Primera Parte _ Experimento Cap. 2

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Capítulo 2 _ El Traslado

Volvió a despertarse con el cuello duro, pero esta vez, no por dormir en el colchón de cartón del depósito, sino porque se durmió viajando, con la espalda recostada contra la pared de una furgoneta y las muñecas esposadas sobre la cabeza. No era el único en ese estado. Había otros cinco jóvenes, a los cuales reconoció apenas de cara. Eran rebeldes, como él, que necesitaban romper las normas, enfrentar la crueldad de los tiranos con algún que otro lío.

-¿Están todos bien? – preguntó, una vez que volvió a controlar a la razón.

Dos chicos asintieron temblorosamente. Uno respondió con mayor firmeza. La única chica presente parecía incapaz de controlarse a sí misma de tan trémula su carne y fría su piel; su cara estaba húmeda y roja por el llanto. Y el muchacho que no respondió, estaba inconsciente, y con el labio partido y sangrante.

-¿Qué pasó? ¿En dónde estamos? – miró al que mejor se estaba manejando ante la crisis.

-Algún careta hijo de re mil puta seguramente nos mandó al frente – apretó los dientes, furioso.

-¿Adónde nos llevan? – contuvo un chico un gemido de pavor.

-¿Y adónde mierda querés que nos lleven estos? ¡A un centro clandestino!

La chica gritó de forma tan desgarradora que todos prefirieron callarse. Recién cuando su llanto abandonó el frenesí y se mantuvo algo apaciguado, Nero se atrevió a hablar.

-¿Cómo te llamás?

-... Ji-Jime-na... – tartamudeó, sorbiéndose la nariz.

-Yo me llamo Nero.

Éste era su fin, pero Nero no iba a tener el alma en paz a menos que lograra calmar el dolor de lo inevitable.

Le dirigió una mirada, pidiendo ayuda, al chico "más fuerte", y éste le entendió, conmoviéndose.

-Yo soy Pablo.

-... Me llamo Gonzalo – continuaron la ronda.

-Fabricio, pero me dicen Fabi.

-... Y... ¿Y él? – lo señaló Jimena al joven herido.

No hubo ninguna respuesta inmediata, ni siquiera pensada. Se ensimismaron en reflexionar sobre aquel chico, sobre su nombre, sobre su vida, sobre todo aquello que lo conectaba a cada uno de ellos, a cada uno de los rebeldes en el concierto, y a cada una de las víctimas. Reflexionaron, sin ninguna interrupción, sobre sus vidas, sobre sus pasados, sobre sus presentes, y sobre el futuro unánime al que estaban destinados.

-No me pude despedir – dijo Jimena, cuando su mente no dio abasto con tantas memorias y tantos pensamientos.

-La despedida está sobrevalorada – resopló Nero, sin molestarse en que todas las miradas lo apuntaran agudamente –. Uno siempre vuelve a encontrarse con las personas a las que más que quiere. Despedirse es separarse, y si de enserio querés a alguien, jamás te le alejás.

-... Qué poético – comentó Fabricio, aunque sin intención de bromear.

-En todo caso, la despedida es una mentira.

-No me hace sentir mejor, la verdad – suspiró Jimena.

No, pero te distrajo del dolor más grande, se sonrió Nero.

Contaminados // CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora