Consejos.

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En cuanto entro al tren, incapaz de completar mi camino hasta mi habitación, me dirijo al sofá más cercano en el cual apenas me recuesto termino dormida debido al cansancio.

"Estoy atada de pies y manos a una cama es una lujosa habitación del capitolio, conforme trato de escaparme las cuerdas se estiran más hasta el punto que siento como si mis brazos y piernas fueran a ser desprendidos de mi cuerpo, me encuentro completamente desnuda.

De pronto la puerta de la habitación se abre, dejando ver al mismo hombre que me violó.

-Veo que viniste por más Chica En Llamas― Dice colocándose sobre mi, mientras me acaricia desde mi cuello hasta mi vientre, pasando sus dedos entre mis pechos.

Me remuevo para evitar sus caricias pero lo único que logro con ello es que las cuerdas se estiren más hasta el punto que me hacen gritar de dolor.

-¡Cállate!- Al escuchar mi grito me dice a la vez que me da una cachetada.

Siento mi mejilla arder y tengo que morderme el labio para evitar gritar de nuevo, al mismo tiempo que las lágrimas salgan de mis ojos.

Siento sus manos recorrer todo mi cuerpo, hasta que entra en mi.

Me quedo viendo un punto inexistente en el techo, esperando a que el desgraciado termine pronto y así poder irme a dar un baño, cuando escucho una voz cerca de mi oído.

-Esto es lo que te mereces por haberme matado, maldita Zorra- Volteo para ver a Cato, a quien asesiné al último para poder ser nombrada Vencedora.

Lleva puesta la misma ropa que llevábamos en la arena, a excepción de los agujeros ensangrentados en su pierna y Cuello.

-Siempre Supe que era Una Zorra- dice una voz diferente, a la cual volteo a ver que se trata de Marvel, quien asesinó primero a Rue, la niña de solo 12 años y luego terminé matándolo con una flecha en su corazón.

A su lado se encuentran Rue con la marca de la lanza en su estómago y Glimmer con su rostro deformado por las picaduras de rastrevispulas.

-Eso te pasa por no haberme protegido- La voz infantil de Rue resuena en toda la habitación.

El hombre de cabello verde comienza a acariciar mis pechos con más fuerza a la vez que aumenta las embestidas, haciéndome gritar de nuevo y por consiguiente termine dándome otra cachetada.

En el fondo puedo escuchar la risa de los tributos que murieron por mi culpa, haciendo que lágrimas comiencen a correr por mis mejillas a pesar de mis intentos fallidos por retenerlas."

Abro los ojos de golpe con la respiración entrecortada, como cada vez que despierto de una pesadilla y creo que esta última se lleva el premio como la peor que he tenido hasta ahora, debido a los recuerdos tanto físicos como emocionales de la noche anterior y a los fantasmas de los tributos que asesiné en la arena.

Cuando logro serenarme por completo decido levantarme y dirigirme al vagón del comedor sabiendo que ya no podré dormir por lo que resta del viaje así que lo mínimo que puedo hacer es disfrutar de los manjares del tren durante las horas que faltan para llegar al distrito.

―¿Estuvo buena la siesta, Preciosa?― me pregunta Haymitch sorprendentemente sobrio en cuanto pongo un pie en el comedor.

Le muestro el dedo corazón izquierdo a modo de respuesta mientras me acerco a los platos de comida y comienzo a servirme lo que creo es una sopa de verduras.

―No sé como le voy a hacer para explicarles a mi madre y hermana lo que Snow me está obligando a hacer sin sentirme avergonzada ante sus miradas de desaprobación― digo de pronto mientras comienzo a comer mi sopa en ligeros bocados.

Grandes Sacrificios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora