Eres demasiado orgullosa

692 33 16
                                    

Me mira esperando mi aceptación, pero no digo nada, solo miro el mostrador y lo golpeo con mis dedos al compás de la música que se escucha de fondo en la tienda. Veo por el rabillo del ojo que asiente a la empleada y ella desaparece en busca de la pintura.

–Bueno. ¿Te sucede algo? –me pregunta girándose hacia mí.

–Si... No.–niego con la cabeza.

–Dijiste que sí.

–Y también dije que no.

Me alejo de ella para que no siga con su estúpido interrogatorio. Ni yo see lo que me pasa, es como si la mitad de mi quisiera que él sufra pero la otra mitad sabe que no es lo correcto. Por otra parte mi yo entero sabe que si lo hago me voy a arrepentir. Ahora soy yo la que lleva el control, la que tiene que perdonar. Pero si hago algo malo el tendrá que perdonarme a mí, y no soy buena ganando el perdón de las personas. Siempre que quiero arreglar las cosas, las termino empeorando.

Una vez que Alex paga la pintura salimos de la tienda y subimos al auto.

–¿Estas dudando verdad? –pregunta. –Eres una cobarde.

No respondo y ella no sigue preguntando. El resto del camino lo hacemos en silencio.

¿Cómo se atreve a decirme que soy una cobarde? Puede decirme cualquier cosa, menos que soy una cobarde.

Llegamos al estacionamiento del colegio. Después de acomodar el coche en su lugar habitual bajamos y muy sigilosamente nos acercamos al auto de Zack. Alex saca la lata de su mochila y comienza a agitarla antes de destaparla. Yo solo la miro, mi mente está yendo a mil por segundo, no sé qué hacer ni decir. Me mira y se acerca aún más al coche.

Corro los pocos metros que me separan de ella y el coche. No me doy cuenta de la razón hasta que estoy entre ella y auto.

–No lo hagas –digo con la respiración entrecortada.

–Bien –Dice levantandose volviendo a tapar la lata y guardándola en su mochila.

Sigo contra el auto, estoy desconcertada ¿Solo "bien"?. Me acerco a ella lentamente. Tiene una sonrisa dibujada en su rostro.

–Explícamelo porque no estoy entendiendo nada. –digo cruzándome de brazos.

–Lo quieres –dice agrandando su sonrisa.

–¿A qué te refieres?

–A que no quieres hacerle nada malo. Lo quieres, solo que eres muy orgullosa como para darte cuenta. Quieres perdonarlo pero sientes que perderás la batalla.

–¿Me estás diciendo que esto era una especie de prueba? –Esta chica cada día me sorprende más.

–Exacto. Ahora vamos. Necesito un café.

Niego con la cabeza y sonrío.

–¿Y qué hubiese pasado si no te decía que no lo hagas? –Comienzo a caminar a su lado.

–Lo harías. Y si no... Probablemente te hubiera gritado diciéndote que eres una idiota. O en el peor de los casos me hubiera divertido.

–A ti lo que más te divierte es tener la razón.

–¿Eso quiere decir que no estas negando todo lo que dije antes? –dice satisfecha.

–No lo sé. No me presiones.

Zack

–¿Quieres más café? –me pregunta mi madre.

Está frente a la mesada llenando su taza por tercera vez.

OPUESTOS (editando)Where stories live. Discover now