Parpadeó.

"No puedes pintar en el suelo, Jake. ¿No tienes frío?"

Él negó con la cabeza, pero Harry se inclinó a recoger el montón de papeles pintarrajeados.

"Ven conmigo. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?"

"Papi me hizo un sándwich"

"Genial"

"Ahora está durmiendo"

"Muy bien" lo sentó en un extremo de su largo escritorio y apartó los papeles para dejarle espacio "puedes dibujar aquí conmigo, ¿quieres?"

"Sí" Jacob le dedicó una sonrisa. "Gracias, papá"

No hizo ningún ruido mientras Harry hacía llamadas, rodeado de papeles y cálculos. Pidió a la cocinera que le subiera algo de comer, pero fue un Louis sonriente quien apareció en la puerta con una bandeja. Debó la bandeja en su mesa, lo besó en la mejilla sin decir una palabra y desapareció, sin hacer ruido. Harry lo devoró todo y compartió con Jacob un plato de cerezas.

Miró el dibujo que había estado haciendo; un lobo grande, negro, se alzaba sobre otro más pequeño, marrón.

"Papá" murmuró él. Harry bajó la cabeza.

"¿Hm?"

"¿Soy un lobo feroz?"

Parpadeó.

"¿Cómo dices?"

"¿Soy un lobo fuerte? ¿Tú crees que doy miedo?"

Harry pasó una mano por su pelo. Quería besar sus pestañas espesas, sus deditos menudos y sus rizos suaves. Jacob no podría dar miedo ni aunque quisiera; era extremadamente delicado; cuidadoso, tímido y amable con todo el mundo.

Su hijo era un omega con toda probabilidad y Harry sentía un orgullo indescriptible, un amor infinito hacia la miniatura de Louis y suya que lo miraba desde abajo con los ojos brillantes.

Pero la preocupación estaba ahí.

Sabía que mataría con gusto a cualquiera que intentase hacerle daño, y también sabía que sería virtualmente imposible. Siempre habría alguien dispuesto a lastimarlo, y ese pensamiento le quemaba el alma.

"¿Para qué quieres dar miedo, Jake?"

Él se estiró para mirarlo.

"Yo quiero cuidar a papi" susurró. "Quiero ser un lobo feroz y poder protegerlo de los monstruos"

Suspiró. Tragó saliva.

"No tienes que proteger a papi de nada" dijo despacio, en voz baja "yo lo cuido ahora. Y a ti. No tienes que preocuparte, Jake"

Él lo miraba con los ojos muy abiertos.

"¿No hay monstruos?"

Negó con la cabeza.

"Se han ido" murmuró. "Ahora vamos a dibujar otras cosas, ¿vale? Cosas más bonitas"



Jacob acabó volviendo al dormitorio con Louis, que dormitaba en la cama rota y ligeramente inclinada, rodeado de libros que seguramente habría robado de la biblioteca. Los encontró allí a los dos, amontonados, y se quedó sin saliva.

"Gina" le susurró al teléfono que todavía sujetaba "¿puedes arreglar el resto sin mí?"

"Claro. Tengo todas las órdenes. Te enviaré un mensaje cuando acabe"

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