Tercera Parte _ Soldado Cap. 28/1

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Capítulo 28 _ La Peor Tormenta

Comiendo solo, Elías deliberó consigo y contra el mundo.

Nero había ganado bastante fama, tanto por lo copado que era como por estar ascendiendo sin mucha dificultad. Los soldados jóvenes se le acercaban como mosquitos, revoloteaban a su alrededor el día entero tratando de chuparle la sangre. Por suerte, él no era tan tonto como para dejarlos encimársele, hasta los aplastaba si hacía falta.

-¡Hola! – se sentó en la mesa, a las apuradas –. Tengo un recreo de media hora. ¿Vos?

-En un rato entro a cursar Alquimia – se encogió Elías de hombros –. Estás re agitado. No comás tan rápido.

-Mirá, te voy a hacer caso nomás porque sos un experto en el campo de la Salud – sobreactuó su formalidad.

-Nero, hace una semana nos graduamos del entrenamiento básico. Todavía no somos expertos, y mucho menos profesionales.

-Bue, pero no falta mucho para que lo seamos.

-¡Mj! ¿Y Dylan?

-Por ahí andará. Tiene más amigos aparte de nosotros.

-Ajá.

-Che, ¿qué te anda pasando? Estás más amargo que de costumbre.

-Estoy preocupado.

-¿Por qué?

Elías se guardó un secreto y sacó a relucir una novedad que era popularmente más interesante.

-Si te digo, te vas a enojar.

-Dale, contame. Te prometo que no me voy a enojar.

-Tus compañeros andan diciendo que te la estás... ¿Cómo lo digo sin que me arranques la lengua?

-Elías, si estás reproduciendo las palabras que usaron mis compañeros para bardearme, no te voy a arrancar la lengua. Se la voy a arrancar a ellos – hubo un brillo filoso en sus ojos.

-¿Ves? Ya te estás enojando.

-¡Ah! Dale. ¿Qué andan diciendo?

-... Dicen que te la estás cogiendo a Nahia y que por eso te tienen en la mira para el Escuadrón Ánima.

-¿Eso? ¡Bah! No me sorprende. Es más, ni me molesta que hablen mal de mí. Pero cuando la meten a Nahia, que no tiene nada que ver, me dan ganas de cagar a palo a todo el mundo. Piensan tan mal de ella, y lo hacen nomás porque sí, sin razón.

-Lo hacen por envidiosos.

-Por eso no me gusta juntarme con aquellos – apuntó discretamente a un grupo de soldados que, a pesar de tener más años de experiencia que él, se sentían opacados por su progreso –. Son todos unos forros.

Elías se sintió bastante aliviado. Le asustó que la fama cegara a su amigo, que lo alejara del círculo en el que tan seguro se sentía. Sin Nero, Elías se sentía vulnerable y desolado, incapaz de sobrevivir a este mundo. Ahora que finalmente tenía amigos, no quería dejarlos ir, no podía. Se unió de tal forma a ellos, a su realidad alegre y sincera, que si los perdiera, perdería una parte de su espíritu.

-Estás deprimido, che. ¿Qué te pasó? – lo descubrió Nero.

-¡Ja, ja, ja! No, no es nada. Me hice mala sangre por una boludez – fingió una sonrisa.

-¿También te están dando problemas tus compañeros?

-No, para nada. Todos son... agradables, cada uno a su manera. Lo único que me apenan son los chistes morbosos. Me ponen bastante incómodo – hizo un gesto quisquilloso que desvió la atención de Nero de la tensión.

Contaminados // CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora