Cap-50(R)

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Ross


Al despertar le bese suavemente en la frente para que abriera los ojos. Una sonrisa tímida y tan natural se dibujó en su rostro que el corazón me dio un vuelco.

Otro día se acercaba.

De nuevo la bese, con tranquilidad, deseoso de conocer más de aquella boca, de la lengua que allí se escondía tras los blancos dientes y labios de infarto.

Por un momento cuando la luz recién aparecía trayendo un amanecer consigo, pensé en quitarle aquella ropa y tocar su piel hasta descubrir los rincones más ocultos de su cuerpo.

Mi mano recorrió bajo la camiseta su terso estómago y subió hasta su pecho, de pronto titubeo y se quedó a mitad de camino mientras que mis labios probaban de nuevo su sabor.

La oi gemir y no supe si era de placer o dolor.

Una de sus manos aterrizó en mi espalda y subió al cuello para acariciarme el nacimiento del cabello sin dejar de besar.

Un ruido disolvió la magia que de pronto se había formado y nuestros cuerpos se pusieron en alerta cual miedo lo inundó.

Juntos nos levantamos del improvisado escondite y observando el lugar.

Con una sola mirada decidimos volver al trayecto.

Caminamos en silencio. Ella iba por delante mientras que yo le aguardaba las espaldas.

Observe el amanecer que ya se desvanecía y de nuevo a ella. Su forma moverse con aquella cintura y cabello húmedo era tan triste y seductor a la vez. La sangre lo empapaba todo. Aquella camiseta, que le había dejado, y que un día fue blanca, le quedaba grande. Impregnada en sangre por todas partes, mezclándose con el barro.

La vi cojear cada vez más y supe que algo no iba bien. La adelante y mire sus piernas donde una fea brecha de escondía tras los pantalones negros. Solo se veía el corte empapado en sangre seca.

—Espera- la detuve- vamos a descansar.

— ¿De qué sirve?

—No puedes seguir así.

—No hay más opciones. Esto nos debe de llevar a algún lugar. ¿No?- siguió caminando.

Me quede callado y me pase nervioso la mano por mi cabello alborotado.

—Conocía la primera parte de este bosque. Pero nunca llegue más allá.

— ¿Te habías escapado también?

—En realidad no. Este bosque era una de las últimas pruebas que teníamos que hacer para conseguir el traje.

— ¿Este bosque es una prueba?

—Eso me temo

— ¿Y no habían tenido una idea más conservadora, que gastar todo el hierro del país?

Me reí.

— ¿De verdad te preocupa más eso?

—En parte.

—Estas herida, cansada y lo más probable que no hayas comido en días y ¿te preocupa el medio ambiente?-se encogió de hombros.

—Tengo que pensar en algo distinto si no quiero volverme loca.

—Touche

— ¿Cómo me encontraste?

—Te vi por las camaras.

Agente Shao _Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora