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Todo humano expuesto a la Contaminación muere, o en el peor de los casos, se convierte en un monstruo. Para protegerse de la Contaminación, el hombre tiene que mantenerse dentro de los H...
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Capítulo 20 _ Pasados (Caius D'Ambrosio)
A las dos de la tarde, los entrenadores recibieron a los aspirantes a soldados, rescatistas y médicos de frontera en las puertas de la Base A. Marcos Herrera y Nahia Luna eran los cabecillas, aunque los demás profesores tampoco pasaban desapercibidos. Todos lucían rígidos e impasibles, soldados que no bajarían la guardia ante nada.
-Miren, muchachos, y muchachas – sonrió Marcos, como todo canchero –. No vamos a aplaudirles ni a celebrar que hayan llegado hasta acá, porque todo lo que estuvieron haciendo estas últimas semanas fue una pavada cualquiera. ¿Quieren un reto de enserio? Pues los invitamos a que crucen estas puertas, y a que resistan cada golpe, a que luchen sin piedad contra cualquier adversario, y a que muestren con orgullo sus cicatrices. ¿Van a formarse como soldados? ¡¿Sí o no?!
-Sí, señor – respondieron vacilantes.
-¡No los oigo!
-¡Sí, señor!
Nero se percató de que fue el único en contestar de mala gana. Tener a Marcos Herrera como superior era su peor pesadilla. Claro que, de todas maneras, nada ni nadie le impediría llegar a su meta.
-Mj. Un poco mejor – hizo un gesto desinteresado –. A mí ya me conocen: Marcos Herrera. Ellos son Ricardo, Julián, Marcela, Nahia y Mauro – los fue nombrando y señalando –. Cada uno de nosotros está especializado en un área de su entrenamiento. ¿Ricardo?
-Educación Física en general – respondió.
-Combate – continuó Julián.
-Gimnasia y acrobacia – dijo Marcela.
-Combate Contaminado – acotó Nahia.
-Campo de Tiro – apuntó Mauro su dedo índice como si fuera el caño de una pistola.
-Yo me encargo parcialmente de todas estas áreas, y mi opinión es la que más vale en cada evaluación – sonrió Marcos, orgulloso –. Ricardo, todos tuyos.
-Para el calentamiento, van a tener que correr alrededor de esta manzana durante cinco minutos – se adelantó –. Van a ir a mi paso, ni más rápido ni más lento. ¿Se entendió? ¡Vamos! – comenzó a correr.
Los ingresantes lo persiguieron. Nero agradeció haberse preparado de antemano, porque esta bienvenida era todo un reto. Aún siendo Contaminados, a todos les costaba bastante alcanzar el ritmo de Ricardo.
-Respirá hondo, Elías – le aconsejó Nero.
-No... No corría así desde... desde que era un pendejo – comentó Elías, escaso de aire.
-No te rindas – sonrió, y amigablemente lo hizo morder el polvo.
***
-¿Qué te parecen las adquisiciones nuevas? – se burló Mauro, codo a codo con Marcos.
