Humillación.

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"—Esperaba Algo mas de ella...

—Nunca dio señales de ser de esa manera...

—Adios al orgullo del distrito, sabía que no iba a durar demasiado...

—Por eso dicen que el dinero cambia a las personas...

—Ojalá la pequeña no siga el mismo camino..."

Esas y otras cosas escucho murmurar a varias personas mientras acompaño a Prim al colegio.

Sé que hablan de mi, pero lo que no sé a qué se refieren con dichos comentarios, puesto que desde que salí vencedora lo han hecho, pero comúnmente lo hacen de forma más discreta, a diferencia de hoy que ni siquiera se toman la molestia de bajar su tono de voz, al contrario casi gritan cuando paso a su lado y me señalan de forma descarada.

Los ignoro todo lo que me es posible, aunque de vez en cuando alcanzo a recolectar parte de sus conversaciones.

—Katniss, ¿Vas a venir por mi a la salida o voy a tener que regresar sola?— Pregunta Prim apenas llegamos

a nuestro destino.

Estoy por contestarle cuando un grupo de señoras pasan a nuestro lado señalándonos sin ninguna vergüenza por lo que están haciendo, así que antes de que pueda responder a su pregunta se apresura a decir.

―Mejor me regreso sola, no te preocupes por mí, lo mejor será que regreses a casa, Te quero― me abraza y dice en Mi oído para que nadie escuche― No prestes atención a las palabras de todos en el distrito, y sin importar qué sea lo que escuches, no olvides que mamá y yo siempre vamos a quererte sin perjuicio alguno―. Dice y antes de que pueda decirle algo al respecto se decide a entrar al lugar y encontrarse con sus amigas para luego perderse de mi vista.

Me debato entre la idea de volver a casa o ir al bosque a cazar un rato, pero mis ideas son interrumpidas por el sonido de mis estómago exigiendo comida, así que decido ir al quemador a comer una sopa de Sae La Grasienta, para luego ir al bosque.

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—Hace mucho tiempo que no te veía por aquí, niña—. Dice Sae mientras me tiende un cuenco de sopa.

Es cierto, desde que soy vencedora ya no vengo al quemador como solía hacerlo antes, gracias a que mi madre decidió que ahora que contábamos con dinero suficiente podíamos darnos el lujo de compar nuestras cosas en la zona comercial del distrito, por lo cual la necesidad de venir al quemador quedó reducida considerablemente, solamente vengo a comprar licor para Haymitch y a intercambiar de vez en cuando alguna presa, Además durante las últimas semanas casi no salgo de casa, o mejor dicho mi habitación.

—Sí, he estado un poco ocupada—. Respondo evitando dar detalles del motivo.

Ella no dice nada más, entendiendo que no quiero hablar del tema, o mejor dicho no quiero hablar con alguien. De vez en cuando me mira fijamente como si quisiera decirme algo pero se arrepiente de ello inmediatamente.

―Creo que lo mejor será que te vayas ya― me susurra.

― ¿Pero qué...?― pregunto confundida ante sus palabras, pero antes de que mis dudas sean resueltas un par de hombres de la veta se sientan a un lado de mí, en un lado diferente cada uno.

Puedo sentir la mirada de ambos sobre mí, esa misma mirada que me dedican todos aquellos con los que debo acostarme en el Capitolio.

Me dedico a mantener la mirada fija en mi plato para así tratar de ignorarlos, pero es imposible.

Grandes Sacrificios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora