos profundamente dormidas y aun así nos despertamos antes del mediodía con un hambre terrible.
Miré mi teléfono y no había ningún mensaje ni llamada.
Pensé que Javier aun dormiría.

No hay dos...¡Sin tres! (Serie Love 04) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora