—La mamá de Clari tiene una peluquería, donde también trabaja la mamá de Arabella. Hacen un par de días, por lo que me contó mi novia, fue una mujer muy "refinada" a cortarse el pelo y pidió hablar con ellas, ahí les propuso lo de ser modelos y viajaran Brasil. Ellas le creyeron, pero yo no —era la misma táctica que tenían hace tres años— veo suficientes noticias como para saber que algo malo había en todo ésto, pero aunque me enojé con Clarissa por aceptar algo así, ellas no me escucharon y firmaron un contrato.

—¿Tuviste la posibilidad de ver ése contrato? —hablé esta vez yo.

—No, ellas se lo pasaron a la mujer el mismo día que firmaron, creo que su nombre era Christina —nos miró a todos esperando una respuesta— ¿Y?, ¿Qué va a pasar ahora?.

—¿Viajaron a Brasil o simplemente fueron a Dubái? —Markus se apoyó en su escritorio y se cruzó de brazos.

—Estuvieron como un día en Brasil, luego Clarissa me llamó diciendo que ya partiría a Dubái —suspire viendo las fotos de las chicas— lo último que supe fue que ya estaban ahí, mi novia me envío un mensaje apenas llegó, me llegó de madrugada.

—Podemos investigar de que parte de Dubái se envió —Debra habló mirándome, era una buena idea, pero no podíamos confiscar el celular del chico por mucho tiempo.

—Necesitamos que vengas mañana con tu celular, averiguaremos de dónde se envió el mensaje —Benjamín asintió mirándonos a todos— ahora te iremos a dejar.

—Está bién —Markus se llevó a Benjamín y me quedé en la oficina con Debra.

—Son al menos siete chicas las que se llevaron ahora, no podemos esperar a que estén muertas para atacar —pasé las manos por mis ojos ya cansado y suspire.

—Debemos ir a Brasil primero, ver los vuelos y el hotel en el que estaban las chicas, pero no podemos ponerlas en riesgo. Si saben que estamos tras ellos arrancarán y una vez que hagan su mayor apuesta las perderemos —Debra se levantó de la silla y camino por la oficina— tenemos que ser mas inteligentes que ellos.

—Tenemos que viajar a Brasil el jueves a más tardar, tenemos que ir rápido.

Arabella

Las luces se encendieron en nuestra gran habitación, provocando que mis ojos dolieran y tratarán de adaptarse a la fuerte luz. Los quejidos de las chicas y murmuros molestos llenaron el lugar mientras me incorporaba en la cama y pasaba las manos por mi rostro.

Cuando pude abrir mis ojos sin ninguna molestia miré a mi alrededor, las chicas hacían lo mismo que yo. Caras pálidas con rastros de maquillaje corrido en su rostro, ojos hinchados por el llanto durante la noche y miradas perdidas.

La puerta se azotó contra la pared y nos dejó ver a Tony en el umbral con su típica sonrisa diabólica. Pero lo diferente es que había una mujer detrás de él, que segundo después se dejo ver frente a nosotras.

—Levántese perras, hay muchas cosas que hacer hoy —habló el hombre al cual ya odiaba.

La mujer desconocida lo miró con cara de pocos amigos y lo mandó callar de un simple gesto con su mano. Éste dió un paso atrás asintiendo y colocando sus manos entrelazadas frente a él.

Miré a Clari quien mordía su labio nerviosa, me devolvió la mirada asustada y se pasó sigilosamente hasta mi cama, ambas estábamos aterradas.

—Bueno días señoritas —la mujer sonrió mirándonos a cada una— mi nombre es Chantal... y soy su jefa.

Todas la miramos fijamente, pero ninguna se atrevía hablar.

—Necesito que se vistan y vayan al salón central en media hora, les diremos las reglas de lugar y como trabajarán. Luego de éso podrán desayunar —Chantal habló con una sonrisa en el rostro— treinta minutos señoritas, ni un minuto menos ni uno más... Odio esperar.

Salió de la habitación y solté el aire que retenía, apenas había respirado mientras estaba ella en la habitación.

Apenas se cerró la puerta algunas chicas soltaron sus sollozos y quejas, todas estábamos muy asustadas cómo para hablar. Me levanté y busqué algo de ropa en mi maleta, me dirigí al baño y poco tiempo después salí para que otra se metiera. Mi amiga y otras chicas ya estaban vestidas y cuando ya todas estábamos listas decidimos salir todas juntas.

Caminamos por los mismos pasillos que habíamos recorrido con aquellos gorilas hasta llegar a la parte principal de aquel cabaret, ahí nos esperaba Chantal. A su lado izquierdo estaba Tony y en el derecho estaba Christina –y pensar que le dí mi confianza a esa perra– quien nos miraba con un atisbo de sonrisa.

Nuestra "jefa" asintió con la cabeza sonriendo, se acercó a nosotras, que estábamos en una linea, y nos miró una por una. Todas bajaron su mirada cuando pasaba, exepto yo, quien la miró fijamente, casi desafiandola y provocando a que algo hiciera, hasta Clarissa se dio cuenta de lo que hacía, ya que agarró mi brazo y enterró sus uñas, pero no bajé la mirada, hice todo lo contrario. La miré fijamente a sus ojos azules y penetrantes, buscando alguna reacción de su parte. Pero no hizo nada, simplemente me observó por unos segundos más y siguió su camino.

—¿Que intentas? —Me susurró-grito en el oído mi amiga— ¿quieres que te meten en un cuarto y te golpeen?, no seas estúpida.

La escuché sin voltearme a verla, sólo levante mi cabeza aún más mirando lo que Chantal hacía.

—Bueno chicas, en éste trabajo hay reglas, y unas muy especiales —un hombre le ofreció lo que parecía ser vino blanco y lo aceptó— ustedes trabajarán desde las diez de la noche hasta las cuatro de la mañana, de lunes a viernes. Tendrán distintos trabajos, pero cada una deberá pagar quinientos dólares a la semana, y el resto de lo que los clientes les den, serán para ustedes. Si el dinero no está para cada viernes, se les dejará todo el fin de semana sin comida y encerrada en un cuarto a oscuras. Y créanme niñas, nadie las ayudará mientras ustedes estén aquí.

Maldita zorra. ¿Quinientos dólares a la semana?, ésto debía ser el maldito infierno, y ella el mismo diablo.

—Hugo y Bladis le dejaran su ropa de trabajo en su habitación. No tienen derecho a salir de su habitación, sólo les será permitido en las horas de trabajos y en las horas para comer. Hay habitaciones por todo el cabaret para ustedes y sus clientes, si alguien las quiere llevar a la cama, ustedes aceptan, de lo contrario ya saben el castigo. Pero si algún cliente se pasa con ustedes, las insulta o golpea, llaman a Tony o alguno de los guardias y ellos se encargarán. ¿Alguna pregunta?.

Nadie habló. Pero no sería una más del montón.

—¿Que hay de la comida?, y si alguien tiene algún accidente o se enferma, ¿nos encerraran dentro de cuatro paredes también? —las uñas de mi amiga se volvieron a enterrar en mi brazo.

—El desayuno se sirve a las diez de la mañana, el almuerzo a las dos y la cena es a las seis. Y si alguien enferma o tiene algún accidente, nos encargaremos nosotros, tu no te preocupes por éso —Chantal fijó una mirada casi felina en mí, como si ella fuera el cazador y yo un simple y frágil venado— y por último... nadie más entra, y nadie más sale.

***
Chicas! Perdón la demora :( pero estoy sin internet en casa y he tenido vatios trabajos y pruebas para la universidad, espero que me entiendan.


Las quiero 😘💓

Dollhouse (Terminada - SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora