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Las luces brillaban e iluminaban todo el lugar, inundando todo de aquellos colores neón. Tyler caminaba entre toda la gente que estaba bailando al ritmo de la música, luchando para evitar ser aplastado y pisoteado por algún tipo ebrio o alguna chica loca haciendo movimientos extravagantes. Soltaba reproches y suspiros de frustración, porque él habría preferido quedarse en casa para poder hacer la rutina que era necesaria en su vida, entre otras cosas que únicamente él entendía. Pero ahora se odiaba más de lo normal, porque sus amigos lo habían convencido de asistir a una estúpida fiesta, que seguramente al día siguiente le traería una resaca impresionante.

Tyler miró de derecha a izquierda y viceversa, lo único que buscó en aquel lugar, era paz. Aunque lo único que encontró fue un par de chicas sacudiendo sus caderas y sus pechos de un lado a otro, y no sé culpaba por mirarlas, era un adolescente de 18 años demasiado inseguro, pero con unas hormonas algo alborotadas. Aunque por alguna extraña razón, su mente dibujó una imagen de Josh Dun. "que imbécil" pensó y negó rápidamente, aquel tipo de cabellera azul lo único que hizo fue jugar con él, con tal de poder quedar bien con Dallon.

—¡Es por aquí! —Patrick gritó e hizo reaccionar a Tyler, para que pudiese dejar de pensar en Josh.

—¡Ugh, esto me está jodiendo, Patrick! —reprochó Tyler.

—¿Prefieres esto, o que tu madre te siga hinchando las bolas con el tema de tu sexualidad? —el castaño rodó los ojos.

—Ni siquiera sé porqué soy tu maldito amigo —contestó y siguió caminando. Aunque se le hizo imposible seguir porque un tipo salió de la nada y le vomitó encima de sus vans floreados, aquellos que tanto amaba. Soltó un suspiro acompañado de un reproche—. Eres un jodido cabrón —sacudió sus pies, inquiriendo una mueca de disgusto.

—Tranquilo, amigo —el tipo sonrió. Tyler lo empujó y después siguió a sus amigos. Pero se detuvo en seco, al chocar contra la espalda del frentón, quién se había detenido sin avisar. El castaño divisó al frente, miró a una chica con escote prominente y con una falda entablada. Tyler empujó a Brendon para que se moviera y caminara directamente a la barra.

—¡Esta noche nos vamos a divertir! —Patrick soltó un gran chillido de emoción—. Vamos, ordenen lo que gusten, la casa invita, ¿cierto, nena? —alzó las cejas, la chica negó.

—No en realidad —movió sus caderas y se dirigió a Tyler, ignorando los coqueteos de Patrick—. ¿Qué vas a ordenar, lindo?.

—Uh, y-yo no quiero nada, gracias —Tyler movió sus manos en forma de negación.

Inmediatamente pensó en la cantidad de grasa que una botella de cerveza tendría, por lo tanto, evitaría todo tipo de contacto con alguna bebida alcohólica.

—Vamos Tyler, deberías relajarte. Tú dijiste que ya no estabas metido en esas dietas  —Brendon río y lo abrazó, Tyler se tensó y quiso lanzarle un golpe justo en la cara al moreno—. Dale lo más fuerte que tengas —guiñó un ojo y después se dirigió a su banquillo.

Tyler bufo y se sentó sobre el banquillo, esperando su trago. Aunque en realidad, lo único que quería era salir corriendo de ahí. Giró su cabeza y se topó con lo que había estado evitando. Su mirada había caído sobre la Josh, quien estaba sentado en una mesa a unos cuantos metros de la barra. Su corazón empezó a latir rápido y su respiración se estaba volviendo inestable, porque el mayor lo miraba con demasiada insistencia.

—¡Oye! —la chica gritó y Tyler regresó su vista a la barra—. Aquí tienes cariño —la chica dejó el pequeño vaso sobre la mesa. Tyler lo miró un rato y después lo tomó de un solo trago.

El licor raspó mientras bajaba a su estómago y Tyler hizo una mueca de disgusto. Miró por el rabillo de su ojo, en dirección a la mesa en donde se encontraba el tintado, percatándose de que aún Josh lo miraba.

—¡Mierda! —frunció el ceño—. Tráeme otro por favor —gritó. La camarera asintió.

Debía evitar a Joshua William Dun.

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