7. Cerveza terapéutica.

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          —Ten.

NamJoon le entregó la lata a Hoseok sin demasiada ceremonia, tomándola de la parte de arriba y poniéndosela en la mejilla para que reaccionase al frío de la cerveza. El menor se sobresaltó, por supuesto, y volteó a verle al sujetar la lata mientras NamJoon se sentaba a su lado, dejando que las piernas le colgasen despreocupadamente desde donde estaban; el tejado de la casa que Hope había tenido desde hace muchísimos años, y en donde ambos habían crecido haciendo travesuras.

—Gracias.

Se escuchó el refrescante sonido del gas escapándose cuando Hoseok abrió la lata, y le dio un trago al llevársela a la boca justo después de que NamJoon hubiese hecho lo mismo con la propia, dejando que el alcohol quemase su garganta. El menor de los dos estaba sentado de manera despreocupada, mirando al cielo sin demasiado que decir, y suspirando con fuerza tras haber tomado un trago de la cerveza. Hope siempre había dicho que si bien el alcohol en exceso era malo, el alcohol de vez en cuando era completamente terapéutico y curativo.

Hoseok era su mejor amigo. Le conocía desde que tenía memoria, ya que hacía varios años que había vivido justo frente a la casa en donde estaban. Recordaba haberse escapado varias veces para jugar con Hoseok cuando apenas eran unos niños, y haberse saltado la escuela y varias responsabilidades para subir al mismo tejado y echarse por horas a mirar las estrellas y hablar sobre las niñas, y la vida. Apenas eran unos críos; inocentes, esperanzados, luchadores. Habían crecido teniéndose el uno al otro y a nadie más, porque verdaderamente siempre habían sido Hope y él; porque aún después de la escuela, y después de que se habían convertido en adultos y NamJoon llevaba años sin vivir en esa vieja casa, igual seguían reuniéndose en el mismo lugar, en el mismo techo, para hablar de mujeres y de la vida, y también compartir una "cerveza terapéutica".

—Uff, joder. Pero qué cansancio —indicó Hope, como le decían en las calles, mientras se llevaba una mano al cuello entumecido y estiraba la cabeza de lado a lado, intentando quitarse el dolor. NamJoon le miró de medio lado y sonrió con los labios cerca de la lata, estando divertido por sus pensamientos.

—¿Una noche agitada?

Hoseok rió y negó con la cabeza.

—No es lo que piensas. Solo mucho trabajo —explicó.

Si había una razón por la cual NamJoon no se había dejado influenciar por malos hábitos, no solo era su inteligencia y consciencia acerca de que su salud se vería afectada, sino también la influencia de J-Hope. En el barrio ambos habían crecido, cuando adolescentes, de manera particular; su popularidad aumentó en las calles por sus presentaciones; por la manera en que Hope bailaba y NamJoon rapeaba. Se habían guiado de la música y también habían crecido sanamente, sin ningún tipo de adicción; habían sido los "populares" y "deseados" cuando también eran los más "mojigatos" del barrio, por no consumir drogas o ser demasiado adictos al alcohol. No les interesaba la fama ni la fortuna; no les interesaba el dinero. Les interesaba solo su música, su pasión, y conseguir de vez en cuando el número de una que otra chica que valiese la pena

Hoseok era un rapero, y un increíble bailarín. Había desarrollado el mismo gusto que NamJoon por la música, pero poco a poco su atención se había desviado dese el rap hasta el baile. Ambas eran sus pasiones, y se había presentado en el mismo escenario que NamJoon varias veces, pero Hope era verdaderamente una máquina de baile. Nacido como el mayor de ocho hermanos, siendo la cabeza de la familia, había tenido que madurar demasiado rápido al igual que NamJoon, y ganarse la vida en las calles.

El mayor siempre pensó que tenía demasiado potencial; que Hope tenía todo para poder ser contratado por una compañía de música como bailarín, pero que a pesar de todo había elegido tener más de dos trabajos a medio tiempo que buscar seguir su sueño. A diferencia de él, obtener una beca se le hacía difícil y tampoco tenía nada de dinero para pagar una universidad. La vida de Hoseok estaba estancada, trabajando para alimentar a sus siete hermanos menores y a su madre, quien había enviudado hace muchísimos años.

Underground MonsterWhere stories live. Discover now