Cap-45 (R)

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Ross.

     Me iba a volver loco. La falta de información me estaba matando y aunque Damián me había dicho que podría participar en su búsqueda seguía en el complejo sin poder moverme.

Camine de un lado a otro por la habitación hasta que alguien llamó a la puerta.

—La primera búsqueda fue nula. No la han podía localizar. -Me comentó un compañero tras la puerta sin ni siquiera saludar- van a mandar otra patrulla y Damian quiere que vayas.

Salí de mi habitación como si el viento me empujara.

Me puse el traje especial de color negro con franjas azules tan oscuras que no se distinguirían con facilidad. Este, al contrario del que solía llevar, tenía elementos especiales que me ayudarían casi en cualquier situación. El dibujo de las líneas envolvía mi cintura y subía por la espalda como finos cordones hasta llegar al escudo, que las mismas líneas formaban. Aquel escudo que hacia tanto tiempo no llevaba y por el cual tantas cosas habían perdido. Su forma de un remolino, le daba al traje un aspecto casi terrorífico. Agarre una pistola, un cuchillo y los coloque en mi cinturón.

Un compañero me pasó también una pistola electromagnética que podía freír el cerebro de una persona en cuestión de segundos. Lo mire poco convenido.

—Órdenes del jefe- dijo este mientras se guardaba una igual.

Parecía que íbamos a una guerra cuando en realidad tan solo saldríamos en busca de una joven que no llegaba a la mayoría de edad.

¿O sí?

Me quedaba pendiente esa pregunta.

La conocía tan poco y a la vez tenía una sensación de conocerla desde siempre.

En fila india, como si de unas hormigas se tratara, caminamos doce hombres a paso firme.

Entramos en la habitación del bunquer donde solíamos esperar los helicópteros y nos encontramos a Damian en el centro del gran círculo.

—Muy bien agentes. Hace tiempo que no teníamos una misión tan especial. Así que ya sabéis lo que os toca hacer- dijo este. - ahora os separaréis en dos grupos.

Todos nos miramos. ¿Qué porque dos grupos?

Cualquiera iba a saber.

Camine por el maloliente laberinto. Aquello era tétrico y oscuro. La linterna de alta potencia que a su vez podía electrocutar a cuáquera que se pudiera en su punto de vista, solo dejaba ver kilómetros de hormigón armado.

Estaba furioso.

Debía estar buscando a ella no ir a reconocer un maloliente sitio.

Eso habérselo dejado a los novatos.

Parecía como si estuvieran jugando con mi paciencia.

Algunos pasos más allá me topé con un charco y como si fuera un niño pequeño lo pise con mis negras botas sin apenas darle importancia.

Yo era un agente especial. El mejor de mi clase. El más preparado y el más astuto de todos.

No me iba a frenar un simple charco.

Apunte al frente con mi arma cuando oí ruido.

Con la mente indique a mis gafas de camera que cambiaran a modo mapa de nuevo para orientarme.

Los habían programado. Aquellas gafas incluían el mapa completo del laberinto en un perfecto 3D con GPS incluido que me indicaba cada uno de mis movimientos.

Agente Shao _Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora