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Ese día su humor estaba por los cielos.

¿Y cómo no estarlo?

La noche anterior había arreglado la situación con la peli-escarlata y habían tenido una charla muy entretenida sobre las razones para comportarse como se habían comportado durante esa semana, y así fue como él supo que ella no quería parecer una mujer que se imponía a los demás y por eso se sentía culpable al haberlo puesto en una situación donde él se sintió forzado a aceptar su ayuda de nueva cuenta.

No pudo evitar sonreír mientras estiraba la masa de galleta para las tartas.

De cierta manera se sentía halagado de que alguien como Erza se preocupase de que él se hubiese enojado con ella, siempre había imaginado a las personas del mundo del entretenimiento con cierta clase de soberbia, y que por supuesto no les importaría si alguien normal ―como él se veía―, los malentendía.

Y admitía de nuevo que se había equivocado.

―Parece de muy buen humor, Jellal Senpai ―el asistente de larga cabellera verde vertió el vino en la olla siguiendo las instrucciones que le había dado su superior hacía unos minutos, durante la semana se rotaban las obligaciones con el postre de modo que al finalizar la semana sus dos asistentes se supieran la receta al dedillo―, ¿se arreglaron las cosas con la Señorita Brown?

―Podría decirse... ―terminó de estirar la masa y observó a su asistente reducir la salsa de bayas―, podría decirse que en realidad no había nada que arreglar, más bien era un malentendido, pero si no hubiese seguido tu consejo de pedir disculpas y dar el primer paso para hablar no lo hubiésemos arreglado ―sonrió―. Gracias Freed.

El chico sonrió apenado y elevó los hombros, si bien se llevaba bien con los que consideraba amigos no se le daba de igual modo el ganar nuevos y por eso solo contaba con los mismos tres de toda la vida. Personas que además lo habían aceptado por completo cuando muchos solo lo juzgaron y le dieron la espalda―. No ha sido nada, creo que es más fácil saber la manera correcta de actuar si estás fuera de la situación ―así había sido él aconsejado muchas veces, especialmente por Laxus, sonrió y tomó la pimienta que le pasó el azulado―, y me alegra por ustedes, no conozco mucho a la señorita Brown pero siempre es muy entusiasta cuando viene a tomar fotografías de la comida, así que de cierta manera me agrada. ¿De verdad no son pareja? ―interrogó curioso.

―¿Quiénes son pareja? ―interrumpió otra voz adormilada.

―Macbeth, ¿tienes lista la primera tanda de crema? ―preguntó el azulado intentando cambiar el tema.

―Lista~ ―dijo antes de bostezar― ¿pero quién es pareja de quién? ―insistió con su pregunta.

―Jellal Senpai y la señorita Brown ―le sacó de sus dudas el Justine mientras revolvía la salsa de bayas―, o bueno, eso es lo que estaba preguntando.

La cocina se quedó un momento en silencio mientras los dos asistentes miraban atentamente al hombre de la cuestión.

Silencio y curiosidad llenaron el recinto.

―No ―dijo un poco sonrojado al ser el centro de tanto atención―, somos... ―sonrió al recordar la noche anterior y la petición de la actriz― somos amigos.

Los dos asistentes lo miraron con sospecha, esa sonrisa no parecía la de alguien solo amigo.

¿Solo amigos? ―cuestionó el peliverde.

DULCE DESTINOWhere stories live. Discover now