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Tyler tenía que lidiar con su sexualidad, tenía que lidiar con su madre que se empeñaba en crear una idea falsa sobre él, tenía que lidiar con su ansiedad, con su desorden mental, en general tenía que lidiar con demasiadas cosas, pero sobre todas aquellas, una se colocaba en el nivel más alto de su ansiedad, y quizá era la clave de todos sus problemas, ese alguien tenía nombre, hermosos ojos color miel, cabello azul brillante y una sonrisa hermosa. Tyler intentaba dejar de pensar en el teñido, sin embargo, se le hacía imposible. Cuando estaba junto a Josh se sentía diferente, se sentía quizá protegido, y por más que intentase deshacerse de él, aquellas sensaciones lo hacían estremecerse.

«no eres él único con grandes problemas, y eso me jode a mí, me jode que creas toda esa mierda, y me jode lo que tu madre piensa, y sabes una cosa, en este momento podría decirle y gritarle en la cara cuanto te amo y, y no me importa lo que piensen los demás, soy gay y estoy malditamente enamorado de ti»

Tyler no dejaba de pensar en cómo alguien tan peculiar y diferente podría estar enamorado de alguien con tanta mierda en su vida, en cómo alguien podría estar ahí y prometer muchas cosas, cómo alguien podría entregar demasiado por una persona, porque eso era realmente estúpido, o al menos eso era lo que Tyler creía. Le habría gustado que el tintado jamás se acercase a él, en realidad, le habrían gustado muchas cosas, pero ahora estaba jodido, su mundo estaba completamente jodido.

El castaño soltó un suspiro y miró hacía el cielo, contemplando cada una de las estrellas, aunque el sol comenzara a aparecer por aquella ventanilla matutina y monótona, creando que el cielo de Ohio se tornara cada vez más claro, desvaneciendo la oscuridad. El menor pensó por un momento en que quizá, él era tan parecido a un universo oscuro y lleno de hoyos negros, y que tal vez, Josh era aquella estrella que lograba iluminarlo un poco.

Tyler tomó una gran bocanada de aire, y se levantó del suelo, entrando a su habitación y sintiendo que por fin algo tomaba sentido, tal vez debía disculparse con Josh, antes de que fuera muy tarde para hacerlo, así que caminó hasta su armario y tomó la primera chaqueta que se le cruzara en frente, colocándola en su delgado cuerpo, y abrocharla. Tenía que hacer lo correcto, tenía que luchar contra sus demonios, y su madre era uno de ellos.

Se miró al espejo, y observó sus ojos castaños moteados de un color rojo, estaban hinchados y quizá un poco desgastados, puesto que había estado llorando toda la noche pensando en que haría con su vida, y en que haría con Josh una vez que lo volviese a mirar a los ojos, en aquellas ganas profundas que tenía de expresarle una disculpa sincera y por fin darse la oportunidad de sentirse querido, pero también de querer a alguien. Quizá no era tan tarde para remediar las cosas.

Se arregló un poco el cabello y alineó su semblante, quería parecer un poco más fuerte de lo que aparentaba, quería dejar de sentirse débil y era justo ahora cuando debía demostrarlo. Caminó hasta su puerta y colocó su mano sobre la perilla, girándola lentamente, porque apenas eran las siete treinta de la mañana y no quería que alguien lo escuchara.

Tyler sonrió por primera vez en aquellos meses llenos de dolor, porque la razón para sonreír era simple, haría lo correcto por primera vez en mucho tiempo. Abrió la puerta, y aquellas ideas momentáneas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, sus hermanos, sus padres y un grupo de personas más, estaban frente a su puerta. Tyler miró alrededor divisando a dos personas portando trajes significativos con descripciones llamativas para la sociedad en estos tiempos "fame & succes". Tyler frunció el ceño, porque no tenía ni la más mínima idea del porqué se encontraban ahí.

—Tyler —su madre canturreo—. Cariño, ¿a dónde se supone que vas?.

El menor la miró por un momento e intentó sonreír, sin embargo, lo único que sus labios lograron articular fue una mueca de disgusto.

—Y-yo, yo necesitaba despejarme —Tyler tartamudeo, comenzaba a asustarse.

Su madre soltó una carcajada sonora que pronto fue silenciada por un susurro claro para los oídos de Tyler.

—No cariño, no trates de mentirme que no soy estúpida, sé perfectamente a donde ibas, sé que ibas a ver a ese chico, ibas por aquel maldito homosexual que sólo arruina tu vida —su madre soltó lo último en un grito, lo que bastó para que Tyler perdiera la poca cordura que le quedaba.

—No lo llames así ¡no tienes el maldito derecho!, si con alguien quieres acabar deberá ser conmigo, que sea con este jodido bisexual, vamos, acaba con tu maldito hijo marica, acaba conmigo maldita sea —sus pequeños ojos empezaban a aguarse—. Después de todo por fin dejarías de joder mi vida —su voz se entrecortaba—. Déjame vivir con tranquilidad —suplicó—, déjame por fin ser quién soy, déjame amar y deja que me amen.

Su madre lo miró con totalidad desagrado mientras negaba y abría paso a aquellos sujetos de trajes raros. Tyler caminó para atrás, pero eso no impidió que ambos sujetos lo tomaran de sus muñecas y lo arrastraran fuera de su habitación.

—Espero que después de todo esto te des cuenta que la homosexualidad es sólo una fase —su madre soltó mirando al castaño, quién ahora daba pequeños sollozos llenos de furia y dolor.

—E-eres despreciable mamá —Tyler murmuró aún forcejeando.

Su madre lo miró con rabia, para después abrir la boca y soltar lo último que faltaba—. Llevenselo —se giró y trató de ignorar al castaño quien gritaba que detuviera todo aquel espectáculo.

—¡Mamá! —Tyler gritó desgarrando su garganta—. ¡Mamá por favor no dejes que me lleven!, ¡no dejes que hagan esto!.

—Estás enfermo Tyler, necesitas un remedio —su madre murmuró para después caminar.

Tyler miró directamente a Madison, suplicando ayuda.

—¡Mamá basta! —Madison gritó—. No pueden llevarse a Tyler, no pueden —sollozo.

—Madison —su madre murmuró.

—Es que no deben hacerlo mamá, y sí seguirás con eso entonces que me lleven a mi también, porque yo soy lesbiana —Madison soltó por fin, mientras su madre la miraba con el entrecejo fruncido y sus labios bien abiertos.

—¿Pero qué estás diciendo?.

—La verdad después de tanto tiempo.

El castaño miró con sorpresa a su pequeña hermana, quién al fin había soltado la verdad.

—Pe-pero —su mamá la observó con decepción—. Madison —canturreo.

—Por favor detente mamá, deja de hacer su vida miserable, Tyler es como cualquier otro chico, ser homosexual no te hace diferente, ser homosexual no es una enfermedad, mamá debes detenerte —Madison suplicó, sin embargo, su madre sólo hizo una señal para que también se llevaran a Madison.

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