Cap-43 (D)

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Damian.

           

   

El cuerpo de la agente Thai fue arrastrado hacia la mesa de control. Este  cayó violentamente  sobre el frío metal y la sustituta de victoria, al parecer llamada Amera, sin perder el tiempo comienza a conectarla a miles de cables que aparecieron de pronto. Como si de la nada sirvieran. Uno de los tres chicos, de nombre Kian, que anteriormente estaba en la habitación tratando de cazarlas apareció de pronto con un ordenador portátil y lo conecto a un lado.

 

Le habían inyectado el un suero experimental que ayudaría al cuerpo recordar.

 

—Es experimental - comentó- aún no lo hemos probado en humanos y cabe la posibilidad de que no salga bien

 

—Me da igual. Quiero ver cómo salió de aquí.

 

—Las descargas electroestáticas  que ha recibido le han dañado la parte de la memoria. Pero si tenemos suerte habrá sido una pérdida de varias horas de recuerdo. No en su totalidad- empezó a explicar el chico.

 

—Conecta ya.

 

Kian asintió y escribió algo en el teclado del portátil. Un ruido de maquinaria pesada invadió la habitación y sentí como Amera me empujaba lentamente hacia atrás. Me tendió unas gafas y nos posiciónamos en la pared opuesta a donde la Agente Thai se encontraba. 

 

Un cristal bajo delante nuestra. Se veía limpio y transparente. 

 

Me entraron ganas de tocarlo. Parecía frágil y a la vez iba a servir de protección, pero me frene. Coloque las manos tras la espalda y permanecí erguido observando.

 

El cuerpo de la agente Thai se envolvió en un haz de luz que se convirtió en una especia de esfera redonda que la cubrió por completo.

 

Proyectaba una luz brillante azul y blanca. Como la electricidad en estado puro y su cuerpo se movió de pronto como si de una descarga se tratara.

 

—Le estamos administrando pequeñas descargas en el cerebro para estimular su funcionamiento.

 

— ¿Algún momento en concreto para ver señor?- preguntó Kian como si hablara de la programación televisiva.

 

— ¿Cuándo fue la última vez que fue vista en la agente?- pregunté.

 

—En la cena.

 

—Media hora después de la cena- ordene.

 

—Muy bien- el chico susurro más para sí mismo que para el resto de presentes.

 

Acerco la pantalla hacia mí y pude ver cómo unas imágenes salían en ella.

 

Entonces lo comprendí.

 

Eran sus recuerdos.

Agente Shao _Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora