22. La flor mágica.

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Rapunzel

Rojo, dorado y blanco eran los colores que adornaban la mansión Corona esos días. Rapunzel observo nuevamente el pino de navidad y asintió, era perfecto, bajo su cabeza para observar sus regalos y luego camino alrededor pensando en que contendría cada uno de esos paquete, algunos tan grandes como ella y otros muy pequeño, todos decorados con los mismos colores, en donde y el blanco iluminaban cada parte la estancia con un poco rojo que desfilaba tímidamente entre los adorno que Anna y ella habían colgado en el árbol.

Rapunzel pensó en sus amigos de Hogwarts por un momento y espero que la estuvieran pasando bien, recordó que aún no había podido averiguar algo sobre la flor e intento pensar en cómo preguntarle a sus padre, pero antes que llegara a una conclusión Anna llego saltando por las escaleras interrumpiendo sus pensamientos.

—¡Punzie! —exclamo la niña y salto unos escalones más para ir a abrazarla—Creía que aun dormías...

Rapunzel sonrió mientras abrazaba a su prima y vio que sus padres también habían bajado ya, solo faltaba Elsa.

—Estaba muy emocionada para dormir ¡Mañana es navidad!

—¡Si! —Secundo Anna dando saltitos—¡Tengo una idea! —dijo deteniéndose para correr a la ventana más cercana—Cuando volvamos debemos hacer un muñeco de nieve.

—¡Si! —aseguro Rapunzel corriendo a la ventana también.

Las niñas comenzaron a imaginar el muñeco que harían esa noche, mientras Anna pregunta y Rapunzel aportaba ideas, bajo Elsa silenciosa y formal fue directo hacia sus tíos.

—Anna—llamo Arianna Corona —, es hora de partir.

—¿Y Rapunzel no puede venir con nosotros? —pregunto la niña abrazando a su prima.

—Ya hemos hablado de eso Anna—la señora Corona beso en la frente a su hija —. Volveremos pronto, mi florecilla.

Rapunzel abrazo a su madre, tras despegarse de Anna, en seguida se despidió de su padre y Elsa, pasados unos quince minutos la chimenea de la oficina privada de Frederick Corona fue encendida, Rapunzel veía desde la rendija en la puerta mientras su madre repartía el polvo flu a sus primas.

—Recuerden decirlo fuerte y claro—señalo su padre—, especialmente tu Anna.

La aludida lanzo una risilla, mientras sostenían con sumo cuidado los polvos flu que le habían dado, su padre fue el primero, luego Anna tiro sus polvos y grito la ubicación mientras se metía a la chimenea y llego el turno de Elsa que observo con tristeza su mano y se acercó a la semilla, lanzo los polvos flu a la chimenea y grito.

—¡A Azkaban! —el eco de su grito resonó durante un segundo en la oficina.

Antes que su madre se fuera, Rapunzel se apoyó demasiado en la puerta haciéndola rechinar, su madre oyó el ruido y se acercó a ella con una sonrisa.

—¡Cuánto has crecido desde que fuiste a Hogwarts! —dijo abriendo la puerta en su totalidad—recuerdo que antes nunca lograba oír un ruido mientras nos espiabas.

—Mamá...

—Hija, es hora de hablar—suspiro mientras caminaba hacia una silla—, vamos mi niña. No quiero regañarte.

—Perdón mamá, sé que está mal espiar—explico rápidamente— y desobedecerlos también esta mal.

—Siéntate—dijo señalando una silla junto a ella—¿Cómo ha estado Hogwarts?

—Bien—respondió tras un momento, no había dejado de hablar de Hogwarts.

—Apuesto que tienes muchos amigos ahora.

Rapunzel asintió intentando pensar a que punto quería llegar su madre.

—Dime hay algo que quieras contarme y aun no lo has hecho.

Rapunzel dudo un poco, no había hablado de la flor o de madame Gothel y su propuesta. Su madre la miro expectante.

—De hecho si—dijo mientras jugaba con sus dedos—¿Tu sabes de flores?

—¿Flores?

—Si—dijo buscando una forma de explicarle a su madre—, he visto una ilustración de una muy bonita y quiero saber más de ella y he intentado buscar pero no encuentra nada.

—¿Y cómo es esta flor?

—Es como—dubitativa movió su vista por la oficina de su padre—, como un lirio dorado, muy brillante como si estuviera hecha de luz u oro.

Su madre levanto una ceja y se levantó de la silla, en seguida Rapunzel la siguió ambas llegaron a la biblioteca donde su madre saco dos libros de las estanterías y se las dio a Rapunzel. Las niña los vio ambos eran de botánica mágica, muy parecidos a los que había visto en Hogwarts.

—Intenta con estos florecilla—dijo dándole un beso en la frente.

Esa noche Rapunzel termino ambos libro, como esperaba no había nada, se acostó en su cama agobiada, esa tarde Anna la arrastro toda la tarde a hacer un muñeco de nieve, luego insistió en que hicieran una guerra de bolas de nieve. Vio el techo de su cuarto y se preguntó cuándo tiempo podría tratar en hacer un mural ahí, lo intentaría ese verano.

Entonces decidió bajar, la biblioteca seguramente tendría más libros sobre flores mágicas, en cuando abrió la puerta y vio el pasillo se dio cuenta que Elsa estaba despierta, la luz salía por la rendija de la puerta. Camino hacia el cuarto de su prima y toco lo más suave que pudo.

Elsa le abrió la puerta y la dejo pasar, cerró la puerta con rapidez y Rapunzel pudo ver la habitación de su prima sin ningún cambio.

—Necesito que me ayudes con algo...

—¿Qué pasa?

—Quiero encontrar una flor—expreso sin dar rodeos, Elsa asintió—, es como un lirio pero es dorado, muy brillante.

—¿Para qué quieres esta flor?—pregunto su prima.

—Es un secreto—espero que su prima se negara y le dijera que era hora de dormir, no lo hizo.

—¿Puedes dibujarla?

Rapunzel asintió de inmediato y Elsa le pasó papel y lápices, Rapunzel empezó su labro bajo la cuidadosa mirada de su prima.

—¿Ha ido todo bien?

Elsa asintió sin decir nada, Rapunzel volvió su concentración al dibujo hasta terminarlo, entonces se lo paso a su prima que lo observo durante un rato y lo puso sobre su escritorio.

—Puedes irte—declaro Elsa —, te avisare si encuentro algo.

Rapunzel fue a su cuarto y logro dormirse, aunque esa noche sus sueños intranquilos apenas la dejaron descansar, soñó con regalos de navidad, flores doradas que se escondían de ella y con su prima. En su sueño Elsa hablaba con una pared blanca, apenas eran susurros que no lograban distinguirse, frente a ella el escritorio se encontraba el dibujo que ella le había dado, su prima parecía tensa y más nerviosa que lo habitual, en un momento en el sueño observo su habitación y pareció darse cuenta de la presencia de Rapunzel, murmuro algo que Rapunzel no alcanzo a oir y después el sueño se fue llenando de sombra, escucho otra voz.

—...prima, debes hacerlo por el bien de todos...

— ¡Déjalas!

Rapunzel despertó a la mañana siguiente con los gritos de su prima más joven, la siguió de inmediato y pudo ver a su otra prima, quien le sonrió con alegría real y le dio un arrugado papel cuando paso a su lado.

—Es un regalo para cuando volvamos a Hogwarts—susurro en su oído. 

TBF I: El regreso del elegido. (Primera versión).Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt