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—¡Tyler, buen día cariño! —su madre canturreo, entrando a su habitación sin permiso su permiso.

Tyler giró hacia su lado izquierdo para frotar sus ojos e intentar responder al amable y poco inusual saludo de su madre.

—Uh, hola mamá —dijo aún adormilado.

—Me da gusto que hayas despertado —surcó una sonrisa—. Tienes que levantarte ya. Tenemos que hablar.

El menor soltó un gran bufido, que prontamente su madre calló con una risa bastante audible, que molestó los oídos de Tyler, quien se encontraba con un dolor de cabeza.

—Es temprano aún —se quejó mientras retomaba su lugar y se cubría con sus frazadas—. Hablaremos luego, quizá mañana —respondió.

Su madre quitó las cobijas de encima, dejando al descubierto todo el cuerpo de Tyler, y una que otra marca que la noche anterior, el tintado había creado.

—No. Debemos hacerlo ahora.

Tyler soltó un gran quejido, girando de un lado al otro, intentando hacerle ver a su madre que como fuese, él no quería hablar.

—Por favor, ¿podemos hacerlo luego? —suplicó. Su madre negó.

—No. Insisto en que es necesario que lo hagamos ahora.

—¿Po-por qué es tan importante que lo hagamos ahora, mamá? —Tyler reprochó.

Su madre agachó la mirada, mientras sostenía algo detrás de su espalda. Tyler frunció el ceño, y se sentó junto a ella, sin embargo, al momento se tensó, porque parecía que su madre intentaba evitar contacto alguno.

—¿Qué pasa, mamá? —inquirió en un tono preocupado.

—Irás al campamento —alzó la mirada—. Quieras o no. No es una pregunta.

—¿Qué? —Tyler alzó la voz, algo alterado—. Te he dicho muchas veces que he dejado eso de la bulimia, mamá —se levantó su cama para pararse frente a ella—. ¿Qué es lo que escondes allí? —señaló a la mano de su madre, la cual, estaba tras su espalda.

—Primero baja la voz —soltó un suspiro.

—No lo haré hasta que me digas la razón de tu insistencia.

—Tyler estás enfermo, nada de lo que haces es normal —su madre soltó sin mas y se levantó de la cama, para caminar hacia la puerta dándole la espalda al castaño—. Tu estado de salud mental tiene muchos deterioros —dijo sin rodeos.

—¡Claro que no! —Tyler dejó caer sus delgados brazos para que chocaran contra sus piernas.

—Entonces explícame esto —su madre se giró y le lanzó una fotografía.

Tyler trago saliva y recogió la fotografía que yacía en el suelo. Soltó un suspiro y se dispuso a mirarla. La fotografía era simple, se trataba de la noche anterior, en donde él se encontraba arriba del tintado, quién lo sostenía de las caderas mientras se besaban con brutal desesperación. La garganta del castaño se secó, por lo que carraspeo un par de veces para aclararla.

—E-esto... Esto es —Tyler tartamudeo rascando su nuca. Sabía que su madre no lo iba a tomar bien.

—No lo niegues Tyler. No me trates de ocultar tus porquerías —su madre gritó con la voz entre cortada.

—Mamá por favor —Tyler suplicó mientras se acercaba a ella, sin embargo, ella se alejó de ahí.

—N-no me toques.

El castaño sintió un pinchazo en su pecho, le dolía que su madre lo rechazase por sus preferencias sexuales. Lo único que él quería era sentirse apoyado y protegido, después de todo, es lo que todo hijo espera que sus padres hagan.

—De-déjame explicarte —suplicó Tyler, una vez más, sin embargo su madre negó.

—¿Qué me vas a decir ah?. Que te apetece tener sexo con hombre y que hoy en día es lo más normal. Ser gay no es normal, Tyler —su madre tenía ira. Tyler se sentía destrozado.

—Yo-yo, por favor mamá. Permite aprender y saber un poco más de mi —la voz del castaño comenzaba a entrecortarse y sus ojos a soltar lágrimas—. Me-me duele que me trates de este modo.

—Y a mi me duele que seas así. No es normal lo que pasa por tu cabeza y no es normal lo que haces —replicó y pasó saliva—. Iras al campamento, no quiero un hijo anoréxico y con desórdenes de orientación sexual.

Tyler agachó la mirada y observó la fotografía con coraje, se sentía estúpido y patético, pero no era su culpa que le gustasen los hombres y tampoco era su su culpa ser así. Él no pidió nacer. Dio vuelta a la fotografía y se percató de un nombre escrito en la esquina de la fotografía. Tyler la apretó al momento de leer la nota que traía. con amor. Dallon Weekes.

—Sal de mi habitación —Tyler dijo con sumo coraje—. ¡Sal de mi habitación ya! —gritó y su madre lo miró con sorpresa.

—Ty-Tyler cálmate —pidió y él negó.

—¿Cómo putas quieres que me calme si prefieres apoyar a un sujeto que se ha encargado de joder mi puta y triste vida todo el tiempo? —soltó y empezó a llorar—. ¿Cómo quieres eso, si no me aceptas como tal?, cuando sé que piensas en como te verá la maldita sociedad en el momento en el que sepan que soy bisexual y tú una persona homofóbica. Mierda mamá estoy molesto y quiero te vayas antes de que yo lo haga y me olvide de ti —rompió la fotografía y se sentó en el suelo, pegado a la base de su cama, para abrazarse y colocar sus manos en su cara y por fin poder llorar.

Su madre le dio una mirada rápida y después salió de su habitación.


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