PARTE 5, El Principe Encantador

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Durante varias semanas seguí tratando de buscar mi lado pervertido, pero fue totalmente inútil. Sin embargo un día, llego un cliente muy especial; él era un coyote muy elegante, pero para ser coyote se veía algo tímido, algo que resalta al macho promedio que llegaba a ese lugar.

Los otros machos manoseaban a las meseras, en cambio el Coyote las respetaba y eso me llamo poderosamente la atención. Hasta se sonrojo y quito la mirada cuando se percato que lo estoy viendo, lindo. Entonces antes que otra chica se le acercara, me aproxime a su mesa, siguiendo el guion que previamente había ensayado; empecé a comportarme de manera complaciente, el era hasta ese momento, un hombre de pocas palabras y no demoramos mucho en llegar a mi habitación, que para la suerte de él estaba completamente limpia; él era el primer hombre de esa noche.

Entonces hice lo que siempre hago: me acuesto sobre la cama, enseñándole mi coño ya mojado con lubricante artificial, sin embrgo este hombre no se abalanzo sobre mí, no busco penetrarme casi de inmediato, simplemente me miro directo a los ojos y mientras se volvía a colocar su camisa, me dijo:

- Lo siento mucho, perdóname, esto no es lo que estaba buscando, lo siento.

yo quede estupefacta, no sabía que decir al respecto; al principio pensé que olía mal o algo había visto en mi que lo asusto, hasta pensé que había contraído una enfermedad y no me había percatado; te lo jugo que me empecé a revisar mi vagina en frente de él.

- Lo siento, lo siento mucho, no puedo hacerlo

la forma que dijo esa frase, me dio a entender que yo no era el problema, él apoyó su cabeza sobre la puerta mirando hacia el piso, visiblemente triste, pensé que era otro con esos hombres con impotencia, justo antes de sugerirle el uso de pastillas, el concluyo

- Te daré tu propina, no te preocupes, estoy seguro que lo haces muy bien, lo siento

y otra vez con "lo siento", "lo siento", esa frase no la había escuchado desde hace mucho tiempo, y menos dicha por un macho, eso me conmovió, me hizo sentir que tenía algo de valor, que era una persona a quien se le pide disculpas. Tanto me ha conmovido, que mis ojos se humedecieron y entonces le dije justo antes que abriera la puerta.

- Por favor, no te vayas

tome asiento en el borde de la cama, cerrando mis piernas y cubriéndome el busto con mi brazo izquierdo, mientras extendía mi brazo derecho pidiéndole que se acercara.

- Por lo menos, podemos hablar, si gustas

para mi sorpresa, el hombre asentó con la cabeza y se sentó a mi lado, y sin hacerle ninguna pregunta, empezó a hablar:

- Usualmente no frecuento estos lugares, bueno en verdad, nunca he estado en uno, pero hoy es un día especial: hoy finalmente logre divorciarme, después de dos años de batallas legales que me desgastaron. Sin embargo no es sexo lo que necesito, lo que he necesitado desde que mi relación con mi ex, cayó en desgracia, es el  cariño de alguien.  Yo solo quiero algo tan simple como dormir abrazado. Si! ya sé lo que piensas, que patético!

- No...... sé exactamente... como te sientes.

- ¿En serio?

- En este lugar..... es algo que.... jamás experimenté, y extraño....

- ...

En ese momento mi corazón fue quien gesticulo esas palabras, la honestidad de mis palabras fue escuchada por el abrumado lobo, quien se percato en mi mirada, de niña abandonada, que no estaba fingiendo; Entonces él me beso en la frente y dijo.

- aunque sea por esta media hora, tu y yo seremos como novios

El hombre apago la luz antes de quitarse la ropa, mientras yo me quite mis accesorios, tratando de eliminar esa imagen de golfa, en medio de la penumbra sentí sus brazos tomándome de mi cintura y seguidamente me regaló un beso. Yo le seguí, dejando que la punta de su lengua tocara la mía, dejándome llevar por este sentimiento; que para mí fue autentico. Deapues de recibir mi primer beso apasionado desde hace mas de dos años, los dos nos acostamos sobre la cama, donde él me acurruco con sus fuertes brazos, desde mi espalda; haciendome sintir protegida, segura y sin miedo. Fueron los treinta mejores minutos de mi vida hasta entonces o por lo menos así lo sentí, pero también los más cortos. Las sesiones con los otros clientes siempre duran lo mismo pero cada minuto parece una eternidad, con este caballero el tiempo se escurrió como agua de entre los dedos.

Diez Años de Dolor y PlacerWhere stories live. Discover now