7. Contando los días.

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Jamie.

Jamie sabía que las cosas habían cambiado, probablemente para siempre, desde que la mañana después de que llego aquel hombre a la cabaña Jack no estaba y sus padres no lucían preocupados, de hecho su padre parecía un poco aliviado, aunque su madre lucia molesta.

—Espero que desaparezca para siempre— escucho a su padre—, estaremos mucho mejor sin él —su madre asintió pensativa.

Esa tarde Jack regreso con un baúl y una jaula, donde una pequeña lechuza dormía, Jamie sonrió aliviado (¡había regresado!) y comenzó a hacerle preguntas sobre todo lo que aquel hombre le había dicho en la cabaña, mientras Jack intentaba responderle su madre entro en el recibidor, donde ellos estaban, ella ahogo un grito al ver la lechuza y susurro:

— ¿Qué significa esto?

— Es una lechuza— dijo Jack— y otras cosas para...

— No digas eso—susurro su madre con enojo— no lo menciones tan siquiera, ve a dejar eso a tu habitación inmediatamente—Jack le sonrió a Jamie y empezó a subir las escaleras— ¡Y ojala abras esa jaula!

Jamie oyó que Jack se reía mientras subía las escaleras, las cosas siguieron cambiando a partir de entonces, esa misma noche sus padres hablaron con ellos:

— Nada de hablar de la palabra con m ni de las vacaciones en la cabaña—luego de que Jamie y Sophie se fueran, su padre continuo hablando con Jack.

Jamie espero a que Jack subiera y luego se escabulló a su habitación, Jack estaba viendo la calle por la ventana junto a la jaula vacía, en la habitación estaban regados diferentes libros, Jamie se aclaró la garganta y Jack volteo a verlo sostenía una vara de madera, como la que aquel extraño había usado para hacer magia.

— Jamie que haces aquí, tu padre dijo que debías evitarme—dijo intentado sonar serio, le sonreía.

Hablaron sobre los libros, Jamie podría asegurar que las fotos en la parte de atrás se movían, también Jack le contó sobre el callejón mágico en Londres y sobre cómo había conseguido su varita de una señora rara con un cuervo, le explico que el uno de septiembre se marcharía a Hogwarts, Jamie estaba feliz por él y en parte también deseoso de poder ir a Hogwarts, de poder ser también un mago.

A partir de entonces Jamie intentaba visitar a Jack, él lo dejaba leer sus libros y Fée, la lechuza de Jack, jugaba con el cuándo estaba en la habitación, Jack marcaba en un calendario el tiempo que faltaba para que fuera septiembre. Cada vez esa fecha se acercaba más.

Mientras tanto sus padres intentaban fingir que no existía la magia, y que en septiembre Jack iría a un internado para delincuentes juveniles, intentaban alejarlos de Jack también, aunque eso no estaba funcionando.

Esa noche Jamie entro con cuidado en la habitación de Jack, este marcaba en su calendario un día menos, dos días más para el primero de septiembre, el baúl estaba abierto y las cosas de Jack dentro, por lo tanto la habitación lucia bastante ordenada, Fée comía un ratón en su jaula.

—Hey—saludo Jack sonriendo.

—Hola—Jamie dijo con un poco de tristeza.

— ¿Qué pasa?

—Te vas —miro el calendario —pasado mañana.

—Si—Jack parecía pensativo, también feliz—, así es, pero te escribiré.

— ¿Enserio? —Jamie sonrió.

—Claro tengo que contarte un monton de cosas, no creas que me olvidare de ti.

Jamie rio pensando en que dirían sus padres cuando vieran a una lechuza entrar y salir de su habitación, Jack también rio por un momento.

—Por cierto ¿Cómo iras a Londres? —comento Jamie recordando que Jack iría en tren a su nueva escuela.

—Tengo que hablar con el tío Arthur sobre eso—dijo desanimado —debe ser pronto, ya solo faltan dos días.

Jamie noto como decía lo último emocionado, muy feliz y se sintió mal por sentir celos de Jack, le sonrió y pronto se despidieron. Jamie salió de la habitación despacio aun pensando en todo lo que le había dicho Jack sobre la magia, mientras se dirigía su cuarto escucho a alguien bajando las gradas supuso que era Jack y desvió su camino hacia las escaleras.

—... ¿Así que si me llevaras?

Oyó como su padre gruñía, seguramente eso significaba que sí.

—Gracias—escucho decir a Jack.

— Qué manera tan peculiar de ir a una escuela de magia ¿no lo crees cariño? —dijo rompiendo su propia regla de no mencionar la magia, supuso que su madre había asentido y su padre rio. — Seguramente no estaban disponibles las alfombras voladores— su padre volvió a reír y su madre siguió en silencio.

Por un momento solo se escucharon las risas de su padre.

— ¿Y en que anden es? — continuo.

— Es el andén — Jack vacilo durante unos minutos— nueve y — en un susurro dijo — y tres cuartos

Su padre volvió a reír y Jack empezó a subir las gradas, Jamie corrió a su habitación y pensó en lechuzas hasta quedarse dormido.

Esa noche tuvo un sueño muy peculiar, en él había dos lechuzas que llegaban a casa y una de ellas se posaba en su ventana, ¡tenía una carta como la de Jack! soñó que iba aquel lugar que Jack le había descrito y compraba una varita. Pronto en su sueño apareció un hombre alto y de aspecto elegante pero sombrío, iba vestido totalmente de negro y le sonrió con amabilidad a Jamie.

"Pronto, joven Bennett"

Le dijo con una vos, que como su aspecto, era elegante pero terrorífica a la vez, Jamie se dio cuenta que se encontraba ahora en la entrada de una vieja mansión, gris, enorme y que parecía deshabitada, el hombre lo invito dentro y Jamie entro, por dentro la mansión era tan hermosa como cualquier mansión pero no había luz en ella y las sombras se movían aunque no había otros seres en ella, sombras de hombre mujeres y monstruos los guiaban hasta una habitación en el segundo nivel donde la chimenea estaba encendida y había dos personas más uno de ellos eran un hombre alto y delgado que vestía un elegante traje de colores oscuro y un gran sombrero de copa, el otro era el mismo un poco más alto y un poco más mayor, pero sin duda era el quien estrechaba la mano con aquel hombre, en ese momento se escuchó una risa fría, cínica y en definitiva malvada, Jamie volteo para ver al hombre vestido de negro pero no había nada más que sombras, y pronto todo se encontró consumido por las sombras y lo único que quedo de ese sueño era la risa.

Cuando despertó no recordaba nada y un día después mientras cruzaba la estación King Cross con Jack y su padre a la cabeza, recordó por algún extraño motivo aquella risa sombría, intento apartarla en su cabeza. Se habían detenido entre el andén nueve y diez.

— Ja, ja, ja— se burló su padre de Jack— creo que es la despedida, que la pases bien en esa escuela tuya, te veo en verano— dijo y se dio media vuelta y camino lejos de Jack

Su madre le dirigió una mirada de desprecio y lastima a Jack y se marchó con Sophie junto a ella.

— Bueno hasta luego Jamie —Le dijo Jack no tan animado

— Hasta luego Jack—dijo, pero no se movió— ¿Que harás ahora?

— Estoy bien Jamie ya me las arreglare para encontrarlo— dijo pensativo

— ¡Jamie! —grito su padre desde lejos — ¡ven aquí!

— Bueno, nos vemos luego Jamie —Volvió a decir Jack y Jamie vio como le sonreía.

— Adiós— se despidió Jamie y se alejó para regresar con sus padres.

Y volteo una vez más para despedirse de Jack, este le despidió con su mano Jamie le devolvió el gesto y mientras se iban recordó de nuevo la risa de aquel hombre en su sueño, que recién ahora empezaba a recordar.





TBF I: El regreso del elegido. (Primera versión).Where stories live. Discover now