Capítulo 18.

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(Clubbed to death - Matrix BSO.)



Luhan.

Agobiante, era la palabra que definía mi estado, consciente e inconsciente al mismo tiempo. 

Mi cuerpo dolía tanto, que al más mínimo movimiento se me quitaban las ganas de volver a moverme más. Mis párpados, que permanecían inflamados, no me permitían siquiera observar lo que pasaba a mi alrededor, y algún daño interno en el estómago, me provocaba unas ganas constantes de vomitar que desencadenaban en arcadas, que luego se transformaban en un intenso dolor de tripa.

Sin embargo, había sido capaz de hablar con Chanyeol. El guardia no había inutilizado, por suerte, ninguno de los aparatos que usaba para vocalizar, y el chico se pasaba gran parte del día en la enfermería haciéndome compañía.

Pero cada día habían más silencios. Más temas tabú. Mas cosas de las que dolía demasiado hablar, y que al final terminaban sin comentarse. Cada día había menos con lo que bromear, menos temas con los que tener una conversación corriente.

Y cada día todo se enfriaba más y más.

El momento en el que pude volver a caminar normalmente, tardó una semana en llegar. El muy hijo de puta había golpeado con ganas... Y en el mismo momento en que llegué a mi habitación, me volvieron a sacar de ella, tal y como pensé que harían, pero por desgracia, no para lo que yo pensé. Por lo menos, no de la misma manera.

Las veces que Chanyeol había mencionado a Sehun, a penas sí sabía algo. Me dijo que el mismo día en el que me desmayé, hubo un gran revuelo sobre él, pero no le revelaron nada. A parte de eso, a penas sí le vio un par de veces escoltado por guardias, pasando por algún pasillo. Dijo que ahora estaba... Distinto.

Y vaya si estaba distinto.

Cuando me sentaron frente a él y pude mirarle a los ojos, un escalofrío me recorrió la médula, provocando que me encogiese. Ignoré la luz emanada por sus ojos, ignoré el color blanquecino de su pelo, ignoré su inexpresividad, pero no pude ignorar aquella frialdad que derrochaba su mirada al observarme.

-Lu Han. -Recitó.- El ciervo antes del amanecer. -Tradujo.- Xiao Lu, pequeño ciervo. -Tragué saliva cuando sonrió.- Hola.

Miré a mi alrededor, reconociendo la sala como aquella en la que te observaban desde fuera, pero tú no a ellos desde dentro. Donde mataron al niño de los Zhang. El primer sitio que ambos alguna vez vimos de esa base. Tragué saliva.

-Hola... -Volví a mirarle. El no había retirado la mirada ni un momento.- Sehun.

-Unidad 0H, en realidad... -El tono monótono de su voz me ponía demasiado nervioso.- Sehun fue el nombre impuesto para infiltrarme.- Rió. Una risa más falsa que su actual humanidad.- Verás, Xiao Lu, estos hombres desean saber aquello que te dije antes de que todo ocurriese. Y yo expresé mi deseo por saber qué opinas sobre revelarlo. ¿Sería eso contraproducente para nuestra confianza?

No podía ser cierto. De ninguna manera aceptaba que fuera cierto. Aquello no estaba pasando.

-¿Qué...? -Miré al cristal opaco unos segundos, mordiéndome los labios.-Sería... Inútil. -Clavé mi mirada en sus ojos.- Si lo recuerdas lo sabrás, Seh... 0H. Puedes revelar lo que quieras. Pero, ¿dónde está Sehun? ¿Qué habéis hecho con él?

-Yo soy 0H-Sehun. ¿Quién más podría ser? ¿Un impostor, quizá? -Se inclinó sobre la mesa, fijando su vista en mí, de cerca.- ¿Quién más podría saber lo del beso, cuando te sacaron a rastras de mi celda? ¿O tu expresión desesperada al separarme? -Susurró.

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