Capitulo LXI

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¡Por fin estamos en París, Francia! La ciudad del amor.

Aterrizamos hace quince minutos y estamos en busca de nuestras maletas, hay muchos fans esperando por nosotros fuera. Estoy emocionada.

Salimos y los gritos son el triple que los de Inglaterra. Tal vez sea porque hay más gente y anunciamos nuestra llegada aquí y no allá. Corro apenas por los zapatos altos que me he puesto e intento tocar la mano de la mayoría. Es algo que se me ha hecho típico.

Sonrío al subir a la van. Beso a Justin antes de que las personas se tiren a nuestro auto intentando tener una foto de nosotros. Saludamos con la mano a través de la ventana hasta que se nos pierden de vista.

—Estamos en la ciudad del amor —le susurro coqueta al oído.

—Lo sé —suspira y yo le miró con el ceño fruncido.

—Pensé que estarías contento de estar aquí conmigo —entrelazo nuestros dedos pero él ni se inmuta en tomar mi mano.

No respondió y me enfadé, me ubiqué en la ventana contraria a la de Justin para evitarlo hasta que se de cuenta. Hoy es especial, ni siquiera me ha dicho feliz aniversario, quise creer que algo estaba planeando pero su actitud no es de esconder algo emocionante.

Bajé rápidamente adentrándome al hotel. Ahí había demasiados fans los cuales les resté importancia. Mi enojo era mayor en esos momentos.

Subí a la suit y ni lo esperé, ojalá haya sabido que esta vez no compartiremos habitación a menos que tenga algo bajo la manga para remediar su estúpida actitud cuando estamos cumpliendo un mes mas juntos. Aparte me ponía muy triste, yo que tengo preparada una cena en la torre Eiffel y pedí un juego de luces especiales. Nadie sabría qué seríamos nosotros porque he pedido prácticamente el parque. Gasté un mundo por nosotros y él solo suspira diciendo "lo sé".

Igual soy de las personas que le es intolerable que se olviden de fechas importantes pero, repito, me he vuelto dependiente de Justin. Por mucho que esté enojada, de igual manera bajo al comedor. Allí está él con una sonrisa, me mira y agacho la cabeza; quiero arreglar las cosas, saber lo que le pasa y porqué actuó así cuando veníamos de camino. Quizá soy muy compulsiva con mi rabia y enojos.

—Aquí estás, preciosa —palmea sus muslos para que me siente en ellos—. ¿Por qué has ido tan rápido a la suit?

— ¿Por qué no te emocionaste al saber que estaríamos juntos? —Respondón con otra pregunta.

—Ah, comprendo —besa mi mejilla—. Estoy agotado, me cuesta demasiado acostumbrarme a los jet lag.

—Pero solo estaremos dos días aquí, tenemos que aprovecharlos —hago puchero—. Y siento que has olvidado algo, tengo una sorpresa para ti —veo el reloj de la pared—. Es mejor que comiences a verte guapo, porque hoy yo soy la guía —rio.

—Bueno —dice levantándose—. Mis cosas están en la suit, así que veré qué puedo vestir, te aviso y tú subes ¿vale?

—Yo estoy lista, alguien viene con mis cosas y me arreglaré donde Lana —ella era la que me vestía, buscaba siempre algo exclusivo para cada ocasión y los diseños de mi vestuario para los conciertos—. Por cierto, te esperaré en el lugar, el chofer sabe dónde llevarte —lo escucho gruñir—. Recuerda que no siempre son los
hombres quienes deben sorprender a la chica —le guiño y me voy.

(***)

Llevo casi media hora aquí esperándolo. Me he puesto un vestido rojo hasta los tobillos para él, unos tacones de menos de diez centímetro y el maquillaje natural. Estaba ansiosa por su llegada y revisaba mi móvil cada diez segundo solo esperando el mensaje de Liam diciendo que ya venían en camino –era para que encendieran las luces que formaban un corazón y los meses desde que estamos juntos.

Nada llegó y han pasado dos horas, estaba cansada por el jet lag –menos me iba a acostumbrar yo, pero quería aprovechar la ocasión–. Llamé a Lana preguntándole si había visto a Justin salir del hotel, me dijo que si llevando otra decepción, esta es incluso más grande que cualquier otra.

Me plantó, nunca subió a la van con Liam.

Busqué en internet algún club conocido, marqué al chofer que en menos de quince minutos estuvo afuera. Invité a algunos del equipo pero estaban agotados. Fui sola y ya nada importaba. Gasté mucho de lo que he ganado trabajando duro en la gira para esto, nada. Ni se dignó a enviarme un mensaje.

Entré al club, que estaba llenísimo y algunos se me quedaron mirando. Supongo que la ropa que vestía era demasiado sofisticada para el lugar. Pedí pase al vip, el cual me cedieron rápido. Allí estaba, ni imaginé encontrármelo aquí junto a la zorra de Inglaterra.

—Mierda, Amy —se acerca y me alejo empujándolo.

Veo por detrás de su hombro, ellos estaban preparando finas líneas de lo que parecía ser cocaína, al lado de esta se encontraban billetes de cien dólares.

— ¿Por esto me plantaste, Justin? ¿Enserio? Por tu puta adicción a las drogas no recordaste nuestro aniversario —golpeo su pecho—. Dijiste que lo estabas dejando por mi, pero tus actos demuestran lo contrario —sujeta mis brazos—. ¡Me haces daño, animal! A ver, déjame probar y ver que tiene de bueno esa asquerosidad como para dejarme plantada en la maldita cena en la torre Eiffel —me deshago fácilmente de su agarre por los efectos del alcohol y droga fuerte.

Le arrebató de forma brusca el billete de cien que tiene Ella para hacerlo un rollo.

—Amy, no lo hagas —suplica mi novio, ex novio—. Lo haces y me voy, tú estás fuera de esto.

—Cállate, imbécil —me importa un bledo la opinión de los espectadores.

Inhalo por la nariz a través del billete. Pica demasiado y duele. Maldición, esto es lo peor que he probado en mi vida entera.

La energía empezó a emanar de mi, bailo pero me da miedo que me toquen, así que apartó a cualquier persona que quiera aunque sea consolarme por mi estado.

Vaya mierda. El efecto duró unos minutos y desapareció haciéndome volver a mi triste realidad.

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2/2 que les debía por actualizaciones retratadas.

QUEDAN SOLO 17 CAPÍTULOS + epílogo.

Los amo y creo que esta semana subiré más.

XOXO

I can see the storm © j.b.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora