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Retrocedimos de inmediato de nuevo al cuarto, cerramos la puerta y esperamos a que aquellas personas se acercaran. Quedé adelante de la puerta, el asiático y su aparente novia se quedaron detrás mío. Estaba apuntando con el arma, estaba preparada para hacer lo que sea. 

La manija de la puerta comenzó a moverse y luego la puerta se abrió.

-¡Quietos!- grité. Aquel hombre a quien le faltaba una mano y otro hombre más quedaron sorprendidos. El asiático se acercó a ellos y los desarmó.

-Eres una chica difícil corazón... Y pagarás por esto- me miró y el asiático le dio un puñetazo directo en la nariz.

-Púdrete Merle...

Los tres salimos de allí, dejando encerrados en el cuarto al hombre y al supuesto Merle. Corrimos por los pasillos hasta que encontramos la puerta de salida. Muchas personas armadas corrían por las calles, al parecer ya se han enterado de nuestro escape. Alcanzamos a escondernos detrás de unos arbustos.

-Debemos separarnos, tengan- les di el arma que tenía, ya que ellos sólo tenían una.

-No, debes conservarla- la chica se negó a tomarla.

-Yo tengo mi arco y mi cuchillo en alguna parte, los encontraré, quédensela- esta vez la chica si agarro el arma- recuerden que si tienen que disparar, háganlo. 

De esa manera atraerían más la atención. Ellos asintieron. Siguieron el camino de la izquierda, mientras que yo tomé la derecha, debía encontrar mi arco. Procuré ser discreta y con la oscuridad de mi lado, podría revisar cada casa hasta encontrarlo.

Comenzó a haber disparos, granadas de humo que llenaban las calles. Parecía una guerra, ¿sólo contra dos personas? Eso era raro, ¿de dónde consiguieron esas granadas?

Pude divisar una casa grande, linda, casi en el centro de esta especie de pueblo. Podría ser la casa principal, podría ser que allí estén mis cosas.

Corrí rápidamente, ya nadie se percataba de mi presencia. Me dirigí a la ventana que por suerte estaba abierta, entré y traté de hacer pasos silenciosos. Todo estaba oscuro, sólo gracias a la luna y a las antorchas de la calle podía ver un poco.

Vi un pequeño pasillo al costado de la pared, seguí por ahí hasta que me topé con una puerta. Al cruzar pude ver que se trataba de una pequeña habitación y encima de la mesa estaban mis cosas. Sonreí. Fui hasta ellas y las agarre. Puse mi cuchillo enganchado en el pantalón y el carcaj de las flechas en mi espalda junto con el arco.

Ahora debía irme inmediatamente de este lugar. Al cruzar nuevamente por el pasillo noté que los disparos habían terminado. Con más prisa que antes volví a saltar la ventana por la que entré y corrí.

No sabía hacia donde ir, solo corría hasta que me topé con una muralla. Era muy alta para treparla, así que comencé a recorrerla hasta encontrar algún hueco por el cual escabullirme o algunos relieves por los cuales trepar. 

Por fin encontré un hueco, una chapa doblada detrás de una camioneta que estaba contra el muro. Logré pasar por allí y antes de que alguien pudiera verme corrí hacia el bosque.

The Next World |Daryl Dixon|Where stories live. Discover now