Capítulo 23.

895 124 21
                                    

Llegué hasta la cocina, donde Cynthia le estaba dando las condolencias a una mujer, cuyo hijo había muerto en el ataque. -Necesito que vengas- le pedí, esta de dio unas palmaditas en la espalda a la mujer y  salió conmigo. -Bien, primero que nada, quiero que sepas que no me acosté con John...-

   -No tiene porque darme explicaciones, señor, le prometo que no diré nada de sus sentimientos o los de John- me sonrojé un poco, pero decidí no agregar nada más, hasta ahora había notado lo amable que es Cynthia. -Bien, ahora necesito que encuentres a John y le des una espada y un escudo, y dile que le ordeno que vaya al jardín trasero ¿De acuerdo?- Cynthia asintió y me despedí de ella con una pequeña sonrisa.

   Caminé a toda velocidad hacia mi habitación para escribirle una carta a George, teníamos que encontrar otra forma de sacar a John del camino sin poner en peligro su vida. 

 George: 

Necesito verte, estaré entrenando a John en los jardínes, ven lo antes posible. 

Paul.

Salí de mi habitación, le di la carta al mensajero y tomé mi espada. Cuando llegué al jardín, John estaba jugando con la espada que le había dado Cynthia, e intentaba hacer unos movimientos demasiado extraños y graciosos, que lo hacían perder el equilibrio. -Si te vas a enfrentar a los jacobitas así, creo que será mejor que yo te mate, al menos tendré un poco de piedad contigo- 

   -¿Y se supone que alguna vez haz peleado con algo que no sea tu ego?- preguntó burlonamente John, haciéndome enojar. Rápidamente tomé mi espada y solté una estocada, que hizo que este retrocediera, un poco asustado -Anda, campesino, intenta quitarme la espada- lo reté, haciendo que este colocara su estúpida sonrisa y se alborotara un poco el cabello, dándole un toque estúpidamente atractivo. Este blandió su espada, pero aún así no pudo darme. 

   Comenzamos a caminar en círculos, ambos con la espada en alto, dispuestos a atacar. John se veía muy concentrado, con el entrecejo fruncido y los labios apretados. Tan guapo. Este intentó atacarme por la derecha, pero lo detuve con mi espada; estuvimos jugando así unos minutos, haciéndome soltar carcajadas de vez en cuando, por la torpeza de sus movimientos. 

   -¡Deja de reírte!- explotó John, blandiendo su espada con mucha más fuerza y precisión, haciendo que casi soltara el mango de la mía. En ese momento me di cuenta de que John funcionaba poniéndole retos. -Eres un fracaso en esto, campesino ¿Qué te parece si vuelves a tu miserable casa con tu tía y me dejas la guerra a mi?- 

    Eso pareció desatar la ira de John , porque de inmediato comenzó a correr detrás de mi, con la espalda en alto -¡John! ¡Me vas a lastimar!- grité, una vez que vi pasar su espada por encima de mi cabeza, aceleré el paso, intentando evadir las blandidas de espada de John, que cada vez parecían más cerca. Me adentré en el bosque, con la esperanza de confundir un poco a John, pero sin resultado alguno. En un intento desesperado por librarme de la situación, tiré mi espada al piso. 

    -¡Ya ganáste, John! ¡Deja de perseguirme!- grité. Sentí como John me tomaba de la muñeca y me pegaba a un árbol, a la vez que el sonido de su espada cayendo al suelo hizo eco en todo el bosque. John comenzó a reír frenéticamente, tanto que incluso perdió la respiración unos momentos. -¿Te asusté, niño?- preguntó burlonamente, y solo en ese momento entendí que me había engañado para llevarme lejos del castillo. 

   -¡Tú! ¡Sucio campesino! Me haz traído hasta aquí a propósito- le reproché, haciendo que riera aún más -Bueno, si, quería traerte aquí porque quiero hablar contigo sin que tu padre nos puede descubrir- susurró, acercándose cada vez más a mi, haciendo que mis piernas comenzaran a temblar -¿Y qué quieres decirme? Creo que fui muy específico al decirte que no me interesas- contesté, haciendo negar a John. 

   -No mientas, si no te interesara, no me dejarías hacer esto- y me besó. Sabía que tenía que quitarme, evitar a toda costa intentar responderle, pero no pude hacerlo. Él tenía razón, no había nadie en el bosque que pudiera descubrirnos... a no ser -¡Paul! ¡Deja de jugar a las escondidas!- abrí los ojos como platos al escuchar a George aproximándose al lugar donde me encontraba con John, y rápidamente me separé de él, justo a tiempo para ver como George salía de entre los árboles -¿Sé supone que están entrenando sin espadas?- 

Me arrepentí al instante de haber mandado esa estúpida carta a George. 

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now