14

442 24 0
                                    

Clara
Ya habían pasado varias semanas. Mi recorrido desde que pasarón a Carlos a la habitación, ha sido, desayunar en el hospital, pasar la mañana allí, comer en el hospital, pasar la tarde allí y sobre las 10 me tenia que ir porqye acababa la hora de visita y los médicos (en especial Miguel, por lo de "mis sentimientos aloborotados", ¡qué chorrada!) opinaban que debía descansar en casa y no en un hospital, eso se debe a que la primera semana de mi hermano en habitación había pasado, literalmente, 24 horas sobre 24 horas en la habitación.
No había visto a Leo en esas semanas. A Nala, sí ya que a veces venía a hacerme compañía y el primer día vino a dejarme las llaves.

Una noche de vuelta a casa, ví a Leo apoyado en la puerta de mi piso.

- ¡Hola Leo! Genial verte. Ahora. Quitate.

- Hala, borde.

- Perdón, es tarde y mañana voy como siempre al hospital y...

- Deja eso de lado. Hoy es el día con más posibilidades de ver las perseidas. - Me interrumpió. ¡Había osado interrumpirme! Ok no.

- ¿Y? Leo tengo sueño...

- Y vas a verlas, sé que te gusta la astronomía.

- ¿Cómo sabes?

- Contactos. Bueno, - me tendió su mano. - ¿vamos?

Lo miré algo extrañada pero acepté.

Me llevó hacia el portal. Abrió la puerta y salimos. Comenzaba a refrescar. Leo me guió hacia su coche. Sacó una cámara y empezó a grabar como si nada.

- ¡Qué pasa morbosos! - ¿Morbosos? ¿¡Khè!? - Hoy estoy aquí con ¡pauhn! (N.A: lo he intentado 🙆) Clara.

- Casi me matas del susto hijo... No hace falta gritar.

- Perdón. Dí hola a los morbosos y morbosas

- Holaaaa - Moví la mano en forma de saludo hacia la cámara. Tocaba seguir el juego. No le veía cara de youtuber... Pero parecía que lo era.

- Vamos de camino a mi coche... Porque hoy son las perseidas y ¿por qué no?

- Yes...

- ¿Sabes? - Me miró.- Hoy hay una probabilidad de 180 meteoritos por hora.

- Te lo has estudiado antes de venir, ¿verdad?

- Sí - rió - ¡Ahora nos vemos!

Paró la grabación y me miró extrañado.

- ¿Y esa cara de sorpresa?

- ¿Eres youtuber?

- Sí, ¿por?

- Nada, nada. No esperaba que sacaras una cámara de la nada. - Reí y me imitó.

- Bueno, llegamos al coche.

- ¿Dónde vamos a ir?

- A algún sitio elevado.

- ¿La azotea del edificio no sirve?

- No - rió. - Venga no es para tanto...

- Pero no te quejes si me quedo dormida en el coche...

- Entendido.

Nos subimos y empezó a conducir. Al principio sí reconocía cosas pero después todo fue desconocido.

- Ya vamos llegando...

- Dónde me llevaraaaaa este señoh - Canté sin sentido.

- Paciencia humana, paciencia... - Dió leves toques en mi cabeza (N.A: A lo Usui Takumi de Kaichou Wa Maid Sama! 😂) sin quitar la mirada de la carretera.

- ¡No sme toques la cabeza! - Mustié y quité su mano.

- Perdooon - Rió - Nota mental, no tocarle la cabeza.

El resto del viaje fue solo cantar canciones estúpidas que Leo tenía grabadas.

- Y llegamos.

Salí del coche y ví un gran edificio. Tenía luces brillantes y llamativas o eso se podía deducir, ya que estaban apagadas. Era bastante alto. Una pequeña ráfaga de viento hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Me crucé de brazos en busca de calor pero no sirvió de mucho. De repente una chaqueta voló hacia mi cabeza.

- Póntela. Yo no tengo frío, cosa que parece que tú sí.

- Gracias. - Me la pusé y pude notar una fragancia que se correspondía con una colonia másculina.

- De nada... ¡Vamos!

- Las luces estan apagadas para ver las estrellas con más claridad, ¿verdad?

- Has dado en el clavo. Vamos a subir a su azotea.

- ¿Te van a dejar?

- Tengo una habitación para esta noche. - Me puse tensa. - Así que sí... Wow te has palidecido, ¿tienes fiebre? - Se acercó y posó la palma de su mano sobre mi frente. - No, estas bien...

- N-no t-te preocupes... - Tartamudeé.

- Vale... -Cogió mi mano y me guió hacia el interior. Tenía un estilo vintage. No parecía reciente pero estaba lleno de gente. Leo se acercó a la recepción. A los pocos minutos volvió con una llave. - ¿Vamos? - Volvió a tenderme su mano. Yo la acepté.

Nos dirigimos al ascensor. Una vez allí marcó el piso más alto. Supuse que era la azotea. El viaje en ascensor fue muy silencioso.
Una vez alcanzamos la azotea sacó su cámara de nuevo.

- Bueno, ya estamos aquí. Me mola este hotel porque la azotea es como un parque pero no lo es y está chulo.

- Sip...

- Vamos a sentarnos.

Guardo la cámara y me dirigió a un árbol. Soltó mi mano y se sentó en el suelo. Yo lo imité. Sacó la cámara pero no pudo grabar nada de audio ya que justo empezaron las estrellas fugaces. Eran preciosas. Leo apuntó la cámara a nosotros e intentó hablar. El viento era un tanto más fuerte así que ni yo lo escuchaba.

- ¿¡Qué!? - Grite. Él dijo algo pero seguía sin escucharlo. Puso una cara de desaprobación extraña y se acercó a mí. Se detuvo antes de llegar a mi oido y susurró algo. - No te escucho... - Negó con la cabeza divertido y me miró a los ojos con una sonrisa. Se acercó a mí. Se detuvo una vez que estábamos a milímetros de rozarnos. Sonrió y puso su mano debajo de mi oreja, sujetando mi cara. En cuestión de segundos sentí cómo creaba el roce entre sus labios y los míos. Todo el mundo se detuvo. Éramos él y yo. Parecía un puzle echo milímetro a milímetro para que encajaran. La textura de sus labios era agradable. Era el beso perfecto Nos tuvimos que separar por falta de oxígeno... Puto oxígeno. Me miró y pasó un mechón de pelo tras mi oreja. Me rodeó por los hombros con su brazo haciendo que me apoyara en su pecho. Despues me quedé dormida.

Estaré Aquí Para Tí Where stories live. Discover now