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// toto : África//.

Tyler jugaba con el borde de su vaso, evitando que el alcohol cayera sobre la mesa de madera algo desgastada. En realidad después del primer trago, no quiso seguir bebiendo más, porque seguramente todos los carbohidratos aumentarían el tono de su figura. Colocó su mano sobre la mesa, y comenzó a golpearla con dos dedos, jugueteando con ellos. Estaba jodidamente nervioso porque la mirada de Josh estuvo puesta sobre él un largo rato, y sin duda alguna eso lo incomodaba. Ni siquiera sabía la razón por la cual lo miraba con tanta insistencia, quizá solo se trataba de alguna otra broma de mal gusto por parte de Josh, o tal vez, luego se lo diría a Dallon para que ambos se burlasen de él y de sus estúpidas mejillas sonrosadas. El castaño negó y llevó su vista al frente, poniéndola sobre la chica que estaba en la barra, con una gran sonrisa.

—Le gustas —la chica gritó para que el castaño pudiese escucharla. Y así fue, la escuchó, pero ignoró su comentario riendo y negando varias veces.

Eso era imposible, ¿cómo es que un saco de porquería podía gustarle a un chico como Josh?. Y no es como si el tintado fuera la gran cosa para Tyler, pero, si lo miraba con determinación, podía observar lo perfecto que era de pies a cabeza aún estando a esa distancia: su camiseta azul suelta libre de algún estampado, su pantalón entallado, con algunos cortes que lo hacían lucir moderno. Sus tatuajes, porque al parecer había hecho uno nuevo en su brazo izquierdo. Su cabello azul perfectamente despeinado, sus expansiones, el arillo de su nariz. Todo él en general, era perfecto.

—Es estúpido que yo le guste —corroboró el menor bajando la mirada a su vaso, lleno de alguna bebida alcohólica que no se había animado a beber.

Era algo estúpido que la idea de gustarle a Josh le cruzara por la cabeza, porque eso no era lo que el tintado le había demostrado. Se había puesto del lado de Dallon, cubriéndole su espalda y dándole la razón. Prontamente, el recuerdo del medio día en el colegio llegó a su cabeza. Observó a Josh parado justo ahí, junto a Dallon, sosteniendo una mirada indiferente y llena de frialdad. Tyler se estremeció, Josh había jugado con él y eso le había molestado. Sabía que no necesitaba ayuda de ningún tipo, y la insistencia del tintado lo había orillado a aceptarla.

Tyler frunció el ceño y tomó con gran fuerza el diminuto vaso, para llevarlo a su boca, dejando caer el licor con brusquedad dentro de ella, y tragarlo con dificultad. Se arrepentiría de haberlo tomado, pero de todas formas devolvería todo al día siguiente y al menos eso lo haría sentir mejor. Levantó su mirada y la dirigió al lugar en donde se encontraba el mayor, sin embargo, Josh ya no estaba ahí, seguramente ya se había cansado de mirarlo. "¿por qué me preocupa tanto lo que piense Joshua Dun de mi?" Tyler pensó y después decidió que dejaría el lugar. Era la mejor idea, porque, por fin podría ir a casa, recostarse en su cómoda cama y dormir hasta que se le pegara la gana.

Se levantó de la silla y sacó su billetera para dejar unos cuantos dólares sobre la mesa.

—¿Cuánto es por lo que sea haya bebido? —dejó un par de billetes sobre la mesa.

—Ouh no, no, —la chica negó—, la casa invita, como antes lo había dicho tu extraño amigo —le entregó los billetes—. Por cierto, ve tras aquel chico. Le gustaste, lo sé —guiñó un ojo y después se dio media vuelta.

Tyler sonrió. Pero no lo haría, no iría a buscar a Josh, porque no era su deber, ni siquiera se hablaban lo suficiente, y tampoco a Tyler le preocupaba, o eso pensaba. Así que no iría. Se dio media vuelta y caminó directamente a toda la gente que aún se encontraba bailando con descontrol sobre la pista. Tenía planeado todo para la buena mañana del sábado. Se levantaría temprano, iría a correr, después haría su rutina y al final, tomaría su laxante. Todo sería fácil.

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