Capitulo 5:

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Ruben se levanta sintiendo algo picar en su rostro, de a poco a poco va a abriendo los ojos y lo primero que sus ojos ven es el cielo algo claro acompañado de un sol radiante. Desconcertado gira su cabeza, y se encuentra a Amelia dormida y sus cabellos rubios en el rostro de ambos, con ternura retira el cabello ondulado de la chica y se levanta con sueño. No sabía qué hora era, pero sabía que estaba en el jardín del reino y que al llegar recibiría muchas quejas.

—Bubble—toma su hombro y la zarandea de un lado a otra, la nombrada da un pequeño ronquido y Ruben ríe—Amelia, vamos despierta—acaricia su fino rostro con la yema de sus dedos, y pequeños recuerdos de la noche anterior pasan por su mente como pequeños flashes de cámaras.

Había besado a la rubia, y no sólo eso. Le había jurada amor eterno, y que ambos se casarían.

La ojiazul se despierta luego de segundos y sus ojos se encuentran con el príncipe mirando el pasto verde y frunciendo el ceño, un sutil color rojo se posa en sus mejillas al recordar el beso que pasó en la noche antes de caer juntos dormidos.

¡El príncipe la había besado!

—¿Ruben?—pregunta sosteniéndose en sus codos, y así poder estar a más altura del nombrado el cual está de cuclillas en el jardín.

—A-Amelia..—su lengua se traba al verla despierta frente a él. Sus manos comienzan a sudar de forma rápida, y con nerviosismo arregla su cabello castaño—Debemos irnos, mamá despertará y se molestará—a Ruben no le importaba si su madre lo resondra o le castiga, él estaba preocupado por los acontecimientos de la noche anterior, estaba claro que la muchacha le seguía atrayendo pero ahora tenía una novia, la cual sería su esposa dentro de muy poco años, y debía respetarla.

—R-Ruben—la rubia murmura y se levanta de un salto. El ojiverde puede ver como sus mejillas están rojizas, y se recrima por haberla besado.

—¿Pasa algo, bubble?—la nombrada asiente y sacude su vestido en el aire, dejando que algunas hojas se deslicen y caigan al suelo.

—Lo de ayer, e-el beso..—y allí es donde el castaño muerde su labio, y asiente dejándola proseguir—¿En verdad me besaste porque te sigo gustando o es que.. el sueño te ganó y es lo único que tu mente pudo hacer en ese momento?—pregunta sintiéndose un poco triste, ya que en el fondo algo le decía que la segunda opción era la verdadera.

—Escucha, y-yo.. supongo que te besé porque te extrañaba y además debo admitir que me sigues gustando, Amelia—toma un mechón rubio que sobrevolaba por el aire, y lo coloca detrás de su oreja—pero yo ya tengo otros planes con otra chica, y por mucho que quisiera, he hecho un pacto con ella y con el país entero. Al fin y al cabo me casaré con ella, bubble.

Amelia asiente con los ojos llorosos, y antes de que Ruben pueda agregar algo más, ella sale corriendo hacia el reino mientras sus sollozos se hacen más fuertes con cada zancada que da por el pasto verde. El ojiverde cierra los ojos por un momento, y golpea la estatua de piedra que estaba cerca de él.

Segundo después un Miguel algo preocupado camina hacia Ruben, traía puesto unos pijamas de ceda azul y su cabello algo revuelto.

—¡Hey!—exclama, y Ruben levanta la vista viéndolo correr hacia su dirección, por inercia sonríe.

—Príncipe, Miguel—hace una reverencia con su cabeza, y el pelinegro rueda los ojos así tratando de ocultar su sonrojo—¿Qué lo trae por estos lugares?—el castaño trataba de hacer un amago esfuerza por verlo reír, y lo consiguió al escuchar su bella risa retumbar en sus oídos.

—Deja las complejidades.

—¿Eso significa que somos amigos?—alza una de sus cejas, y el ojinegro lo piensa por un momento.

—Te vas a casar con mi hermana, y te veré por el resto de mi vida. ¿Por qué no?—el ojiverde deja escapar una risa alegre, y Miguel sonríe.

—Bien, esta ronda la ganas tú—alza las manos vencidos—Pero la próxima no te confíes mucho, eh—camina algunos pasos hacia el príncipe, y ambos comienzan a caminar hacia el reino—¿Por qué estás aquí de todos modos?—pregunto curioso.

—Vi a Amelia llorar en la entrada del reino, y la única persona que llevó es a ti—baja la cabeza al escuchar esas palabras, y mira al príncipe de Inglaterra algo triste—A-Ayer los vi algo felices, sabes. Estaban riendo mientras jugaban con la tierra, pero luego la vi a ella llorar mientras se ocultaba con sus cabello rubios.. Me partió el alma, Ruben—murmura lo último algo desconcertado, y el nombrado se siente culpable por un momento.

—La besé, Miguel. Le juré amor eterno, y le dije que nos alejaríamos de todo esto para vivir en una casa de campa afueras del país, juntos como una familia.—el pelinegro lo mira con desconcierto. ¿Cómo se le ocurre decir todo eso cuando su hermana y él están más que comprometidos?—Sé que lo que hice está mal, porque seamos sincero.. Me casaré con tu hermana, quiera o no y..

—¿Cómo que quieras o no?—visualizan la entrada del reino, y sin apresurar el paso contesta.

—Tengo quince, ¿vale? Y a esta edad mis sentimientos no son verdaderos, me refiero que veo a una chica y puedo decir que es guapa, pero con tan sólo decir eso no quiere decir que me gusta y quiero estar toda mi vida con ella, lo haría si la conociera más.. como Amelia. Pero, a Mali-Koa la conozco una semana, y decir que planeo un futuro con ella o la veo casándose conmigo es irreal—explica a la par que entran al castillo, un par de mayordomos se les acercan indicándoles que sus padres los esperan en la mesa real para el desayuno.

—Estás jugando con los sentimientos de mi hermana, y no tolero eso—Miguel espeta molesto.—Pensé que estabas cambiando por la forma en la tratabas a Amelia, pero veo que los sentimientos de las persona te siguen sin importar.

—¿Por qué hablas como si me conocieras? Hemos entablado una conversación como ¿tres veces? Y me hablas como si supieras como soy en verdad, como si me conocieras de años y has estado espiando por meses—para en seco, y mira al ojinegro—Trato de cambiar, trato de volver a ser el mismo de antes; pero me he acostumbrado a ser frío, cruel y sin sentimientos. Ya sabes, como una rutina.

Miguel asiente.

—Entiendo perfectamente. Pero si sabías que tus sentimientos de 'niño de quince' no soportarían mucho con mi hermana, ¿por qué diablos decidiste pedirle la mano?—pregunta algo confundido.

—Por mis padres.

—¿Qué?

—Quería hacer felices a mis padres, que sepan que su hijo tiene un futuro planeado para el país y para sí mismo. Quería que se sientan orgullosos de mí.. al menos una vez en su vida—la reina de Escocia los interrumpe y abraza a su hijo con fuerza.

El ojinegro los observa detenidamente. Los ojos de Ruben no tienen un brillo especial, son oscuros, grisáceos y tristes.

Miguel sólo puede decir una cosa: Ruben necesita más que amor.

Y no se estaba equivocando.   


Give Me Love|| RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora