Promesas.

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"-No si podemos evitarlo-. Dice tomándome ligeramente de la barbilla para que voltee a verlo, dejando nuestros rostros a un par de centímetros de distancia.

Poco a poco acortamos la distancia, haciendo que nuestros labios se encuentren en un beso."

Este es el primer beso que doy, puesto que a pesar de ser obligada a estar sexualmente con diversa cantidad de hombres no fui obligada a besarlos. Sí había quienes no intentaban a toda costa pero yo se los impedía, ya fuera desviando mi rostro para que lo tomaran en señal de aprobación para que comenzaran a besarme en el cuello o en casos extremos los empujaba, me colocaba sobre ellos y hacía lo que fuera para distraerlos, ya que me pudieron haber quitado la oportunidad de escoger a quién entregarle mi virginidad, pero no me pueden quitar la oportunidad de escoger a quien darle mi primer beso, eso era una de las pocas cosas que no pudieron robarme.

Y para ese beso elegí a Peeta, lo cual no fue mala idea.

Siento como me toma ligeramente de la cintura, a diferencia de los demás hombres, él me toma como si fuera a romperme con el más mínimo movimiento. Me acerca más a su cuerpo a la vez que yo entrelazo mis manos en su nuca, jugando con su cabello, mientras profundizamos el beso.

Nos separamos hasta que es necesario que tomemos aire, ninguno de los dos decimos palabra alguna, solo nos limitamos a mirarnos a los ojos con nuestros rostros a pocos centímetros de distancia.

No sé cuánto tiempo seguimos así hasta que la realidad hace un acto de presencia como si de un balde de agua fría se tratara.

―Lamento que esto nos esté ocurriendo a ambos, nunca debiste haber sido amable conmigo, así no estarías a punto de ir a los juegos, pudiste haber escogido a cualquier chica del distrito, una que no tuviera tantos traumas, una que no pusiera en riesgo su vida-. Digo separándome de él.

― ¿Acaso no lo entiendes?, nunca me han interesado ninguna de las chicas del distrito, solamente tú eres la única que me interesa, por ello sin importar lo que el distrito pensara o dijera me acerqué a ti, para demostrarte mi apoyo. Por ello no te reprocho nada de esto, tu no tuviste la culpa de nada, ninguno de los dos pensamos que algo así fuera a ocurrir, a nadie le explican las reglas de ser un vencedor con tal de que todos los tributos luchen por su vida, creyendo que todos sus problemas se resolverán una vez que ganen cuando en realidad es todo lo contrario, así que ya no te atormentes con ello.

―Lo sé pero aun así lamento el hecho que vayas a la arena, no solo por culpa sino también porque como acabas de decir fuiste el único que me demostró su apoyo cuando nadie más lo hizo, además con lo que dijiste esta noche me hiciste ver que siento algo más por ti que va mucho más allá de simple agradecimiento, desgraciadamente no fui la única en hacerlo, todo el país lo hizo, incluido el presidente Snow y créeme cuando te digo que va a hacer todo lo que esté a su alcance para evitar que salgas de la arena con vida y así poder acabar conmigo. Lo siento mucho pero no hay forma de que pueda ayudarte-. Le digo mientras vuelvo a abrazarlo con fuerza y siento como las lágrimas luchan por salir.

―Tal vez hay una forma―. Murmura contra mi cabello.

― ¿La hay?-. Pregunto confundida contra su pecho.

―Antes de subir a verte Effie andaba como loca diciendo que ya había una larga lista de patrocinadores que querían hablar contigo a primera hora de los juegos, sé que no es tanto por lo que dije sino más bien por tu reacción, por eso no te había comentado nada al respecto para que tu reacción fuera de genuina sorpresa. Tal vez eso es algo que podamos usar a nuestro favor.

―Tal vez-. Digo mientras pienso en más formas de salvarlo si es que nuestro plan no llega a funcionar.

Seguimos un rato en el tejado, abrazados, basándonos, esperando que la noche nunca termine.

No es hasta bien entrada la noche que decidimos entrar y dirigirnos a mi habitación en donde sin molestarnos en cambiarnos la ropa nos recostamos en la cama, esperando que el sueño nos venza, pero ambos sabemos que no será así por lo que dejamos que las horas pasen mientras permanezco con mi cabeza apoyada sobre su pecho y él acaricia ligeramente mi brazo, sin decir palabra alguna, solamente disfrutando la compañía y cercanía del otro, sabiendo que tal vez esta es la última vez que nos veamos.

Cuando solo faltan unos minutos para que tenga que irse con su equipo de preparación le digo.

―Prométeme que vas a hacer lo que sea por sobrevivir, no me refiero a que mates a los demás chicos a diestra y siniestra, si no que evites que te hagan algo, defiéndete, haz lo que sea por sobrevivir y ya como último recurso mátalos, pero solo si no hay otra opción. Mientras yo voy a hacer todos los tratos posibles con patrocinadores-. Le digo mientras levanto ligeramente mi cabeza para verlo a los ojos.

-Te lo prometo, pero tú también necesito que me prometas algo, que a pesar de todos nuestros esfuerzos llego a morir en la arena, no quiero que te vayas a sentir culpable por mi muerte y a pesar de todo lo que te obliguen a hacer no olvides porqué haces todo ello, con tal de proteger a tu familia, lo cual no te convierte en una zorra, no dejes que acaben contigo-. Dice mientras me acaricia ligeramente el cabello.

-Te lo prometo-. Le respondo decidida, incapaz de negarme a su petición a pesar de que siento una opresión en el pecho con el simple hecho de imaginar su muerte, lo cual hace que una sonrisa se dibuje en su rostro.

Me da un beso que ambos tratamos de prologar todo lo que nos es posible hasta que comenzamos a escuchar ruido en el pasillo, sabiendo que ya es hora de que se vaya.

Ambos nos despedimos, esperando cumplir las promesas que acabamos de hacer.




Grandes Sacrificios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora