Capítulo 21.

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Luhan.


El cielo estaba completamente cubierto por espesas nubes negras cuando alcé la mirada contra la lluvia, con las gotas fluyendo por todo mi rostro, fría como agujas de hielo al encontrarse con cada centímetro de mi piel, tóxica y grisácea por la contaminación, dejándome las manos rojas cuando terminaban el recorrido de mis mangas.

Observé a Chanyeol en silencio. Podría haberle dicho cualquier cosa respecto al plan, cualquier palabra de ánimo, pero el ruido de una lluvia demasiado intensa sobre los edificios que cada vez quedaban más cerca lo hubiera enterrado por completo. La piel de sus orejas parecía estar en carne viva por el ácido, y su nariz parecía llevar el mismo camino, recibiendo todas las gotas del flequillo.

Bajé la mirada, y me fijé en sus muletas. Si bien yo llevaba desde que dejamos la hierba pensando que el suelo estaba tan embarrado que no me dejaba andar, no se me había ocurrido llegar a fijarme en lo profundo que las muletas de mi amigo podían llegar a hundirse.

Volví a mirar al frente, afligido, y evité la tentación de humedecerme los labios, no queriendo intoxicarme también en el interior, de lo que fuese que estuviera lloviendo. Esta vez posé mi mirada en Yixing. Llevaba un rato volviendo la cabeza cada poco buscando algún tipo de aprobación, pero vi necesario el dejar algo de tiempo correr, antes de llevarme el índice tembloroso a la punta de la nariz, y evitar que una gota de agua cayese de ella. El chino volvió a mirar al frente, inexpresivo.

Por un momento, me paré a pensar en mi madre. Los comandantes comenzaban a susurrar que era el momento de máxima discreción, y yo mantenía su rostro borroso en mi memoria. Recordaba la manera en que ella siempre me explicó cómo funcionaba la muerte siempre que yo, asustado por haber visto a alguien morir, le preguntaba. Ella solía decirme que morir era algo muy parecido a dormir, pero por mucho más tiempo; y que nunca dejabas de soñar con esa vida, con la gente que se fue, y con la que se quedó. Con las personas que, pasajeramente, cumplían su función en el mundo, y después lo abandonaban.

Un día, le pregunté qué era lo que pasaba cuando uno de esos robots moría, y ella me sonrió. 'Ellos no tienen el privilegio de morir, porque nunca tuvieron la oportunidad de vivir.'

Al recordar aquello, no pude evitar hacer el símil con Sehun. Me fijé en su mirada neutra desde la parte delantera, y me pregunté si aquel error había sido en realidad su muerte, y si ahora estaría soñando conmigo desde algún lugar en su sueño.

Esa idea me hizo temblar y volver a la realidad. Sehun siempre había sido un robot, cambiara de programación o no. Lo cual lo volvía todo aún más triste.

Yo siempre soñaría con Sehun, pero él jamás sería capaz de soñar conmigo.

A la vista de aquel edificio blanco recordé a Kai, y nuestros primeros días en la base. La confusión de KyungSoo al encontrarse con su padre, o cuando descubrieron que Sehun era un robot. Reí una vez. Si hubiera llegado a conocer la situación en la que dicho robot iba a acabar, no me hubiera siquiera inmutado por la noticia. Había llegado un momento en el que hubiese preferido que su forma más humana me traicionase, antes que encontrarme infiltrándome en una base robótica a morir, junto con una máquina fría y metalizada.

El empujón que recibí en la espalda para que me adelantase fue como un repentino baño de agua fría –Más fría que la lluvia– para salir de mis pensamientos, y el duro golpe metálico en la espinilla lo que me devolvió a la realidad, donde el suelo se había vuelto cemento, donde todo el mundo corría a disparar como locos a cualquier androide que encontrasen, donde Chanyeol se había caído al suelo, y con su muleta y sin querer, me había arrastrado junto a él.


Jongin.


Mientras corría detrás de KyungSoo mirando a todas partes, no dejaba de fijarme en cómo, poco a poco, sus piernas iban fallando, se iba encogiendo y ralentizándose, volviendo a acelerar en cada tropiezo, hasta que terminó cayendo al suelo y comenzó a vomitar, encorvado sobre el suelo.

– Mi padre... –Jadeó, arrastrándose un poco por la hierba mojada, exhausto y con taquicardia. Corrí a su lado echando un vistazo atrás, antes de explorar con cuidado el cuerpo ajeno.– Él es... Todo, él... –La lluvia se colaba entre sus labios al hablar, manchando su cara y entorpeciendo sus ojos. Ladeé la mirada un momento, encontrándome con que lo que había tomado por un vómito de cansancio momentos atrás, se trataba ahora de un enorme charco de sangre.

– Lo sé.

– No, Jongin... Agh. No... –Trató de incorporarse pero le frené, abriendo su camisa demasiado apresurado y torpe.

– Por favor, KyungSoo, ahora... –Me quedé mirándole de arriba a abajo, revisé la zona donde había incidido una y otra vez, mientras que él tan sólo me miraba confundido. Su piel pálida estaba intacta. Ni un solo rasguño, moratón o rojez la estampaba, y eso me confundía a mí mismo.

– ¿Qué es lo que pasa, Jongin? –Se cerró la camisa con el ceño fruncido, incorporándose un poco.– ¿Qué tengo? –Se miró de arriba a abajo, y luego volvió a mirarme. La piel por momentos se le notaba variar del blanco a un tono más amarillento.– Duele. –Se llevó una mano a la espalda, pero cuando la volvió a mirar, estaba impoluta. No llevaba más que barro.

– No tengo... No tengo ni idea, Soo. –Me mordí el labio, sentándome en el suelo embarrado. Siempre había estado seguro de que aquellas cosas no tenían nada bueno, pero jamás había averiguado lo que era, y cuando vi aquella onda blanca golpear el torso de KyungSoo justo cuando corría hacia la salida de emergencia, pude escuchar el golpe seco de mi propio corazón al caer al suelo por la impresión. El chico frente a mí podría estar muriendo ahora mismo, y yo no podría hacer nada.– Lo siento... –Se me hizo un nudo en la garganta y con él, un silencio sepulcral, en el que ambos clavamos la mirada en el suelo.

– Vámonos. –Cuando levanté la mirada unos segundos después, se había puesto en pie y sujetaba la parte baja de sus costillas.– Tengo que salvar a Luhan y a Chanyeol, y tú me debes la vida, por si no lo recuerdas. –Su semblante serio, por un segundo, me recordó al niño que siempre decía a lo que se jugaba, y al que si te negabas, te hacía la vida imposible por días enteros. Sonreí un poco y me levanté. KyungSoo nunca había dejado de ser KyungSoo.

– Vámonos entonces.

Sin embargo, algo me decía que no tardaría en dejar de serlo.



***



Por dios, al fin encontré un wifi decente al que conectarme para actualizar. ;;;

Resulta que, aunque pensé que este mes podría actualizar mucho, no me ha sido posible, pooooorque tengo que estudiar dos asignaturas para septiembre, y poooorque no hay un santo wifi libre en toda InglaterrA.

Siento que el final se me viene encima, y y y me da toda la penita y y y. ;;;

¿Vieron ya el nuevo MV de EXO? Me dijeron que twitter ardió cuando salió, pero aún no he podido verlo por la misma razón por la que no pude actualizar antes /Cries in spanish.

De todas formas, la canción la escuché y no me gusto na de na', me pareció puro reggaeton coreano.¿

¿Qué os pareció a vosotrxs? Me gustaría leer vuestros comentarios por aquí, hbshjdb.

Y tengo una última preguntita, así de pura curiosidad. ¿Desde cuándo me lee cada unx? (Ahora es cuando me llegan todxs del 19 porque soy más pesada que una vaca en brazos para actualizar, ggg).

Por cierto, si he tenido algún error, hay algo raro escrito o similar, es porque no he tenido demasiado tiempo para revisarlo. En cuanto he pillado internet, me he lanzado a subirlo. ;;

Muchos besitos a todxssss, y gracias por soportar mi lentitud. <3<3<3<3

「ERROR: 391」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora