Capítulo 10.

968 146 83
                                    

Durante mi estancia en la casa de John no logré convencer a Mimi de absolutamente nada, ya que John regresó en menos de media hora junto con Azufre. Debía de admitir que era un muy buen rastreador. Nos despedimos de Mimi y John le prometió mandarle un poco de dinero de vez en cuando, aunque seguía sin entender porque era que John vivía con su tía y no con sus padres, pero no le iba a preguntar absolutamente nada, no quería que pensara que me interesaba su vida. 

   En el camino de vuelta al castillo hice todo lo posible para adelantarme a John y evitar que siguiera molestándome, había tenido demasiada insolencia por un solo día. Llegamos al castillo y de inmediato me di un buen baño, para quitar el fango de mi cabello, y me metí a mi cama decidido a dormir hasta que el sol saliera por la mañana. 

   Me pareció que pasaron cinco minutos desde que había dormido por fin, en cuanto la puerta de mi habitación chirrió y abrí los ojos de golpe. -Tranquilo niño, soy yo- dijo la voz de John desde las sombras de la puerta. Miré la ventana para saber cuanto tiempo había dormido, y por la oscuridad que procedía de esta me di cuenta de que no podían haber pasado muchas horas -¿Qué se supone que estás haciendo aquí, bestia insolente?- pregunté de mal humor a John, que estaba caminando lentamente hacia mi cama, sin hacer ni un poco de ruido. 

    -No tienes permiso para estar aquí, así que vete- dije un poco titubeante, la expresión que tenía John en ese momento era de lo más sensual que jamás pude haber visto; antes de poder replicar algo más, este se abalanzó contra mi y comenzó a besarme salvajemente, no pude reprimir mis instintos y le devolví el beso mientras pasaba mis manos por su cabello, que era mucho más suave de lo que aparentaba. John se posicionó sobre mi y ágilmente se deshizo de mi camisón, para comenzar a explorar mi pecho desnudo. 

   Comencé a retorcerme bajo su cuerpo, a la vez que este succionaba con ferviente emoción mi pezón, haciéndome soltar un gemido. -Calla o nos descubrirán- pidió John, volviendo a besarme frenéticamente. Enrollé mis piernas en su cadera y lo pegué más a mi, haciendo que este sonriera a la mitad del beso -Si eso quieres...- susurró, separándose de mi. Se desnudó con una sorprendente rapidez, mientras yo miraba tremendo espectáculo. 

   Pasé mis manos por su abdomen, haciendo que John, ya desnudo, riera un poco. Abrió mis piernas con cierta brusquedad y comenzó a mover su mano alrededor de mi entrepierna, haciéndome soltar gemidos ahogados, ahora más que nunca quería que nadie nos interrumpiera. Me tomó de la cadera y me acomodó mejor entre sus piernas -¿Preparado, niño?- preguntó lujuriosamente muy cerca de mi oído, antes de que pudiera decirle algo más, este entró abruptamente en mi interior, haciéndome soltar un grito, donde lo único que pude hacer para silenciarlo, fue morderme la lengua. 

     Sin esperar nada, John comenzó a moverse dentro de mi, esto era de lejos lo más doloroso que jamás había echo, a pesar de ya haber tenido suficiente experiencia, el amigo de John no era para nada pequeño, y su forma tan brusca de moverse me hicieron lagrimear un poco. Me concentré en aguantar la incómoda sensación de John entrando y saliendo de mi, aunque dejó de ser incómoda en cuanto John se sumergió más en mi, haciéndome soltar un gemido bastante fuerte. 

    Este no necesitó instrucciones y siguió repitiendo el movimiento, haciendo que comenzara a retorcerme en las sábanas, ahora más que nunca lo estaba gozando -John...- susurré contra su oreja, una vez que sus movimientos cesaron un momento para que ambos tomáramos un respiro -Cállate- me ordenó, volviendo a retomar el ritmo. A falta de lugares en donde colocar mis manos, comencé a rasguñar su espalda mientras sentía que el placer que me recorría estaba llegando a punto -J-John...- gemí, presa de la excitación. Todo mi cuerpo sudaba, mis piernas estaban como gelatina y sentía más placer del que jamás había llegado a sentir...

   -Oye, Paul- sonó de pronto una segunda voz de John, que no tenía nada que ver con el John que estaba entrando y saliendo de mi abruptamente -¡Paul! ¡Despierta!- abrí los ojos de golpe y la luz del sol que se filtró por mis ojos me imposibilitó ver unos segundos, comencé a escuchar la irónica risa de John, lo que me devolvió a la realidad. Miré toda mi habitación y mi ropa, que aún estaba en su lugar, y no pude pasar por alto una evidente mancha en mis sábanas -¿No crees que eres un poco mayor para tener sueños húmedos, príncipe?- preguntó John entre carcajadas, haciéndome sonrojar -¡Lárgate de aquí!- le grité, pero aún así sus carcajadas no cesaron. 

    -Seguro, no me vayas a mojar- contestó, encaminándose a la puerta. -Tu padre dice que debes de bajar, iremos con el sastre para que nos haga ropa para el baile, espero que a la tuya le ponga una tela súper absorbente- se burló nuevamente -¡Vete de aquí, sucio campesino!- John salió de mi habitación y cerró tras él, dejando así mi desilusión de que todo hubiera sido un sueño. 

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now