Capítulo 5.

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Dos días después de mi pequeña reunión con George fue cuando por fin todo comenzó. 

   Bajé a desayunar un poco antes de que Cynthia fuera a despertarme, a decir verdad ya me había fastidiado la voz de esa mujer diciendo todos los días "Príncipe Paul, es hora del desayuno" y no me ayudaba para nada el hecho de que mi padre aún no contratara a un nuevo jardinero, y absolutamente ningún criado era atractivo, lo que solo hacía que mi temperamento fuera increíblemente cambiante, en esos momentos estaba echando de menos a Will. 

    Pasé por los pasillos con el peor humor que jamás había sentido en mi vida. Tenía ganas de desquitarme con la primer persona que se atreviera a mirarme a los ojos, pero parecía que ese día nadie en el maldito castillo se cruzaría en mi camino, giraba la vista en busca de una víctima pero todo estaba completamente desierto. Hasta que pasé por la sala del trono. 

    De espaldas al pasillo estaba un chico de cabello castaño ligeramente largo donde habían pequeños indicios de paja, vestía una camisa blanca que le quedaba demasiado grande. Tenía una espalda que a leguas se notaba que era demasiado ancha, y unos brazos que santo cielo... Sus pantalones, al igual que su camisa, quedaban demasiado holgados, pero a pesar de eso pude ver claramente su trasero. Sonreí maliciosamente y entré a la sala, cerrando la puerta tras de mi para que nadie pudiera vernos. 

   El chico se giró al escuchar el azotar de la puerta y me miró; pasé mi vista por su pecho semi-descubierto para comprobar que era demasiado fuerte, no tanto como Will, pero si demasiado. Tenía una nariz aguileña y unos ojos cafés bastante bonitos. -Tu debes de ser el príncipe Paul ¿No?- preguntó, borrándome la sonrisa de satisfacción de la cara. No había tartamudeado y ni siquiera se había inclinado ante mi, pero pasé su error por alto solo porque era demasiado atractivo -Eres asertivo, campesino. Tu debes de ser el jardinero ¿Me equivoco?- 

   Este sonrió y enarcó una ceja. Demonios, ¡Se ve tres veces más atractivo de esa forma! -Bueno, su majestad, me temo decirle que usted no es tan asertivo como yo. Mi nombre es John Lennon y no creo haber pedido el trabajo de jardinero- sentí como si un cubo de agua helada cayera en mi mientras era golpeado por treinta hombres en el estómago. ¡Esa maravilla de hombre era mi primo! Sentía que podría vomitar en cualquier momento -¿Estas bien? Te ves pálido- John acercó su mano a mi mejilla, pero antes de que pudiera tocarme me aparté. 

   -No creo haberte dado permiso para tocarme, campesino- dije despectivamente -Y mucho menos para que me hables de esa forma ¿Que acaso no sabes que yo seré tu rey?- John ensanchó aún más su sonrisa, creí que diría algún comentario sarcástico, pero en ese momento entró mi padre -Bueno, creo que le estas mintiendo al joven Lennon ¿No crees, Paul?- preguntó mi padre, John parecía confundido, y a diferencia de conmigo, hizo una clara reverencia que mi padre ignoró olímpicamente -No deberías de decirle que serás el rey, porque bien sabes que eso es una mentira- 

    Mi padre avanzó lentamente hasta su trono y se sentó en el -Buenos días, John- saludó mi padre, John abrió tanto los ojos que parecía que se le saldrían en cualquier momento -Señor, es un honor- John se inclinó excesivamente y no se levantó hasta que mi padre se lo indicó -Me parece que mi mensajero te ha comunicado que quiero verte, pero no el motivo ¿Cierto?- preguntó mi padre tan claro y fuerte que su voz resonó por toda la habitación -Así es, señor. Le puedo jurar que yo no he cometido ningún crimen nunca en mi vida, si es por eso por lo que me han traído- 

    -No, John, no haz cometido ningún crimen, lo que quiero decirte es algo mucho mejor que mandarte a un calabozo- el castaño soltó un suspiro de alivio, a la par que yo soltaba un bufido que pareció devolverle a mi padre la idea de que yo me encontraba ahí -¿Que haces tú aquí?- preguntó mi padre como si acabara de verme -No tienes permiso de escuchar mi conversación con John, lárgate de aquí y vete a desayunar- apreté los puños y me di media vuelta a regañadientes, bajo la mirada de John, que parecía impresionado por la forma de mandarme al demonio de mi padre. 

   -¡Y cierra la puerta!- gritó mi padre una vez que crucé el umbral. Salí dando trompicones ¡De todos los aspectos que podría tener mi maldito primo me tocó el más guapo de todos los panaderos a la redonda! 

With a little luck. [McLennon]Where stories live. Discover now