.2

12.7K 811 17
                                    

Desperté exaltada, ¿dónde me encontraba? Estaba tirada en suelo, dentro de una pequeña habitación, sin mi arco ni mi cuchillo. Sentí el dolor en mi cabeza, ese maldito golpe. Me levante con cuidado e inspeccioné el lugar, no había nada allí, salvo yo. 

Caminé hacia la puerta, empuje unas cuantas veces pero estaba cerrada, al menos debía intentarlo. Se escucharon algunos pasos del otro lado. Me apoye contra la pared para estar oculta detrás de la puerta. Pusieron la llave en la cerradura y la giraron un par de veces hasta que la puerta se abrió. 

Un hombre armado entró al cuarto y rápidamente me abalancé detrás de él tomando su arma con ambas manos, rodeando su cuello con ésta. Logré que se arrodillara, así será mas fácil asfixiarlo. 

Seguí empujando con fuerza el arma contra su cuello hasta que cayó inconsciente. Colgué el arma en mi espalda y salí de allí con cuidado. Era una especie de bodega, pero más chica.

-¡Hey!- se escuchó la voz de un hombre, seguido de unos cuantos golpes provenientes de la puerta de al lado. 

Comprobé a corta distancia que no hubiese nadie más por aquí y me acerqué a la puerta. -Si ¿quién es?- dije con humor.

-¿Quién eres?- la misma voz se escuchó- ¡Sácanos de aquí por favor!

Miré a mi alrededor, ¿Por qué me arriesgaría a liberar a personas que no conozco? Me alejé pero otra voz me detuvo.

-¡Por favor! Por favor abre- una mujer estaba suplicando.

Me acerqué nuevamente a la puerta -¿Cuántos son ahí adentro?

-Sólo nosotros dos- volvió a decir la mujer.

Me quedé pensando; no sé lo que hay allá afuera, no sé hacia dónde correr ni cuantas personas serán. Aún si logro escapar, todos podrían perseguirme y atraparme, o esta vez matarme. En cambio si ellos (los que están encerrados) también escapan podría usarlos de distracción, así los seguirían y yo tendría más posibilidades de huir.

-¿Sigues ahí?- preguntó el hombre.

Sonreí, corrí a buscar las llaves que tenía el hombre aún inconsciente. Las saqué de su chaqueta y antes de abrir la puerta me equipe con el arma, para asegurarme de que ellos no me harían daño.

-Pueden salir- dije apuntándolos. Un chico asiático molido a golpes, y una chica con cabello corto salieron con las manos arriba.

-Gracias- dijo la chica.

-Hay que salir de aquí- dije. Ellos asintieron. Caminamos por un pequeño pasillo pero nos detuvimos al escuchar que unas cuantas personas se acercaban.

The Next World |Daryl Dixon|Where stories live. Discover now