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Capítulo once: Aquella vieja amistad rota.

Natsu prosiguió con su mirar a la rubia que de drásticamente lo había sacado de su trance propio de recuerdos de años atrás, en realidad el siempre había sido aquel demonio, solo que le habían quitado sus recuerdos durante décadas y le habían enviado a un hechizo sumamente poderoso que le encerró en su cuerpo de forma humana, para su desgracia, esto se habia roto en totalidad, lo cual quería decir que no sería humano totalmente, y asimismo, sus amigos morirían y el quedaría allí, con la misma apariencia siempre, solo que con oportunidades de morir al quedar solo.

Y Lucy, Lucy también podría morir en manos de Zeref, y no lo permitiría, no dejaría a Lucy morir, nunca.

—Nuevamente, mírame, Natsu—El peli rosa levantó su vista para sostenerla en el cuerpo de la rubia, tenía un hermoso vestido negro aún que permitía ver su cuerpo perfecto, aquel cuerpo increíble y bello.

—¿Que quieres....? —Zeref podría venir en cualquier momento y matar a esa chica, Natsu lo sabía, sabía que debia distanciarse pero era demasiado difícil para él, Natsu la amaba, la ama, y por ello se le hacía aún más difícil alejarla.
Lucy mostró un mirar preocupado ante la respuesta desanimada del peli rosa, este último se delimitó a desviar su mirar y bajar este mismo.

—¿Aún estás afectado por lo que hiciste? Natsu.... Ese no eras tú ....
Lucy iba a acercar su mano al hombro del peli rosa, pero este solo cerró sus ojos verdes con fuerza.

—Claro que era yo, END y yo somos la misma persona, los mismos recuerdos y sentimientos, no somos dos personalidades, ¡somos una! —Lucy lo vio con un mirar de tristeza, sabía que sentía el mago de fuego, ella había pasado lo mismo cuándo recordó aquello de ser un ángel negro, pero seguramente lo de el peli rosa era más difícil de digerir, su demonio había masacrado aldeas años atrás, y al mismo tiempo había sido el causante de guerras sin victorias debido a la muerte de ambos ejércitos a causa del peli rosado.

Lucy Desvío su mirar ante esa razón que apareció en su mente, y asimismo, decidió dar media vuelta y marchar, Natsu suspiró y se levantó en un par de minutos después, solo allí se percató de que los demás chicos del gremio se estaban vestidos de manera formal y tenían a una pareja al lado, Lucy estaba sola y él con sus ropas usuales, sin mencionar la gran incomodidad que sentía al estarse allí: en el gremio con una serie de recuerdos divagando en su mente un segundo tras otro. Por consecuencia se resolvió por salir del gremio, siendo seguido por la vista de varios integrantes del gremio, estando todos atónitos.
Mientras se encontraba avanzando por la calle, fue detenido por el mago oscuro de manera rápida, Natsu por su parte lo vio de manera fija, en cierto lugar de sus ojos enfadado con su hermano mayor y creador, sin embargo, decidió dar un paso al frente, provocando una sonrisa torcida en el mago oscuro que esperaba ese comportamiento.

—Natsu, he venido a darte una propuesta que no deberías negar—Zeref lo dijo con una leve sonrisa puesta en su rostro, en su mano derecha llevaba algo que Natsu conocía a la perfección, su libro estaba allí, junto a la persona que podría matarlo en un parpadeo.

—Dime esa propuesta, Zeref—Exigió el peli rosado mientras veía poco a poco la manera en que comenzaba a atardecer.

—Si tu haces trabajos para mi, dejaré a ese ángel oscuro totalmente libre, no la tocaré, lo prometo....

—Bien,pero,termina de dar tus condiciones, no creo que pidas algo tan simple a cambio del regreso de tu servidor a ti.

—Me alegro de que no seas ingenuo, bien, esta son las condiciones: en primera, no quiero verte acaramelado con esa chica que mencione, en segunda, retomas tus recuerdos en totalidad y comienzas a usar tus maldiciones propias, y lo más esencial es que debes aceptar al demonio que hay en tu interior, y si no lo haces, yo lo unire a ti, cosa que no será muy agradable para tu ser completo—Zeref lo dijo mientras veía el libro una y otra vez, nuevamente estaba ardiendo la cubierta de su libro más poderoso, por ende vio al peli rosa, el cual solo mantenía sus ojos cerrados y sus puños cerrados con fuerza.

Tu OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora