Capitulo 15:

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Primera semana.

Miguel ha estado debatiéndose consigo mismo durante este periodo, en saber si lo que siente es correcto o no, tratar de comunicarse con su hermana y evitar a Ruben a toda a costa. En cambio para el castaño esta semana ha sido muy difícil, tener que quedarse a mitad de la sala con la palabra en la boca porque el pelinegro no quiere responderle o sólo lo deja hablando solo, además Mali-Koa no deja de mandarla cartas preguntándole sobre su estadía en la casa, pero él sólo arruga las cartas y las bota en el tacho de su pieza.

Y, hablando de cuarto, Miguel decidió irse al cuarto de al lado. Es igual que el que compartían, sólo que la cama es una individual y más estrecha. Ruben no se acostumbra a dormir sólo, es como si el calor del británico se hubiera esfumado de su cuerpo y lo necesitara a más no poder. Es algo que no puede controlar, es como una emoción que se sumerge en su cuerpo y sale a flote a cualquier minuto del día.

Ambos estaban hechos un desastre. Unos torbellinos andantes que llevaban sentimientos a su paso, era algo nuevo para los dos, ya que ninguno nunca había cuestionado su sexualidad. Y aunque para Ruben todo esto sea un juego, está ese algo que hace que su balanza de incline y todo el peso caiga en él. Es raro, pero le gusta lo que siente. Es como si Miguel fuera un clip, un clip que sostiene a Ruben pero luego lo suelta, lo vuelve a sostener, y lo suelta y así sucesivamente.

—¡Miguel! ¡Espera, no puedo caminar tan rápido!—Ruben exclama mientras trata de recobrar el aire, y se apoya en sus rodillas. El nombrado lo mira por segundos, y sigue caminando como si él no existiera.—¿Qué.. es lo qué.. te pasa?—pregunta alcanzando su paso, y colocándose junto al británico.

—Nada.—contesta fríamente.

—Has estado así toda esta semana, ¿pasa algo? ¿tiene que ver con tu hermana?—Ruben trata de sacarle información, pero en realidad ya sabe muy bien porqué el pelinegro está tan distante con él.

—Mali está bien, pero estaría mejor si respondieras sus cartas en vez de botarlas al tacho. —frena mientras gira a ver al castaño. Su rostro irradia molestia, como si estuviera disgustado al estar frente al escocés.—Deberías hablar con ella.

—¿Por qué tendría que hacerlo?—contesta el ojiverde y mira el suelo. Se sentía pequeño cada vez que hablaba sobre su matrimonio, y parece que Miguel no entendía que no quería nada con su hermana.

—¡Porque es tu esposa, maldita sea!—exclama, su voz suena ronca y puedes percibir que está lleno de furia por dentro. Pero no es por Ruben, él se siente molesto consigo mismo, por sentir todos esos sentimientos indebidos. —Debes mostrarle cuanto la extrañas, ¿acaso un bueno conyugue no hace eso? ¿En qué mundo estás, Ruben?

—No, la pregunta es; ¿en qué mundo estás tú, Miguel?—toma de los hombros al nombrado y lo agita levemente. Miguel lo observa, y saca las manos contrarias de sus omoplatos.

—No sé a lo que te refieres.

—Me has estado evitando desde hace una semana, sólo me hablas porqué quieres saber algo o porqué necesitas algo. Sé que no te caigo, pero acordamos que seríamos amigos. ¿Recuerdas?, aquel día en el avión cuando veníamos a este lugar, hicimos un 'click' instantáneo.—Ruben baja sus brazos, y mira hacia el horizonte. Miguel observa su perfil, y puede sentir su corazón arde de lo hermoso que es el castaño.—Pero, sé que estás molesto porque tu hermana es más importante aquí, que yo tengo que amarla y bla, bla.. ¡Espera!—Miguel y Ruben chocan miradas, y se siente magnifico poder perderse en los ojos contrarios.—¿Estás..e-estás celoso?

La sorpresa toma al británico por sorpresa. ¿Celoso? ¿Por qué estaría celoso? No es que Mali hablara de Ruben todo el tiempo, y que las cartas traten sobre lo bello que es y como desearía tenerlo allí mismo. Pero, ¿en verdad lo estaba? Nunca se lo había preguntado, es más nunca se le había pasado por la cabeza.

—¿Celoso?—rasca su nuca con incomodidad, y Ruben asiente.—¿Por qué lo dices?, no sé a lo que te refieres.

—Siempre me reprendes por lo mismo. Qué tu hermana esto, que tu hermana lo otro. ¿Pero, nunca te has puesto a pensar que probablemente me lo dices porqué es lo que sientes? Qué, probablemente siempre me gritas porque es la furia que..

—Sólo cállate, ¿vale?—Ruben intenta volver a hablar, pero es interrumpido.

Un caballero llega hasta ellos en su caballo, el animal relincha llamando la atención de ambos y Miguel hace un pequeña reverencia como saludo, mientras que él sólo rueda los ojos y mira hacia otro lugar.

El hombre baja del caballo, y de su cartera saca una hoja algo dorada, la cual se la extiende al pelinegro y este la toma con una sonrisa.

—Sus primos lo han invitado a usted y al príncipe Ruben, a la ceremonia de hoy. Como saben la primavera está por comenzar, y en Irlanda es una tradición celebrarla y he aquí la invitación. —informa mientras camina hasta el caballo y se vuelve a montar en el caballo. Acaricia su pelaje y retrocede con el animal.

Miguel había olvidado por completo que sus primos y sus tíos se habían quedado aquí, y que debía irlos a visitar en cualquier momento. Así que asiente con una sonrisa.

—Dile a Noa que estaremos allí a las ocho. Gracias. —el caballero asiente y desaparece por los valles.

—¿Noa? ¿Quién es Noa?—pregunta Ruben luego de un silencio.

Miguel niega con la cabeza mientras sostiene la invitación entre sus manos.

—No te incumbe.

Y Ruben bufa. Bien, tendría que hacer algo para que ambos vuelvan a caerse bien, porque ya no podía soportar el ardor en su corazón cada vez que Miguel lo ignoraba o lo dejaba solo.

Tenía que hacer algo, y parece que su plan comenzaría hoy. En la fiesta de primavera.


Give Me Love|| RubelangelWhere stories live. Discover now