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Tyler estaba recostado sobre su cama, mirando hacia un punto indeterminado de la habitación. El castaño no podía dejar de pensar en su madre y en todas esas acciones que le hacían querer borrar su maldita existencia. Estaba completamente seguro de que su madre estaría allí cuando él la necesitase, sin embargo, no resultó de ese modo. Antes él le habría podido contar acerca de un par de cosas un poco "extrañas", pero ahora con el simple hecho de haberle contado algo íntimo, aquella relación se había ido a la mierda. Ser gay no era malo, ser gay no era extraño, ser gay no era anormal. Ser gay era algo común y sobre todo sano, aquella estupidez de creer todo lo contrario siempre lo terminaban por joder. Tyler no entendía el porqué de aquella actitud tan estúpida y homofóbica que su madre solía tenerle.

Además, pensar en Josh era otra cosa que lo jodía últimamente. Pensar en aquellos bonitos ojos color caramelo que se achicaban cada vez que sonreía, aquella voz profunda pero suave a la vez, aquellas manos suaves ante cualquier tacto, pero sobre todo, aquella gran insistencia que el tintado se había empeñado en crear. Tyler no era un chico que aceptase la ayuda de algún "idiota bravucón", pero con Josh era diferente y eso era malditamente extraño porque, joder, a quien engañaba, aunque lo intentase nadie se podía negar ante una persona como Josh.

La puerta de su habitación sonó, dejando escuchar golpes bastante insistentes. Tyler soltó un bufido y se levantó con pereza de su cama, lo único que quería era quedarse recostado en ella, pensando en algunas rutinas o maneras de seguir bajando de peso, pero ahora estaba abriendo su puerta a cualquier persona que se encontrase tras de ella. Después de unos cuantos segundos, Tyler se había detenido en seco al momento de observar aquel cuerpo bien formado. Josh estaba parado justo frente a él, frotando sus brazos y sacudiendo su cabello azul. El tañido estaba completamente mojado, puesto que al parecer había comenzado a llover.

Josh sintió un toque de nerviosismo recorrer su bien formado cuerpo, porque la simple presencia de Tyler ocasionaba que su cuerpo se erizaba, pero eso no importaba, Tyler era la única razón por la cual se mantenía de ese modo, en realidad, el simple hecho del recuerdo de Tyler, lo mantenían vivo.

—¿Qué haces aquí? —las palabras de Tyler, tropezaron, sacando de su trance al teñido. Su corazón comenzaba a latir con gran velocidad, y sus manos empezaban a sudar.

—Yo, uh —Josh se aclaró la garganta despeinando su cabello. La manera tan fría de Tyler siempre le helaba la sangre.

—¿Contestarás la pregunta, Joshua? —el castaño habló de nuevo, provocando una sensación extraña en el pecho del tintado.

Una sensación que en lo particular no le gustaba, porque eso significaba que Tyler estaba intentado ignorar cualquier acto que él le presentase.

—Tu-tu hermana me dejó entrar, tus padre no están y supuse que- —Josh trago fuerte.

—¿qué? —el menor frunció el entrecejo.

—Yo uh, pensé que podríamos hablar —Josh aclaró por segunda vez su garganta.

—¿Hablar?, Josh, tú y yo no tenemos nada de que hablar —negó repetidas veces frunciendo el ceño con mayor frecuencia.

—En realidad, tenemos que hacerlo, Ty-Tyler —Josh asintió mientras trataba de controlar su respiración—. Debemos aclarar ciertas cosas.

Tyler llevó sus ojos castaños hasta la mano del teñido, la cual se encontraba tras su espalda. Parecía que ocultaba algo y eso a Tyler no le gustaba en lo absoluto.

—No, no tenemos que hacerlo, ahora será mejor que te vayas de aquí —la mirada del castaño, colisionó con los hermosos ojos caramelo de Josh. Los cuales parecían cansados y ligeramente hinchados.

—Por favor —el teñido lucia cansado.

—No. Dije que no tenemos nada de que hablar, y sí has venido hasta acá para explicarme aquella fotografía que tu maldito amigo Dallon se encargó de hacer pública —Tyler mencionó. Josh no dijo nada que contradijera el punto del castaño—. Entonces no gastes tu energía, porque no quiero escucharte.

—Tendrás que hacerlo quieras o no —Josh reafirmó—, me escucharás.

—¿Por qué sigues haciendo esto Joshua? —el menor reprochó—, ¿por qué sigues intentando hablar de algo que no tiene importancia alguna?.

—Es que si tiene importancia, Tyler —Josh alzó la voz—. Aquella noche de viernes fue-

—Un jodido error —lo interrumpió—. Exacto eso fue. Josh deberías olvidar aquello, entiende que una persona como yo no puede estar con una persona como tú, así que hazme el favor de salir de aquí y evita seguir ayudándome. No te necesito.

—¡Pero yo a ti sí, maldición! —el teñido apretó su mandíbula. Tyler lo había hecho enojar—. ¿Por qué mierda sigues con esta estúpida actitud?. Tyler pides a gritos ayuda, y es que si no me hubieses importado, yo mismo te habría matado —lo último llegó con fuerza a los oídos del castaño, creando un pinchazo sobre su pecho—. No eres él único con grandes problemas, y eso me jode a mí, me jode que creas toda esa mierda, y me jode lo que tu madre piensa, y sabes una cosa, en este momento podría decirle y gritarle en la cara cuanto te amo, y-y no me importa lo que piensen los demás, soy gay y estoy malditamente enamorado de ti, pero- —la voz de Josh empezó a entrecortarse—, pero eso ya no importa porque a ti no te importa, y no esperaré una respuesta de tu parte —pasó su mano por su mejilla la cual dejaba caer una lágrima—, así que ¿puedo quedarme, o puedo irme y olvidarme de ti?.

Tyler lo miró unos segundos, abrió su boca un par de veces, pero no dijo nada.

—En-entonces v-vete Joshua, no lo hagas más complicado —murmuró. Josh asintió dando media vuelta y saliendo de su habitación.

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