Capítulo 7.

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Luhan.

Cuando desperté, sentí unas suaves caricias sobre mi cabeza. Unos dedos que se colaban entre las hebras de mi cabello y jugueteaban con el, a veces peinando pequeños nudos que me tiraban del cuero cabelludo, y me hacían quejarme un poco. Pero no quería abrir los ojos, no quería despertarme.

Esa noche había soñado con mi madre, y había despertado sintiendo como si aquellas manos fueran las suyas, mientras yo solo yacía en una cómoda cama que mis padres habían conseguido para mí, junto con unas mantas que lograron hacer por ellos mismos.

Les echaba tanto de menos...

Pero sabía que en algún momento tendría que levantarme, y solo abrí los ojos, para enfrentar un día más en aquel infierno. Pero algo fallaba.

Paredes pintadas... Una cama de verdad... Suelo de vinilo...

Me giré sobre mí mismo, para quedar tumbado de lado, de cara al que me estaba acariciando el pelo, y caí. En un momento, recordé todo lo sucedido el día anterior.

–Buenos días. –Sehun sonrió. De una manera algo extraña, pero sonrió, por lo que le devolví aquel gesto.

–Buenos días... –Me tapé la boca para bostezar, y luego froté mis ojos. Sentí como su mano iba a posarse sobre mi cadera, y me estremecí.– Qué... ¿Qué pasó anoche?

Su mirada se clavó en mí, y no respondió. Parecía estar pasando un trance.

–¿Sehun...?

–Anoche... No pasó nada. Solo me metieron aquí y me dijeron que nos darían los resultados. Supongo que solo queda esperar.

Asentí, y volví a cerrar los ojos.

–Al menos podremos disfrutar un rato de esto...

–Sí... –Tomé la mano que el chico había posado sobre mi cadera, y sentí que temblaba, por lo que la aferré con algo más de fuerza, mientras volvía a mirarle.

–¿Pasa algo? –Negó con la cabeza, y cerró los ojos, mordiéndose los labios.

–Solo me preocupa lo que harán con nosotros.

–No creo que debamos pensar demasiado en ello... No creo que sus pruebas vayan a fallar, y no van a encerrarnos por humanos.

En ese momento, la puerta se abrió de golpe, haciendo que ambos nos giráramos hacia esta. Un hombre de piel bastante morena, estaba allí de pie, impasible.

–Movéos. -Su voz sonaba como... artificial. Un escalofrío me recorrió toda la espalda, y entonces, me levanté.

Seguimos a aquel chico a lo largo de todo un pasillo, hasta casi el final. Demostrándonos que aquello era, sin ninguna duda, enorme.

Abrió la puerta, y se apartó para dejarnos pasar, pero en vez de irse, una vez que entramos, se dirigió a una esquina de la habitación.

–Muchas gracias, Kai. –Dijo un hombre de cabello cano, y cara arrugada, como la de una pasa. El aludido dió un pisotón fuerte al suelo, y le reverenció justo después.

La nueva sala era muy amplia, y tenía una gran mesa en forma de "U" en el centro, donde había una serie de personas sentadas, entre ellas, los médicos que nos hicieron las pruebas el día anterior.

–Xiao LuHan, y... Oh Sehun. –Pronunció el apellido del chico a mi lado como con ironía, como si le hiciera, de alguna manera, gracia.– Debo felicitarlos por haber pasado las pruebas sin ningún problema, y debo darles la grandiosa noticia de que conservarán sus vidas. -Sonrió ampliamente, y de nuevo, otro escalofrío.

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