Revelaciones (II)

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"-Lo siento Caesar pero no tengo necesidad de hacer eso, porque ella está aquí conmigo, ella es mi mentora."

Todos están sorprendidos debido a la revelación de Peeta, y con ellos me incluyo. Todos nos encontramos en shock, haciendo que El silencio en el lugar sea tanto que hasta se podría escuchar el sonido de una aguja al caer al suelo.

-Bueno eso es algo que no nos esperábamos, nunca antes habíamos visto algo como esto, aunque bueno no hay que negar que nadie puede resistirse al encanto de nuestra queridísima Chica En Llamas-. Dice Caesar mientras me señala y las cámaras aprovechan dicha oportunidad para captar mi expresión.

Sigo en Shock hasta que se escuchan varios gritos y aplausos ensordecedores por parte del público, lo cual es suficiente para hacerme salir de mi retraso y desear desaparecer de la vista de las cámaras para evitar seguir siendo el centro de atención.

-Sonríe preciosa, eso es lo que quieren y hará que te los quites de encima-. Me susurra Haymitch burlón, como si ya hubiera estado esperando esto toda la noche.

-Ya lo sabías, ¿Verdad, maldito borracho?-. Digo molesta y el solo levanta el vaso que lleva en la mano a modo de brindis.

Oculto mi rostro entre mis manos para evitar que todos sigan viéndome esperando a que suene el timbre que da por terminada la entrevista. Por suerte el grito proveniente por parte de los del capitolio le hace imposible a Caesar continuar la entrevista.

Cuando las entrevistas son dadas por concluidas me apresuro a ir rápidamente a la parte donde son enviados los tributos a encontrarse con sus mentores.

Varias personas tratan de detenerme y hablar conmigo sobre lo que dijo Peeta, felicitarme, preguntarme si yo le correspondo e incluso a mostrarme su pena ante nuestra situación.

Cuando lo veo junto a Effie inmediatamente me abalanzo contra él y lo empujo contra la pared mientras grito.

- ¡¿Te das cuenta de lo que has hecho con lo que dijiste esta noche? Te condenaste a tu muerte segura y yo no podré evitarlo!-. Le grito molesta.

Él no hace nada más que permanecer quieto ante mi agarre, a juzgar por su mirada sé que ya esperaba una reacción así de mi parte y no se arrepiente de sus palabras.

Aflojo ligeramente mi agarre, confundida ante el hecho que haya mentido frente a toda Panem y no se arrepienta de ello, estoy por preguntarle por qué cuando siento que me toman de la cintura y me alejan de él.

― ¡¿Se puede saber qué diablos sucede, preciosa?!- Me pregunta Haymitch enfadado.

― ¡Suéltame maldito borracho!, no hagas como si no supieras lo que ocurre, porque ya lo sabes, al parecer yo era la única idiota que no lo sabía―. Digo molesta y nadie hace ademán de contradecirme―. Está bien, sigan planeando e incluso sigan afectándome con sus planes, pero no cuenten con mi ayuda durante los juegos.

Dicho esto me apresuro a subir al penthouse y encerrarme en mi habitación, para evitar tener que hablar con alguien.

Pasan varias horas hasta que estoy segura de que nadie estará despierto o están en sus habitaciones y puedo salir sin encontrarme a nadie en el camino al tejado. Afortunadamente así es, por lo que no me es problema subir y poder estar sola un rato, recargada en la barandilla, respirando el aire fresco, observando las luces del Capitolio, hasta que la puerta se abre y dicen.

―Sabía que iba a encontrarte aquí.

Volteo a ver a Peeta, quien no tarda en llegar a mi lado y perder su mirada entre los capitolinos que pasean por las calles, ajenos a lo que ocurre acá arriba.

―Lamento lo que hice y dije hace rato, simplemente me molestó el hecho que hayas dicho semejante mentira sin haberme preguntado antes sobre ello. Siempre odie ser el centro de atención en el Capitolio y lo que dijiste en la entrevista no sirve de mucho para evitarlo-. Le digo, lo cual hace que dirija su atención hacia mí.

Me observa atento unos segundos, armándose de valor para decir las siguientes palabras.

-No dije ninguna mentira, todas y cada una de mis palabras fueron verdad.

Su declaración me toma aún más por sorpresa que hace rato, creía que no era nada más que mentiras, una estrategia para conseguir patrocinadores.

-Pero... ¿Cuándo?... ¿Por qué yo?-. Balbuceo sorprendida.

-Llevo enamorado de ti desde que teníamos 5 años, cuando cantaste la canción del valle en la clase de música, desde entonces no he dejado de seguirte el rastro. No pude evitar preocuparme por ti cuando Prim fue cosechada, sabía que sin pensártelo ibas a presentarte voluntaria en su lugar, porque es eso lo que siempre he admirado de ti, que sin importar qué harías lo que sea con tal de proteger a tu hermana―. Dice mientras aparta gentilmente un mechón de mi pelo y yo no puedo hacer nada más que observarlo embelesada―. Por eso sé que ese es el verdadero motivo por el cual haces lo que te piden aquí en el Capitolio, aunque trates de ocultarlo porque te avergüenzas de ello. Así que por ello declaré mi amor hacía ti esta noche, para evitarte que ese sea tu destino por el resto de tu vida-. Acaricia ligeramente mi mejilla.

-No hay manera de evitarlo, una vez que sales vencedor tienes que cumplir lo que se te ordena si no quieres que dañen a todas las personas que te importan, ni siquiera podemos convivir con alguien que no sea familiar tuyo, por eso no fue casualidad que tu salieras cosechado y solo por el mero hecho de que fuiste amable conmigo, ahora que has declarado tu amor por mí, las cosas no harán nada más que empeorar-. Digo rompiendo el contacto visual.

-No si podemos evitarlo-. Dice tomándome ligeramente de la barbilla para que voltee a verlo, dejando nuestros rostros a un par de centímetros de distancia.

Poco a poco acortamos la distancia, haciendo que nuestros labios se encuentren en un beso.



Grandes Sacrificios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora