―Señorita Everdeen, usted no me agrada por completo al igual que yo no le agrado a usted, por lo cual creo que lo mejor será que sea directo para hacer esta visita lo más corta y amena posible― dijo señalándome una silla para que tomara asiento, a lo cual obedecí sin rechistar.

―Creo que será lo major.

―Bueno Señorita Everdeen, sólo vine a visitarla para felicitarla por su fama entre los habitantes del capitolio, hace mucho tiempo que un vencedor no causaba tanto revuelo y gracias a este revuelo usted se ha convertido en alguien de quien hablar entre las personas más importantes del Capitolio, muchos desean conocerla en persona, e incluso disfrutar de su compañía― dijo con una sonrisa en su rostro.

―¿Y eso en que me afecta?―pregunte ilusa, puesto que no había comprendido la verdad oculta de sus palabras.

―A lo que me refiero es que desde que usted desde el momento que fue coronada vencedora se convirtió en un bien preciado para el capitolio, un bien que muchos quieren disfrutar sin importar su precio y usted como buena vencedora deberá hacer todo lo que le pida si es que valora su vida y la de sus seres queridos― sentí mi rostro palidecer ante sus palabras― ¿Entendido?―

―Sí― respondí en un susurro.

―Muy bien señorita Everdeen, que bueno que entendió lo que le acabo de decir y espero que siga mis indicaciones al pie de la letra, sería una desgracia que la pequeña Primrose fuera cosechada nuevamente y usted tuviera que ser su mentora― dijo mientras salía de la habitación.

Esa noche una nueva pesadilla acompañó a las antiguas, en esta sentía las manos de un hombre sin rostro sobre mi cuerpo, que a pesar de mi llanto y golpes no dejaba de acariciarme hasta que despertaba de golpe antes de que algo más sucediera.

...

Desde ese día he tenido a diario Esa pesadilla, incluso me atrevo a decir que extraño las pesadillas anteriores puesto que esta sé que pronto será realidad y no podré hacer nada al respecto si quiero seguir protegiendo a Prim.

Antes de que termine la velada un par de agentes de la paz se aproximan a mi diciendo.

―Señorita Everdeen, Acompañenos― dicen tomandome cada uno de los brazos y me obligan a seguirlos, busco a mi mentor y a mi estilista entre los invitados, esperando que sus esfuerzos por salvarme no fueran en vano.

Por desgracia no alcanzo a verlos por ningún lado, por lo cual cierro fuertemente los ojos para reprimir las lágrimas y me dejo escoltar por los agentes hasta un auto que estaba esperándome afuera.

Me obligan a subir y cada uno de ellos se sienta a mi lado cuidando las puertas para evitar que termine arrojandome del carro.

Durante todo el trayecto me la paso con la mirada gacha jugando con mía dedos o la falda de mi vestido, hasta que llegamos a un lujoso edificio y me llevan hasta la habitación de último piso.

Abro temerosa la puerta esperando que la habitación se encuentre vacía, pero como la suerte nunca ha estado de mi lado, me encuentro con un hombre sentado en la orilla de la cama, tiene el cabello teñido de color verde al igual que sus cejas y pestañas, su ojos modificados genéticamente para hacer juego con su cabello y traje.

Da un sorbo a la copa que llevaba en mano, para luego dejarla sobre la mesita de noche y se levanta de la cama para acercarse lentamente a mi.

―Katniss Everdeen, La chica en llamas― dice mientras observa cínicamente mi cuerpo de arriba a abajo.

Cierro fuertemente los ojos y mis puños para ya no verlo y evitar darle un golpe.

―Eres más sexy en persona, pero me pregunto cómo te verás desnuda.

Comienza a besar mi cuello mientras acaricia fuertemente mi trasero sobre la tela del vestido, sus manos comienzan a subir por mi cuerpo y llegan hasta mis pechos los cuales comienza a apretar con fuerza haciendo que un gemido de dolor salga de mis labios.

Él ni se inmuta de mis gemidos de dolor, al contrario acaricia mas fuerte mi cuerpo hasta que comienza a desgarrar la tela de mi vestido hasta dejarlo como un trapo viejo y a mi vistiendo solo mi ropa interior.

Observa mi cuerpo nuevamente y yo tengo que reprimir el deseo de cubrir mi cuerpo de su mirada.

Me arroja contra la cama y al igual que mi vestido desgarra mi ropa interior.

Me dejo hacer por este hombre, desconectando mi mente, ignorando sus caricias y besos, deseando que todo termine pronto.

Lo que me trae de vuelta a la realidad es el desgarrador dolor en mis piernas al mismo tiempo que ese hombre entra en mi.

No puedo evitar gritar de dolor, me comienzo a remover para quitarlo de encima de mi, pero él toma mis muñecas fuertemente sobre mi cabeza a la vez que entra y sale de mi interior.

Con cada embestida el dolor aumenta más al igual que mis gritos, no se cuanto tiempo sigue así hasta que el hombre termina en mi interior y se derrumba sobre mi, aplastándole con su peso.

―Bienvenida al mundo de los vencedores chica en Llamas― murmura en mi oído.

No puedo evitar que una lágrima traicionera salga de mis ojos al escuchar su voz contra mi oído.

Creí que al presentarme voluntaria por Prim era el mayor sectificio de mi vida, pero hoy me di cuenta de que eso era solo el comienzo de los Grandes Sacrificios que tendré que hacer de ahora en adelante.


Grandes Sacrificios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora