Cap-29 (R)

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Ross


Su cuerpo se sacudió entre mis manos mientras prácticamente corría por aquellos pasillos blancos hacia la enfermería.

De sus carnosos labios salía espuma blanca y a pesar de tantos años de experiencia que a mis espaldas se podían encontrar, y todos aquellos conocimientos que había adquirido con cada golpe, nunca había visto algo así.

Comenzó a toser cuando ya prácticamente llegaba a la puerta y escupió sangre sobre mi cuello.

Con una pierna golpee la puerta pero esta no se abrió. Con la respiración entrecortada y el corazón en la garganta sentía que se me iba. Su cuerpo lacio con aquel dulce rostro marcado ahora por sangre, moretones y sudor, se apoyaba sobe mi pecho inconsciente.

Volví a golear con más fuerza la puerta y cuando traté de hacer alguna maniobra para abrirla con la mano está se abrió sola.

Tras la puerta una enfermera con el rostro perplejo nos observó atónita.

— ¿Qué espera?- grite con rabia ante su nula reacción.

La mujer corrió de pronto hacia la cama donde la tumbe y segundos después colocó algo a su alrededor.

Unos tubos aparecieron sobre su cuerpo que de nuevo se sacudía con rabia. La mujer de bata blanca se movió de un lado a otro con extrema agilidad y en segundos tenía todo listo a su alrededor.

—Pásame ese tubo- hablo por primera vez y señaló uno muy fino y blanco que estaba en la mesa al lado mí. Sin rechistar y muerto de miedo lo hice, para cuando se lo pase me di cuenta que mis manos temblaban.

Las observe sorprendido, nunca perdía el control de aquella manera. Siempre me convierte una persona capaz de controlar las emociones hasta límites insospechables.

Yo era una roca.

Un corazón frío y calculador.

Una mente impenetrable.

Y sin embargo, allí me encontraba, ante un cuerpo frágil cubierto de sangre y temblando como un niño.

La mujer, de bata blanca y el cabello recogido en un moño perfectamente colocado de castaño cabello, le colocó por todo su cuerpo, pequeños sensores conectados a cables blancos que aparecieron de la nada. Se lo puso también bajo la camiseta y en el cuello.

Recordé entonces como una vez, tras una pelea me pusieron lo mismo, aunque yo no había estado tan mal.
De un armario saco una maquina sobre una mesa con ruedas y la acerco a la cama donde permanecía shao, la enchufo y el ruido de su corazón inundó toda la habitación.
Seguidamente la mujer le inyectó algo en el brazo y en vez de parar volvió a su cuerpo a pegar sacudidas cada vez mayores.
La habitación se volvió un caos mientras el latidos del corazón de ella comenzó a ser cada vez mas frenético y fuerte. Era tal la velocidad que por un momento me perdí en su sonido.

—Mierda- exclamó entonces- ¿Es... es una ..?

Me quedé allí. Parado observando la escena y tratando de entender lo que decía.

El cuerpo de Shao siguió moviéndose sin parar.

— ¿Qué le has puesto?- de pronto perdí todos los estribos al ver su cuerpo así. Agarre a aquella mujer por la solapa de la bata y la acerque a mi rostro -¿Qué coño le has puesto?- brame de nuevo sin quitarle la vista de encima de aquellos ojos almendra.

Agente Shao _Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora